jueves, 30 de abril de 2015

Materialismo dialéctico y reduccionismo económico: Comentarios finales sobre los círculos de estudio con el Grupo Internacionalista (GI)



Por Jesús Valdez
INTRODUCCIÓN

El presente escrito, data de abril de 2012, dirigido a integrantes del POS, Kanto Libre y activistas independientes, quienes fuimos invitados por un profesor de la sección XXII a una “escuela popular” creada por iniciativa de una doctora simpatizante del GI que anteriormente había realizado activismo en la Casa Autónoma Solidaria Oaxaqueña de Trabajo Autogestivo (CASOTA). Muchos llegamos sin conocer el formato de las reuniones, al final del proceso, Román Néstor de Kanto Libre nos explicó que la doctora había pedido al GI hacer esa escuela popular para invitar a más personas, el formato eran charlas, proyecciones y círculos de estudio.

El POS y los activistas independientes, resolvimos que el trabajo no podía quedarse en la esfera intelectual, así fue que impulsamos con los integrantes de estos círculos de estudio, dos foros sobre la coyuntura electoral, el POS llamando a anular el voto, otros (Boletin Revolucionario y Kanto Libre) llamamos al abstencionismo para no legitimar el sistema electoral. La finalidad, era profundizar el análisis con personas honestas, además de fijar posiciones de cara ante tal coyuntura. Dado que la dirección del GI terminaba por boicotear y montarse en todo el trabajo que realizábamos integrantes del POS, Kanto Libre, Boletín Revolucionario, y las personas más comprometidas. Así fue que mientras nosotros hacíamos los carteles, apartábamos espacios como la UABJO, el edificio sindical de la Sección XXII, realizábamos la pega de los carteles en el sindicato y en las calles del centro; la dirección del GI sólo asistía para atacar al POS, y destruir todo intento de organización. Decidimos cortar por lo sano y coordinarnos con personas que tienden a construir, no a destruir.
Esta primera carta a personas de ideas afines, trata sobre la autonomía, la filosofía hegeliana, y la composición de los sectores de trabajadores en Oaxaca, pues el gurú local del GI (Vladimir) tenía arranques de cólera sobre el propio Hegel, descalificaba las luchas autónomas, y llamaba a los campesinos “costal de papas”, haciendo mal uso de una cita de Carlos Marx (el 18 Brumario de Luis Bonaparte), con más tiempo refutaré esta distorsión haciendo uso de la cita completa en su contexto histórico, pues Marx hablaba de un sector del campesinado francés altamente organizado y revolucionario, mientras que existía otro sector más despolitizado que muchas veces sirvió a la reacción, al que se refirió que sin organización y conciencia, era como un costal de papas.

“Los campesinos parcelarios forman una masa inmensa, cuyos individuos viven en idéntica situación, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones. Su modo de producción los aísla a unos de otros, en vez de establecer relaciones mutuas entre ellos. Este aislamiento es fomentado por los malos medios de comunicación de Francia y por la pobreza de los campesinos. Su campo de producción, la parcela, no admite en su cultivo división alguna del trabajo ni aplicación ninguna de la ciencia; no admite, por tanto, multiplicidad de desarrollo, ni diversidad de talentos, ni riqueza de relaciones sociales. Cada familia campesina se basta, sobre poco más o menos, a sí misma, produce directamente ella misma la mayor parte de lo que consume y obtiene así sus materiales de existencia más bien en intercambio con la naturaleza que en contacto con la sociedad. La parcela, el campesino y su familia; y al lado, otra parcela, otro campesino y otra familia. Unas cuantas unidades de éstas forman una aldea, y unas cuantas aldeas, un departamento. Así se forma la gran masa de la nación francesa, por la simple suma de unidades del mismo nombre, al modo como, por ejemplo, las patatas de un saco forman un saco de patatas. En la medida en que millones de familias viven bajo condiciones económicas de existencia que las distinguen por su modo de vivir, por sus intereses y por su cultura de otras clases y las oponen a éstas de un modo hostil, aquellas forman una clase. Por cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulación puramente local y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unión nacional y ninguna organización política, no forman una clase. Son, por tanto, incapaces de hacer valer su interés de clase en su propio nombre, ya sea por medio de un parlamento o por medio de una Convención. No pueden representarse, sino que tienen que ser representados. Su representante tiene que aparecer al mismo tiempo como su señor, como una autoridad por encima de ellos, como un poder ilimitado de gobierno que los proteja de las demás clases y les envíe desde lo alto la lluvia y el sol. Por consiguiente, la influencia política de los campesinos parcelarios encuentra su última expresión en el hecho de que el poder ejecutivo somete bajo su mando a la sociedad. La tradición histórica hizo nacer en el campesino francés la fe milagrosa de que un hombre llamado Napoleón le devolvería todo el esplendor. Y se encuentra un individuo que se hace pasar por tal hombre, por ostentar el nombre de Napoleón gracias a que el Code Napoléon ordena: “La recherche de la paternité est interdite“1. Tras 20 años de vagabundaje y una serie de grotescas aventuras, se cumple la leyenda, y este hombre se convierte en emperador de los franceses. La idea fija del sobrino se realizó porque coincidía con la idea fija de la clase más numerosa de los franceses.

Pero, se me objetará: ¿y los levantamientos campesinos de media Francia, las batidas del ejército contra los campesinos y los encarcelamientos y deportaciones en masa de campesinos? Desde Luis XIV, Francia no ha asistido a ninguna persecución semejante de campesinos “por manejos demagógicos“. Pero entiéndase bien. La dinastía de Bonaparte no representa al campesino revolucionario, sino al campesino conservador; no representa al campesino que pugna por salir de su condición social de vida, la parcela, sino al que, por el contrario, quiere consolidarla; no a la población campesina, que, con su propia energía y unida a las ciudades, quiere derribar el viejo orden, sino a la que, por el contrario, sombríamente retraída en este viejo orden, quiere verse salvada y preferida, en unión de su parcela, por el espectro del imperio. No representa la ilustración, sino la superstición del campesino, no su juicio, sino su prejuicio, no su porvenir, sino su pasado, no sus Cévennes2 modernas, sino su moderna Vendée3.

Carlos Marx. El 18 brumario de Luis Bonaparte, págs. 207-208


Por su parte Vladimir usó la cita aislada para hacer una alusión general a todos los campesinos de Oaxaca, llamando a no apoyar luchas como las de los comuneros Chimalapas, San Juan Copala, los opositores al Libramiento Sur, a las mineras, pues según su definición “sociológica”, el simple hecho de poseer una parcela, convertía a los campesinos en burgueses; ignorando la lucha la lucha milenaria de los pueblos de Oaxaca por la propiedad colectiva de la tierra, reconocida ahora legalmente como “bienes comunales”. Posterior a esta primera carta, publique una respuesta directa a Vladimir bajo el título “Sobre la cuestión agraria, la autodeterminación de los pueblos y su relación con el pensamiento dialéctico”4. Quedo pendiente la segunda parte de esta respuesta, hay material muy abundante del marxismo y el magonismo sobre el tema, así como saberes milenarios que no podemos menospreciar. Aprovecharé algún espacio de tiempo u otro incidente con Vladimir para continuar con este análisis. Al término del segundo foro sobre la coyuntura electoral, publique una segunda respuesta a Vladimir y sus locuras bajo el título “Los ultraizquierdistas en general y los incurables en particular”4.




