martes, 13 de abril de 2010

ZAPATA VIVE

Por Mineko Kia


...Y vive porque todavía hay muchas cosas pendientes que resolver en nuestro país y en nuestra sociedad. Si regresara a la vida, imaginemos al lado de quien caminaría (campesinos y obreros) y a quién a mecate corto se traería (al pelele y toda su oligarquía); en las noticias el peligro él sería (¿les gustan unos sabrosos spots pagados por el CCE?) y quizá hasta en la carcel estaría ('presos políticos: ¡libertad!').

Es por todo esto que resulta irónico y patético que los oligarcas enquistados en las esferas político-empresariales estén duro y dale con aquello de los festejos. Es un absurdo que sean ellos los que quieran que festejemos a héroes revolucionarios o de la independencia cuando fueron individuos con mentalidad similar a la suya las que los persiguieron y los mandaron asesinar. Podría decirse que hoy en día no pueden hacerlo con ciertos líderes sociales en virtud de que se han rodeado de movimientos, quizá no perfectos, pero sí bastante sólidos y públicos, a pesar de que esa publicidad se ha dedicado más a enlodarlos que a dar una visión más imparcial de ellos y sus acciones (Andrés Manuel López Obrador y Martín Esparza, por ejemplo), pero no todos los líderes sociales de hoy en día pueden decir eso, ¿el ejemplo?: la alarmante cantidad de líderes de pueblos campesinos que son levantados y desaparecidos para jamás ser vistos y de esos hay infinidad de ejemplos: en Chiapas, en Guerrero, en Oaxaca, en Atenco mismo. De muchos de ellos ni siquiera se llega a saber sus nombres.

Toda la premisa es una sola y nos lleva a lo mismo: si no te cuadras a lo que dice el sistema que detenta el poder, si no te quedas callado y bien portado a pesar de que te estoy matando de hambre, entonces estorbas, eres incómodo y hay que ver la manera de silenciarte, ya sea amenazándote a tí y a los tuyos, ya sea encarcelándote, ya sea desapareciéndote, ya sea matándote y hasta cancelándote una cuenta en internet (¿o no, mi estimado Pomponio?). La cosa es que tú eres el malo, el rijoso, el violento y si cargas una manta más bien es una narcomanta y a tí es a quien hay que poner quieto.

La lucha de Emiliano Zapata, básicamente, fue por la recuperación de tierras comunales, por justicia y ley campesina y si esas demandas siguen vigentes es porque no solo este justicia no ha llegado a estos sectores, sino que con el TLC la situación de quienes trabajan SUS tierras se ha recrudecido, pues más que trabajarla para ellos mismos (¿no la tierra debe ser de quien la trabaja?), la trabajan y muy mal-baratada a Wal-Mart, Bachoco, Pilgrim's Pride, Pepsico, Coca-Cola, Grupo Cuauhtémoc, entre otros tantos. Estos oligarcas empresariales son el reflejo exacto de los antiguos hacendados y latifundistas (y peor es el caso, pues todavía en algunos estados los latifundios no han desaparecido, sobre todo en lugares en donde el viejo PRI sigue enquistado no como gobierno, sino como caciques. Ulises Ruíz es una muestra de ello).


Desde el norte hasta el sur; desde Cd. Juárez, ya tristemente célebre desde sus mujeres muertas y hoy señalada como la ciudad más violenta del mundo, hasta Chiapas, lugar en donde surgió el movimiento campesino zapatista, todos los sectores de la sociedad, de una manera o de otra, se han visto afectados en su vida, en su familia, en sus bolsillos, en su seguridad, en su tierra, en su trabajo y en su derecho a elegir su forma de gobierno. En nada y ni en ningún aspecto hay visos siquiera de que vivamos en democracia y en equidad y nada nos da una señal de que eso vaya a cambiar. Ahora esperamos el siguiente golpe: la reforma laboral, pero yo sigo teniendo confianza plena en lo que puede lograr la sociedad ya despierta y con conciencia de lo que acontece.

Es verdad, en ocasiones todo puede parecernos desesperadamente lento en virtud de que los dueños del dinero y de los medios siguen caminando, haciendo y deshaciendo y pareciera (reitero: pareciera) que nada los detiene. No me fiaría tanto de eso, al contrario: que se sigan confiando y que nos sigan subestimando. Bien dicen por ahí que hasta torres más altas se han caído. Más allá de esto, voy a opinar otra cosa que puede resultar chocante, pero hasta yo lo tuve que vivir y así lo estoy comprendiendo: mientras no nos quede claro que debemos sumarnos al dolor ajeno porque esa debe ser nuestra condición como seres humanos en todo lo que ello siginifique y dignifique, quizá estos golpes que nos asestan tienen que darse para que así terminemos de reaccionar y de sumarnos y aún a sabiendas de que ésto es mi certeza y mi respuesta a porqué México se encuentra sumido en una crisis sin precendentes en estos momentos, también estoy cierta en algo más: no hay mal que por bien no venga.

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