Tras romper por lo sano con el grupúsculo de Vladimir, nos seguimos coordinando activistas independientes de la ciudad de Oaxaca y el Valle de Tlacolula con el POS, hormigas libertarias, Nahual Diario, y otros que ocasionalmente coincidimos de manera fraterna. Llegó el año 2013, trabaje la mitad del año en la mixteca oaxaqueña, el Distrito Federal cuando estalló el paro indefinido de la Sección XXII, donde nuevamente nos encontramos en la lucha de clases con los maestros del POS, los integrantes del GI (a pesar de que anteriormente su gurú llamara a abandonar la lucha economicista de la XXII para formar el partido revolucionario), el compa David Venegas, Adán Mejía y el variopinto activismo chilango y oaxaqueño. Haciendo un balance de todos estos acontecimientos, Manolo del POS decía que los oportunistas (el GI) habían reculado en todas sus posiciones y terminaron por adoptar las nuestras, pues en primer lugar descalificaron al campesinado y terminaron yendo no como su vanguardia, sino como su retaguardia, descalificaron al movimiento contra la imposición y terminaron asistiendo a la II Convención Nacional Contra la Imposición en Oaxaca, descalificaron al magisterio, y terminaron yendo detrás suyo. Le comentaba a Manolo que esas generalizaciones no provenían tanto de activistas valiosos del movimiento del 2006 que ahora militan en el GI, sino de su dirección “clarividente”. Fue por ello, que a pesar de que no nos coordinamos con ellos, al asistir a una reunión con compañeros del Frente de Trabajadores del IMSS, YoSoy132 Salud y otros activistas en el plantón de la CNTE en el monumento a la revolución, se me hizo una buena idea enlazar a los médicos que militan en el GI con estos compañeros e intentar algo en Oaxaca, supe que se entrevistaron un par de veces con los compañeros del IMSS, pero las cosas fueron más allá y construyeron una formidable coordinación que le está haciendo frente a las venideras reformas en el sector salud (a pesar de Vladimir), pensé que los médicos aprenden y tienen más experiencia en la lucha directa, en la construcción de acuerdos y acciones que el propio Vladimir, pienso que no me equivoqué y que las cosas saldrán bien a pesar de la dirección del GI… o terminará por reventar la coordinación para conservar a sus cuadros. De cualquier modo, lo urgente es con o sin el GI, hacerle frente a estas reformas que nos afectarán a todos los trabajadores con y sin sindicato.

En la presente edición, complemento algunas citas que faltaban de Hegel, Marx y Engels sobre la dialéctica de la historia, lo cual hace el presente trabajo, un poco más extenso que el original.

Abril de 2015

1 Queda prohibida la investigación de la paternidad.
2 Cévennes: zona montañosa de la provincia francesa de Languedoc, donde se alzaron los campesinos en La insurrección, provocada por las persecuciones a los protestantes, adquirió un acusado carácter antifeudal.
3 Alusión al motín contrarrevolucionario de la Vendée (provincia occidental de Francia), levantado en 1793 por los realistas franceses que utilizaron a los campesinos atrasados de esta provincia para luchar contra la revolución francesa.

4 Sobre la cuestión agraria, la autodeterminación de los pueblos y su relación con el pensamiento dialéctico.
5 Los ultraizquierdistas en general y los incurables en particular

1.     Sobre el círculo de estudios de los lunes


Coincidiendo con el balance positivo de este círculo, me parece de vital importancia el debate sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, los movimientos y tendencias hacia la autonomía; y la actitud de los socialistas hacia estos movimientos. Este mismo debate ha iniciado en el Sector Nacional de Trabajadores Adherentes a la Otra, aunque de una manera muy informal se venía perfilando desde el año pasado, ahora se viene convirtiendo en un particular concreto. Es que muchos compañeros dentro del Sector Nacional, nos consideramos socialistas y tenemos como uno de nuestros principales referentes el comunismo y la obra de Carlos Marx y Lenin. Personalmente reivindico las tesis de León Trotsky, aunque todavía existe este análisis dentro del sector en tanto todos rechazamos el estalinismo, existe una tendencia mayoritaria que al igual que partiendo del análisis de Raya Dunayevskaya sobre la revolución rusa, sostienen que la URSS fue un capitalismo de estado. Esto se ha venido analizando en los libros de esta autora en los círculos de estudio del sector de trabajadores (Marxismo y Libertad, Filosofía y Revolución, Rosa Luxemburgo, la liberación femenina  y la filosofía marxista de la revolución), como en el Centro Autónomo de Capacitación y Formación Política de l@s Trabajador@s de La Otra Campaña (CAPCFPTLOC) derivado de la última Asamblea Nacional Obrera de La Otra Campaña, celebrada el 19 y 20 de noviembre de 2011 en el Sindicato de Uniroyal.

Estamos, al igual que en este círculo de estudio de los lunes, clarificando nuestra posición respecto de los temas antes señalados (autonomía, derecho de las naciones a la autodeterminación). Ya desde septiembre de 2010, cuando estudiábamos colectivamente el libro “Marxismo y Libertad”, recordábamos la controversia de Lenin contra Bujarin sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, esto cobró especial importancia en 1916, cuando en el día de Pascua, los trabajadores de Irlanda proclamaron la República Irlandesa, a la vez que tomaron edificios gubernamentales en un movimiento insurreccional de barricadas, tomando la oficina general de correos, el parque Seven Green, los “Four Courts”, puentes y posiciones de ventaja en las azoteas. Era la rebelión contra el imperio británico, existía ya de tiempo un debate con la revolucionaria Rosa Luxemburgo sobre el tema señalado (el derecho de las naciones a la autodeterminación), los oportunistas y las alas burguesas de los movimientos de trabajadores retomaron a pies juntillas los argumentos de esta teórica revolucionaria, sin embargo Lenin hacía una diferencia clara entre la revolucionaria y los teóricos malintencionados. Fue entre febrero y mayo de 1914 que elaboró un documento llamado “El derecho de las naciones a la autodeterminación”, respuesta a los socialchovinistas, liquidacionistas, bundistas, y principalmente la respuesta va dirigida a Rosa Luxemburgo.  
“En Europa Oriental y en Asia, la época de las revoluciones democráticas burguesas no comenzó hasta 1905. Las revoluciones de Rusia, Persia, Turquía y China, las guerras en los Balcanes: tal es la cadena de los acontecimientos mundiales ocurridos en nuestra época en nuestro "Oriente". Y en esta cadena de acontecimientos sólo un ciego puede no ver el despertar de toda una serie de movimientos nacionales democráticos burgueses, de tendencias a crear Estados independientes y unidos en el aspecto nacional. Precisa y exclusivamente porque Rusia y los países vecinos suyos atraviesan por esa época necesitamos nosotros en nuestro programa un apartado sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación.”

Es evidente que de manera análoga, en el Estado de Oaxaca, ya existían naciones desde antes de la conquista, la independencia y la Revolución Mexicana. Me parece despectivo llamarlas pre-naciones, ni siquiera podría llamárseles naciones pre-burguesas, pues eso es lo que los capitalistas quieren, ni siquiera eso, pues apuestan a su destrucción con los programas educativos dictados por el FMI, OCDE, Banco Mundial de saqueo, deuda y financiamiento de ONG´s, como de grupos paramilitares. En Oaxaca y alrededor de todo el territorio mexicano existen la nación zoque, huave, zapoteca, triqui, mixteca, yaqui, etcétera.

Resulta análogo este análisis, pues ya lo veíamos desde 2010 (muy tarde por cierto), Eugene Gogol (sobrino de Raya Dunayevskaya) y su servidor, la necesidad de replantear y comprender la realidad inmediata de nuestros centros de intervención, así como de las luchas concretas que se desarrollan dentro y fuera de las fronteras de la nación ¿democrático?-burguesa llamada México. Rápidamente cito un pasaje de un documento de análisis sobre el Programa Nacional de Lucha que estamos debatiendo, analizando, construyendo y proponiendo a los trabajadores de nuestro país, en el que hablo sobre este tema.

“A los trabajadores compete expropiar, confiscar, reapropiarse, conquistar los medios de producción que hasta ahora están bajo el control monopolista del capital industrial, financiero, bancario, de los terratenientes, caciques, personajes oscuros y ladrones de la política nacional, para que éstos puedan ser socializados y destinados al disfrute general de toda la población.

También esto aplica a las luchas por la autonomía de los pueblos, de las que hemos aprendido en el curso de esta lucha por nuestra liberación, de los zapatistas insurrectos, de las bases de apoyo en Chiapas, de San Juan Copala en Oaxaca, Vícam en Sonora y muchos más que bien merecen ser conocidos por todo el mundo por su carácter heroico. El Estado desplaza su fuerza militar y paramilitar, usa la represión en todas sus formas para cualquier intento de formación en la vida práctica de independencia de clase, autonomía y autodeterminación de los pueblos, pues estos esfuerzos constituyen una afrenta para las ambiciones del capital personificado en oscuros personajes y sus lacayos: los caciques locales, pero sobre todo al sistema capitalista como sistema de relaciones sociales de distribución desigual y del trabajo de la gran mayoría para el disfrute de una pequeña minoría. Podemos y debemos aprender de estos esfuerzos de autodeterminación, pues estos, como las huelgas generales son los ensayos, fermentos, bacilos de la revolución, como lo explica Lenin:

“La dialéctica de la historia es tal que pequeñas naciones, desprovistas de poder como un factor independiente en la lucha contra el imperialismo, juegan un papel de fermentos, de bacilos, que ayudan a que aparezca en escena el verdadero poder contra el imperialismo, es decir, el proletariado socialista”.

“Imaginar que la revolución social es concebible sin las revueltas de pequeñas naciones en las colonias y en Europa… significa repudiar la revolución social” Obras escogidas, tomo V, p. 303

Debemos comprender sin dogmatismos y sin sectarismos las particularidades del desarrollo histórico de las luchas concretas, dejar que se realice el movimiento de la práctica hacia la teoría con luchas recientes como la de Cherán en Michoacán, la experiencia del Túmin en Veracruz, aprender y seguir aprendiendo de la rica experiencia práctica que la lucha de nuestra clase va aportando, no sólo de los análisis sesudos de los teóricos. Comprender también que muchos territorios originarios se consideran a sí mismos como naciones, por ejemplo en Sonora la nación Yaqui, en Oaxaca la nación triqui, la nación cuicateca, chinanteca, mazateca, mixe, zoque, huave, zapoteca, mixteca, algunas de las cuales van más allá del territorio oaxaqueño y que incluso cuando emigran hacia otros estados o hacia los Estados Unidos conservan la lengua madre para comunicarse entre sí.

Aquí no es una cuestión menor mencionar que dentro de las fronteras de la URSS había 15 repúblicas, 100 nacionalidades y 400 grupos étnicos*. Setenta millones de personas vivían fuera de sus repúblicas, la comunicación entre naciones y repúblicas tenía sentido y favorecía los intereses de todos los pueblos. Con la ruptura de la URSS y la incursión de la inteligencia norteamericana para financiar conflictos interétnicos aunado a la tendencia contrarrevolucionaria de la burocracia que provocó la caída de la URSS propició que ahora los capitalistas monopolistas se hicieran del poder. Estos señores, en los años 90´s trataron de romper (con efectos catastróficos para la gente) los lazos económicos naturales entre las repúblicas y naciones que compusieron la URSS. Tampoco es una cuestión menor mencionar que este fue uno de los factores decisivos para la unidad de todos los pueblos en la revolución socialista, antes y después de las insurrecciones de 1917, mientras que el imperialismo destinaba desde entonces dinero y armas para enfrentar a las comunidades entre sí para acabar con el proyecto de la revolución en Rusia tratando de evitar de que esta se consolidara y extendiera a otras partes del planeta la revolución socialista internacional. En resumen, vemos como el capital trata de acotar primero las luchas en locales, fomentar la división de las comunidades para poder continuar su proceso de despojo, y donde ya despojó a los pueblos de todo, trata de mantener su dominio.

 *Ted Grant. Rusia, de la revolución a la contrarrevolución, página 397-398.




Hombres, mujeres y niños autónomos de San Juan Copala durante la Marcha del Retorno acompañados por triquis de otras comunidades autónomas, solidarios en general e integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y del Sector Nacional de Trabajadores del Campo, la Ciudad y el Mar Adherentes a LOC

A este respecto, quienes somos parte del Sector Nacional de Trabajadores de LOC y residimos en Oaxaca, propusimos para las resoluciones de la Asamblea Nacional Obrera de fines de 2011 los siguientes puntos:
1)    El apoyo a las luchas de autonomía y autodeterminación de los pueblos originarios de México y el mundo. Esto fomentará la comunalidad (enemiga principal del despojo capitalista y sus patrones de comportamiento individualistas) y deberemos apoyar las luchas contra los caciques locales, para esto deberemos buscar el apoyo en masa de comunidades vecinas para vencer a las autoridades asesinas de los diferentes municipios.
2)    En los lugares que no han entrado a la lucha contra el capital: Apoyo a proyectos comunitarios que fomenten la unidad, toma de conciencia en los planos político, organizativo, ambiental, salud, la autodeterminación y la independencia de clase en todos los aspectos.
3)    Asumir que los campesinos medios y la pequeña burguesía de las ciudades no son nuestros enemigos, estos oscilan entre la burguesía y el proletariado, entre el jornalero, el peón, y el cacique; ya que son mitad propietarios y mitad trabajadores, oscilan entre el trabajo y el capital. Serán nuestros enemigos sólo en caso que apoyen firme y consistentemente a la burguesía y a los caciques.
4)    Respecto a las cooperativas pasa algo similar a la situación de los sindicatos. En su caso concreto, no dejan de ser presas del mercado mundial cuando se enfocan a la exportación, son un paso hacia la sociedad del fututo, más no significan una transición definitiva en la medida que el capitalismo siga vivo y al acecho.
5)    Participar en luchas sindicales, en la defensa de los sindicatos encaminando la unión de los trabajadores dentro y fuera de los sindicatos para una lucha más generalizada, no renegar de la huelga, el paro y la barricada, como tampoco renegar de la necesidad de una ofensiva contra el capital en nuestro país y donde haga falta.
6)    En  materia de derechos humanos, no esperemos la justicia desde arriba, combatimos y seguiremos combatiendo todo tipo de abusos contra las trabajadoras y los trabajadores, principalmente contra el machismo, las violaciones, robo y secuestro.
7)    Todos los esfuerzos se deben dirigir a la lucha definitiva contra el capital sin perderse, sin engañarse, de ahí la importancia de la claridad ideológica que debe ser reflejada en nuestro programa de lucha tendiendo puentes de una fase a otra a través de la movilización y la organización.

Esto comprendiendo que en nuestro Estado de Oaxaca, no existe proletariado industrial (salvo los de la cervecera Corona en Tuxtepec), sino que en las comunidades existe todavía el sistema de peonaje, de sometimiento a las cabeceras municipales, a los caciques, a las empresas invasoras y despojadoras. Si existe en cambio un proletariado que se reconoce como tal (al menos de palabra) que son los profesores de la Sección XXII, o los agremiados a los sindicatos de la salud, de burócratas, que si bien son trabajadores, no son de fábrica. Lo que sí existe son trabajadores del campo (jornaleros, peones), de la ciudad (una gran mayoría de asalariados del sector servicios, comerciantes, meseros, mozos que trabajan en tiendas o son contratados para quehaceres domésticos de las familias que tienen negocios en la Ciudad de Oaxaca) y el mar (pescadores, meseros de restaurantes, pequeños comerciantes). Valdría la pena conocer más a fondo y de manera estadística estas cifras, no para satisfacer nuestra morbosidad, sino como un fin científico, como un deber de quienes pretendemos contribuir a la transformación radical de la sociedad entera. Ello sin dejar de señalar que Oaxaca es multiétnica, multicultural, y es un estado considerado megabiodiverso por los biólogos. Alguna vez escuchaba en un camión a un anciano que mencionaba que los oaxaqueños nos sentimos pobres, pero que somos como aquel hombre que se siente pobre parado sobre una montaña de riqueza natural, mientras que la gente de las grandes urbes, son quienes se sienten ricos cuando bajo sus pies todo está destruido (los mantos acuíferos, los ecosistemas en lo general). De ahí la importancia de lo mencionado por Federico Engels en sus “Principios del Comunismo”: abolir la contradicción ente el campo y la ciudad, es decir, que existan terrenos de cultivo y producción de alimentos desde las ciudades (ojo, producir, no solo procesar alimentos que es diferente), mientras que en el campo existan tecnologías, educación y salud.
En Oaxaca si existe la lucha de clases, caciques contra campesinos sin tierra, pequeños comerciantes contra los grandes consorcios, quienes a través del también racista Gobierno del Estado de Oaxaca, los criminaliza, es decir, comete el trabajo en un delito por no estar reglamentado por el Estado tirano. Existe la lucha de los profesores contra el Estado – patrón, que no es una directa lucha de clases, aunque ambos bandos se deberían reconocer como representantes de un estamento, o mejor dicho clase social. El Estado – patrón se debería reconocer públicamente como representante, como sirviente de los intereses de los empresarios que acechan para privatizar y convertir en un negocio la educación. Los profresores, defienden la educación para las comunidades originarias, no como un negocio, sino como un derecho, no como una imposición, sino como una herramienta de desarrollo integral, no como una herramienta de mercado. Lástima que en estos últimos puntos muchos profesores no son consecuentes, el Gobierno del Estado si ha hecho su papel de defender a los empresarios, a la enana, estúpida, ignorante y retrógrada burguesía oaxaqueña.

II. Sobre el positivismo “marxista”




Respecto a la duda que planteaba hoy sobre la rueda de la historia, ahora recuerdo que habíamos redefinido mi esposa y yo cuál sería nuestra posición ante la tecnología, esto en torno al particular concreto de las problemáticas de nuestro pueblo. Coincidimos y concluimos en que las medidas tecnológicas que mejoren las condiciones de vida de la población sin que estas a largo plazo traigan más perjuicios que beneficios o que destruyan los medios primarios de vida (los recursos naturales, también o mejor llamados medios de producción). Recordábamos los “Manuscritos económico-filosóficos de 1844” de Carlos Marx, donde el autor sentencia “si se va a tener un principio diferente hacia la vida y otro hacia la ciencia, se va a vivir en una mentira”. Esto lo traigo a debate, pues como les comentaba, estoy en contra del materialismo vulgar que raya en el positivismo acrítico que considera a la tecnología o la industria como benéfica en todos los casos, posición también llamada “tecnolatría” por el físico y filósofo marxista argentino Ernesto Sábato (véase Apologías y Rechazos). Ello es una generalización muy vulgar que denotaría ignorancia y sí, mucho desprecio hacia las comunidades originarias, sus formas ancestrales de conservar los medios de producción, la medicina natural, así como partes muy importantes de la cultura. Resulta muy divertido que ahora las grandes transnacionales anden tras estos conocimientos para convertirlos en “marca registrada” como los productos Chaya Michan y demás corporaciones naturistas capitalistas, o incluso los gringos que han ido a los Chimalapas para rescatar sus saberes milenarios en medicina natural, de donde se llevaron varias plantas que fueron obsequiadas por los chimas, el pequeño detalle, es que no resistieron climas ajenos y tampoco les dijeron en qué estaciones, bajo que cuidados tenían que sembrarse algunas semillas que también les obsequiaron.

Finalizo con este breve pasaje del libro “El poder de la Negatividad” de Raya Dunayevskaya, en el apartado “La dialéctica hegeliana y la lucha por la libertad en la década del sesenta”, una conferencia con intelectuales marxistas, no marxistas, blancos, negros, principalmente del movimiento Black Power y por los derechos de la “minoría” más grande de los Estados Unidos en ese entonces (1968):
Si el gobierno piensa que debido a algunos astronautas héroes vamos a olvidar la guerra, el racismo, la pobreza y que el mundo necesita alguna reconfiguración, vamos a tener que decirles las cosas como son. Ante todo está el HOMBRE y el TRABAJO. No es la luna que bajó a vernos. Somos nosotros los que subimos a observar la luna, y los aparatos que han ido a esta no son solamente un asunto de la ciencia. De hecho, la razón por la cual se puede ir a la luna pero no se puede resolver el problema de la vivienda justamente aquí en un barrio marginal, se debe a que siempre ha existido, en la sociedad de clases, la división entre la ciencia y la vida.
Y Marx vio hace muchos, muchos años, hace ya más de 130 años, que si se va a tener un principio diferente hacia la vida y otro hacia la ciencia, se va a vivir en una mentira. Y es esto, justamente, lo que hemos estado viviendo todos estos años, por lo que hay razones para que exista esta gran división.

Toda la historia de la humanidad podría elaborarse justamente sobre la base de la historia del trabajo. Aun si excluimos la ciencia (lo cual no podemos hacer), todavía sería un hecho que no son los aparatos solos los que van a la luna sino lo que el trabajo ha creado. El trabajo ha creado las cosas primarias sobre la tierra, lo que realmente hace que el mundo funcione: comida, cobija, vestimenta. El trabajo lo ha creado todo. Pero no piense que porque el hombre trabajador ha creado todo esto, la única cosa que puede hacer es trabajo manual. Eso es lo que los capitalistas quieren que ustedes piensen.

Hay otro tipo de trabajo además del manual – la actividad intelectual y esta actividad intelectual no está restringida a los intelectuales. De hecho, lo que generalmente ellos piensan proviene de este movimiento desde abajo. Lo más importante es que los trabajadores tengan sus propias ideas y las ideas que piensan los trabajadores son las ideas que mueven el mundo. 

Todo se resume en una palabra: libertad. No existe idea que tenga alguna importancia a menos que sea la idea de cómo alcanzar la libertad. Toda la historia del hombre son diversos estadios de la lucha por la libertad, y aunque el capitalismo pueda ser mejor que la esclavitud, tenemos un gran trecho que avanzar. Así – en primer lugar tenemos el trabajo como la actividad manual, en segundo lugar, el trabajo como actividad mental.  Lo que hace que todo cambie es cómo y por qué medios, se puede llegar a la libertad, a las masas que activamente avancen hacia la libertad.

Si Marx decía que Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. (…) Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua.”1 Hoy, la burguesía ha convertido esas fuerzas productivas en fuerzas destructivas de los medios de producción, de los recursos naturales, que son la base, la materia prima para la subsistencia de la humanidad. Por lo que “la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar”2, nosotros somos quienes tenemos que construir ese mañana, el derrocamiento de la burguesía desde la base misma de la producción hacia la transformación socialista de la humanidad, que signifique no destruir los medios de producción, la madre naturaleza, sino aprender a asumirnos como parte de un medio natural, pues “bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización.”3

1, 2 y 3 Introducción a la Crítica de la Economía Política. Carlos Marx.


IV

¿Es cierto que Marx reduce todo a lo económico desechando el “abstruso” y abstracto hegelianismo?




Es antiguo prejuicio, afirmación que se ha hecho trivial, que el hombre se distingue del animal por el pensamiento; puede parecer trivial, pero también puede parecer extraño que haya necesidad de recordar esta antigua creencia. Y, sin embargo, parece que es necesario, a causa de las corrientes modernas, que se complacen separar el pensamiento  del sentimiento hasta llegar a presentarse como enemigos, como si el sentimiento fuese desnaturalizado, manchado y hasta aniquilado por el pensamiento.

El haber descuidado tener presente la diferencia propia de la filosofía respecto del pensamiento, ha sido ocasión de las más groseras opiniones y de los reproches que consiguientemente le han dirigido.

Pero una cosa es tener sentimientos y representaciones determinados y compenetrados por el pensamiento, y otra tener pensamientos sobre ellos. Sólo los pensamientos, producidos por la reflexión sobre aquellos modos de la conciencia, constituyen lo que se llama reflexión, razonamiento, etcétera, y también filosofía. Hegel, enciclopedia de las ciencias filosóficas, parágrafo 2.

Me llamó la atención sobre la reunión del lunes 17 de abril con otros activistas, el hecho de que Vladimir del GI señalara que Marx al inicio de sus estudios se concentró en lo filosófico, y después evolucionó hacia lo económico. Esto lo vengo escuchando desde que yo tenía 17 años en voz de maoístas y estalinistas, pero me parece raro viniendo de alguien que se reivindica parte del movimiento trotskista, las obras de Trotsky han defendido a capa y espada la dialéctica marxista, baste mencionar sus polémicas contra Max Schatman y James Burnham, quienes en el seno del partido socialista norteamericano (Socialist Workers Party) abogaban porque la abstrusa e idealista dialéctica hegeliana, fuera extirpada del lenguaje marxista, incluso la llegaron a comparar con la religión. El primer “marxista” en levantar la voz contra el abstruso hegelianismo, fue Eduard Bernstein, quien de inmediato fue combatido por Rosa Luxemburgo en su Reforma y Revolución. Desgraciadamente quienes han llamado a abandonar la dialéctica hegeliana han terminado en el basurero de la historia jugando un papel funesto, dígase Benstein, Bujarin, Plejanov, o el mismo Stalin con su camarilla. Ese análisis histórico lo abordaré más a fondo en un próximo artículo, mientras tanto, me remitiré a señalar algunos aspectos del reduccionismo económico y los ataques contra la dialéctica de Vladimir citando la “Miseria de la Filosofía”, cuando en realidad se trataba de la onceava tesis sobre Feuerbach. Donde Marx aparentemente renuncia a la filosofía, hecho que desmentiré más adelante:

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Carlos Marx, Tesis sobre Feuerbach

“Sin teoría revolucionaria, tampoco puede haber práctica revolucionaria, sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia, puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia” Lenin. ¿Qué hacer?, 1902

El marxismo se diferencia del tanto del racionalismo puro y abstracto (que rechaza cualquier sentimiento en el análisis para evitar que este interfiera con la razón), como del positivismo, que trata a las ciencias sociales como si estas se pudieran tratar con el mismo método de las ciencias empíricas o experimentales, o mejor dicho de las ciencias “naturales” (ahora llamadas ciencias básicas) como la física, la química, la biología, y sus combinaciones. Por otra parte, el análisis positivista, se contenta con el simple percibir de los hechos, sin tomar partido en ningún fenómeno social en pos de no manchar el nombre de la ciencia. Por el contrario, el marxismo es una ciencia tanto teórica como práctica, racional y empírica, una filosofía revolucionaria que no se contenta con el saber contemplativo, pues parte de la lucha de los trabajadores, desde el estudio de la sociedad de clases en Roma, la edad media, concluyendo que la historia de la humanidad es la lucha de clases (Manifiesto Comunista), pasando para análisis posteriores de la práctica concreta de los trabajadores (las revoluciones de 1848 a 1951 en Alemania, Francia, Italia y Hungría) para concluir (en la teoría, partiendo de la experiencia práctica) que el partido obrero revolucionario debía actuar (en lo que hoy llamamos frente único)  con los partidos de la democracia pequeñoburguesa cuando se trataba de derrotar la coalición aristocrático-liberal, mientras que en todas las demás cuestiones, debía actuar de manera independiente bajo la consiga de la revolución permanente, es decir, no detenerse en la revolución democrático burguesa, sino “hacer la revolución permanente, mantenerla en marcha hasta que todas las clases poseedoras y dominantes sean desprovistas de su poder, hasta que la maquinaria gubernamental sea ocupada por el proletariado y la organización de la clase trabajadora de todos los países  esté tan adelantada que toda rivalidad y competencia  entre ella misma haya cesado y hasta que las más importantes fuerzas de producción estén en manos del proletariado. Para nosotros, no es cuestión de reformar la propiedad  privada, sino abolirla; paliar los antagonismos de clase, sino abolir las clases; mejorar la sociedad existente, sino establecer una nueva.”(Carlos Marx. Circular del Comité Central a la Liga Comunista, 1850, también conocida como Mensaje a la liga de los comunistas).

Así también, la revolución francesa de 1848-1851 fue objeto de estudio para Carlos Marx, la comuna de París, fue inspiración para el trabajo libremente asociado plasmado en El Capital en contraposición al trabajo enajenado.

Dicho esto, el marxismo no es una ciencia imparcial, sino una filosofía revolucionaria, considero que es importante debatir el marxismo de Marx, desde sus bases, pues la piedra angular de sus análisis, es la dialéctica hegeliana, Dunayevskaya lo llama “la fusión del materialismo con el idealismo”, haciendo alusión a las conclusiones de Hegel sobre la abolición de la contradicción entre concepto y realidad, retomando los cuadernos filosóficos de Lenin hechos en 1914. En realidad, esta abolición de la abolición entre concepto y realidad, lo maneja Hegel también en su lógica menor, la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas; obra de la cual Marx opina:

“Lo más destacado en la Fenomenología de Hegel y su conclusión final – esto es, la dialéctica de la negación como principio de movimiento y generación- es que primero él… aprehende de este modo la esencia del trabajo y comprende al hombre objetivo- verdadero, pues es el hombre real, en la circunstancia de que Hegel… captó la esencia del trabajo… la verdadera actividad que relaciona al hombre, como un resultado de la historia” Carlos Marx. Crítica de la dialéctica hegeliana


¿Reduccionismo económico?

“Mi primer trabajo, emprendido para resolver las dudas que me asaltaban, fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción vio la luz en 1844 en los "Deutsch-Französische Jahrbücher" [5], que se publicaban en París. Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de «sociedad civil», y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la Economía Política.

En Bruselas, a donde me trasladé en virtud de una orden de destierro dictada por el señor Guizot, hube de proseguir mis estudios de Economía Política, comenzados en París. El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social.  Carlos Marx, introducción a la  Contribución de la crítica de la economía política. 1859”     

Los críticos de Marx y Engels, siempre los acusaron de reducir todo a lo económico, de esta misma interpretación parten los estalinistas, y ahora Vladimir. Federico Engels desmintió el reduccionismo económico que se le atribuía tanto a él como a Marx en vida en sus cartas y escritos, particularmente en “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”, así como en otra carta más específica a José Bloch, fechada 21-22 de septiembre de 1890, de la cual reproduzco algunos fragmentos:

"Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta y absurda"

La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levanta, ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma. De otro modo, aplicar la teoría a un época histórica cualesquiera sería más fácil  que resolver una simple ecuación de primer grado.

Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra historia, pero la hacemos, en primer lugar, con arreglo a premisas y condiciones muy concretas. Entre ellas, son las económicas las que deciden en última instancia. Pero también desempeñan su papel, aunque no sea decisivo, las condiciones políticas, y hasta la tradición, que merodea como un duende, la cabeza de los hombres.

Además, me permito rogarle que estudie usted esta teoría en las fuentes originales y no en obras de segunda mano; es, verdaderamente, mucho más fácil. Marx, apenas ha escrito apenas nada, en que esta teoría no desempeñe ningún papel. Especialmente, el 18 Brumario de Luis Bonaparte es un magnífico ejemplo de aplicación de ella. También en El Capital se encuentran muchas referencias. En segundo término, me permito remitirle también a mis obras La subversión de la ciencia por el señor Düring y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, en las que se contiene, a mi modo de ver, la posición más detallada del materialismo histórico.

El que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo. Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se negaba, y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de acciones y reacciones. Pero, tan pronto se trataba de exponer una época histórica y, por tanto, de aplicar prácticamente el principio, cambiaba la cosa, y ya no había posibilidad de error.

Desgraciadamente, ocurre con harta frecuencia que se cree haber entendido totalmente y que se puede manejar sin más una nueva teoría por el mero hecho de haberse asimilado, y no siempre exactamente, sus tesis fundamentales. De este reproche, no se hallan exentos muchos de los nuevos <> y así se explican muchas de las cosas peregrinas que han aportado.

*El texto citado, se puede encontrar en el tomo III de las Obras Escogidas de Marx y Engels, de la Editorial Progreso

Por su parte, Marx, desde la sagrada familia, y posteriormente en su 18 brumario, aclara su posición respecto de la historia como algo producido, la actividad propia del hombre:

“La historia no hace nada; no posee riquezas colosales, no libra ninguna batalla. Es más bien hombre – el hombre real vivo – el que actúa, posee y lucha. No es de ninguna manera la historia la que utiliza al hombre como un medio para llevar a cabo sus fines, como si se tratara de otra persona; por lo contrario, la historia no es más que la actividad propia del hombre en persecución de sus propios fines.” La Sagrada Familia.

Marx afirma en su 18 Brumario que “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”. Estos no son agentes involuntarios ni títeres de la historia, sino que la lucha de tendencias, partidos y fuerzas sociales en disputa, los hombres y mujeres reales, concretos, no ficticios ni teóricos, son los que construyen la historia y determinan su devenir, o al menos influyen en que este se transforme. Por su parte, Engels en su Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, complementa las mismas ideas que dan vida al materialismo histórico y dialéctico:

“Los hombres hacen su historia, cualesquiera que sean los rumbos de ésta, al perseguir cada cual sus fines propios con la conciencia y la voluntad de lo que hacen; y la resultante de estas numerosas voluntades, proyectadas en diversas direcciones, y de su múltiple influencia sobre el mundo exterior, es precisamente la historia.” (…) Ahora bien, la historia del desarrollo de la sociedad difiere sustancialmente, en un punto, de la historia del desarrollo de la naturaleza. En ésta —si prescindimos de la reacción ejercida a su vez por los hombres sobre la naturaleza—, los factores que actúan los unos sobre los otros y en cuyo juego mutuo se impone la ley general, son todos agentes inconscientes y ciegos. De cuanto acontece en la naturaleza —lo mismo los innumerables fenómenos aparentemente fortuitos que afloran a la superficie, que los resultados finales por los cuales se comprueba que esas aparentes casualidades se rigen por su lógica interna—, nada acontece por obra de la voluntad, con arreglo a un fin consciente. En cambio, en la historia de la sociedad, los agentes son todos hombres dotados de conciencia, que actúan movidos por la reflexión o la pasión, persiguiendo determinados fines; aquí, nada acaece sin una intención consciente, sin un fin deseado. Pero esta distinción, por muy importante que ella sea para la investigación histórica, sobre todo la de épocas y acontecimientos aislados, no altera para nada el hecho de que el curso de la historia se rige por leyes generales de carácter interno. También aquí reina, en la superficie y en conjunto, pese a los fines conscientemente deseados de los individuos, un aparente azar; rara vez acaece lo que se desea, y en la mayoría de los casos los muchos fines perseguidos se entrecruzan unos con otros y se contradicen, cuando no son de suyo irrealizables o insuficientes los medios de que se dispone para llevarlos a cabo. Las colisiones entre las innumerables voluntades y actos individuales crean en el campo de la historia un estado de cosas muy análogo al que impera en la naturaleza inconsciente. Los fines que se persiguen con los actos son obra de la voluntad, pero los resultados que en la realidad se derivan de ellos no lo son, y aun cuando parezcan ajustarse de momento al fin perseguido, a la postre encierran consecuencias muy distintas a las apetecidas. Por eso, en conjunto, los acontecimientos históricos también parecen estar presididos por el azar. Pero allí donde en la superficie de las cosas parece reinar la casualidad, ésta se halla siempre gobernada por leyes internas ocultas, y de lo que se trata es de descubrir estas leyes.

Por tanto, si se quiere investigar las fuerzas motrices que —consciente o inconscientemente, y con harta frecuencia inconscientemente— están detrás de estos móviles por los que actúan los hombres en la historia y que constituyen los verdaderos resortes supremos de la historia, no habría que fijarse tanto en los móviles de hombres aislados, por muy relevantes que ellos sean, como en aquellos que mueven a grandes masas, a pueblos en bloque, y, dentro de cada pueblo, a clases enteras; y no momentáneamente, en explosiones rápidas, como fugaces hogueras, sino en acciones continuadas que se traducen en grandes cambios históricos. Indagar las causas determinantes de sus jefes —los llamados grandes hombres— como móviles conscientes, de un modo claro o confuso, en forma directa o bajo un ropaje ideológico e incluso divinizado: he aquí el único camino que puede llevarnos a descubrir las leyes por las que se rige la historia en conjunto, al igual que la de los distintos períodos y países. Todo lo que mueve a los hombres tiene que pasar necesariamente por sus cabezas; pero la forma que adopte dentro de ellas depende en mucho de las circunstancias.

De hecho si recordamos la tesis que uno de los participantes en las reuniones de los lunes en donde acertadamente señala que en la “Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel”, Carlos Marx señala que son precisamente los hombres concretos quienes construyen la historia a través de choques, de la lucha de clases podríamos señalar más concretamente; coincide plenamente con las explicaciones de Engels.

Baste recordar además, que Marx en su prólogo al primer tomo de El Capital, se reconoce como discípulo de Hegel y se disculpa con sus lectores por el lenguaje hegeliano y la estructura hegeliana del desarrollo de ese primer tomo, no se disculpa por deficiencias de idealismo, sino porque el lenguaje resultaría muy complejo para sus lectores; por ello Engels le pidió que elaborara notas y explicaciones de sus conclusiones que aparentaban ser muy teóricas y abstractas, pero que en realidad son materialistas y dialécticas a la vez, pues El Capital parte de la práctica de los trabajadores, de la realidad concreta, hacia la teoría, hacia el concepto. Aquí podemos visualizar la relación y la abolición de la contradicción entre concepto y realidad de Hegel. Pensar que el Marx que escribió El Capital, es un Marx distinto (el economista) al Marx filósofo de la Sagrada Familia, es vivir en un error, leer el marxismo de Marx, con los anteojos de Stalin, de un materialismo torpe y abstracto. Al respecto, Marx aclara:

“El señor Lange se asombra de que Engels, yo, etcétera, tomemos en serio al perro muerto de Hegel, cuando Buchner, Lange, el doctor Düring, Fechner, etcétera, coinciden entre ellos (pobrecitos), lo han enterrado desde hace tiempo. Lange es lo suficientemente ingenuo como para decir que yo << me muevo con notable libertad>> en la materia empírica. No tiene la mayor idea de que este “libre movimiento en la materia” no es más que una paráfrasis del método para ocuparse de la materia: el método dialéctico”. Carta a Kuggelman, 27 de junio de 1870.

Me resulta muy importante señalar estos pasajes, pues cuando los estalinistas a través de la historia han tomado el “marxismo” como un dogma y no como una guía para la acción, como una “ciencia”  “positiva” que para ellos determina quién es reaccionario y quién no, que ha sido motivo de enviar a millones de personas a campos de concentración, de enviar a pueblos originarios a la horca por defender su cultura, resalta la importancia histórica de comprender el papel preponderante de la filosofía y del humanismo de Marx. Cuando se cita el prólogo al primer tomo del capital, donde Marx habla de que lo único que hacía falta era poner a Hegel con los pies en la tierra (lo cual no liquida su relación con la filosofía hegeliana, no se equivocaba, pues para Hegel, el motor del desarrollo, no es el hombre, sino “la idea que se piensa a sí misma, su “automovimiento” la mitad de la verdad estaba dicha de una forma muy abstracta, esta ambigüedad es la que irrita a Carlos Marx, como si las ideas flotaran entre el cielo y la tierra: “En el lugar que le corresponde a la realidad humana, Hegel ha puesto el conocimiento absoluto” (Crítica de la dialéctica hegeliana).

La frasecita de que Hegel estaba de cabeza y Marx lo vino a poner sobre sus pies, no liquida la relación de Marx y Engels con Hegel en lo particular, así como con la filosofía en lo general. Siendo así: “La inmensa tarea de la filosofía, que está al servicio de la historia, consiste en desenmascarar la autioalienación humana en su forma secular, ahora que ya ha sido desenmascarada en su forma sagrada (…) Es con razón que el partido político práctico en Alemania, exige la negación de la filosofía. Su error consiste en creer que puede alcanzar esta negación volviendo la espalda a la filosofía, mirando hacia otro lado, murmurando algunas frases trilladas y malhumoradas (…) no se puede abolir la filosofía sin realizarla.” Marx. Crítica de la filosofía del derecho de Hegel.

Estas palabras del “joven Marx” no contrastan con las del viejo y maduro Engels:

Si deja de ser necesaria cualquier filosofía, también dejará de serlo cualquier sistema, aunque sea un sistema natural de filosofía. La comprensión de que la totalidad de los procesos naturales se encuentra en una conexión sistemática mueve a la ciencia a mostrar esa conexión sistemática en todas partes, en el detalle igual que en el conjunto. Pero la correspondiente exposición científica completa de esa conexión, la composición de una reproducción mental exacta del sistema del mundo en que vivimos, nos es imposible y sería imposible para todos los tiempos. Si en algún momento de la evolución de la humanidad se compusiera un tal sistema definitivo y concluso de las conexiones del mundo físico, espiritual e histórico, quedaría con ello cerrado el reino del conocimiento. Federico Engels, La subversión de la ciencia por el señor Düring.

“El que desee un ejemplo palmario de cómo el método dialéctico alemán, en su fase actual de desarrollo, está tan por encima del viejo método metafísico, vulgar y charlatanesco, por lo menos como los ferrocarriles sobre los medios de transporte de la Edad Media, no tiene más que ver, leyendo a Adam Smith o a cualquier otro economista oficial de fama, cuántos suplicios les costaba a estos señores el valor de cambio y el valor de uso, cuán difícil se les hacía distinguirlos claramente y concebirlos cada uno de ellos en su propia y peculiar precisión, y comparar luego esto con la clara y sencilla exposición de Marx.”

“Lo que ponía al modo discursivo de Hegel por encima del de todos los demás filósofos era el formidable sentido histórico que lo animaba. Por muy abstracta e idealista que fuese su forma, el desarrollo de sus ideas marchaba siempre paralelamente con el desarrollo de la historia universal, que era, en realidad, sólo la piedra de toque de aquél. Y aunque con ello se invirtiese y pusiese cabeza abajo la verdadera relación, la Filosofía nutríase toda ella, no obstante, del contenido real; tanto más cuanto que Hegel se distinguía de sus discípulos en que no alardeaba, como [527] éstos, de ignorancia, sino que era una de las cabezas más eruditas de todos los tiempos. El fue el primero que intentó poner de relieve en la historia un proceso de desarrollo, una conexión interna; y por muy peregrinas que hoy nos parezcan muchas cosas de su filosofía de la historia, la grandeza de la concepción fundamental sigue siendo todavía algo admirable, lo mismo si comparamos con él a sus predecesores que si nos fijamos en los que después de él se han permitido hacer consideraciones generales acerca de la historia. En la "Fenomenología", en la "Estética", en la "Historia de la Filosofía", en todas partes vemos reflejada esta concepción grandiosa de la historia, y en todas partes encontramos la materia tratada históricamente, en una determinada conexión con la historia, aunque esta conexión aparezca invertida de un modo abstracto.” Federico Engels. Contribución a la Crítica de la Economía Política.

Para concluir, dejemos que sea el mismo Marx quien termine de explicar su relación con Hegel:

"Yo critiqué el aspecto místico de la dialéctica hegeliana hace casi treinta años, en una época en que todavía estaba de moda. Pero en el momento mismo en que redactaba el primer volumen de Das Kapital, los epígonos gruñones, presuntuosos y mediocres, que hoy dictan la ley en la Alemania culta, se complacían en tratar a Hegel, como el bueno de Moses Mendelssohn, en tiempos de Lessing, había tratado a Spinoza, es decir, como ‘perro muerto'. Por consiguiente, me declaré abiertamente discípulo de ese gran pensador, y en el capítulo sobre la teoría del valor llegué inclusive a coquetear con su manera peculiar de expresarse.] Pero si bien, debido a su confusión, Hegel desfigura a la dialéctica por medio del misticismo, es, sin embargo, el primero que expone su movimiento de conjunto. En él se encuentra cabeza abajo; basta con ponerla sobre sus pies para encontrarle su fisonomía en todo sentido racional. (…) En su aspecto místico, la dialéctica se convirtió en una moda en Alemania, porque parecía glorificar las cosas existentes. En su aspecto racional es un escándalo y una abominación para las clases dirigentes y sus ideólogos doctrinarios, porque en la comprensión positiva de las cosas existentes incluye a la vez el conocimiento de su negación fatal, de su destrucción necesaria; porque el captar el movimiento mismo, del cual todas las formas acabadas son apenas una configuración transitoria, nada puede detenerla; porque en esencia es crítica y revolucionaria". Introducción a El Capital.

Este aspecto racional de la dialéctica hegeliana (la teoría del valor en El Capital), es el mismo que posteriormente Louis Althusser y los estalinistas, tratarían décadas más tarde de omitir en el estudio de El Capital, tachándolo de pedantesco e innecesario. Precisamente cuando Stalin había declarado que en Rusia se había llegado al comunismo (desaparición del Estado y las clases sociales) y trataba de empatar este hecho argumentando que en el socialismo seguiría operando la ley del valor, es cuando debieron haber resaltado a la luz las observaciones de Marx al respecto:

El señor Wagner olvida que mi tema no es el valor de uso, ni tampoco el valor de cambio, sino una mercancía (…). En segundo lugar, solamente un Vir obscurus que no haya entendido ni jota de El Capital, puede no darse cuenta del hecho de que, ya al hacer el análisis de la mercancía, yo no me he detenido en la forma dual en que ésta aparece, sino que voy directamente al hecho de que en este ser dual que es la mercancía, se expresa el carácter dual del trabajo cuyo producto ella es (…) En el exámen del valor, tuve en cuenta las relaciones burguesas y no una aplicación de esta teoría del valor a un “Estado socialista”.

Notas marginales sobre la obra de Adolph Wagner: Allgemeine oder theoretische Wolkswirtschatstehere. Traducido del Ruso (archivos de Marx, libro 5, editado por Riazanov) por Raya Dunayevskaya para su obra: filosofía y revolución.


Lenin y el idealismo Hegeliano




“Es imposible captar enteramente el capital de Marx, y especialmente su primer capítulo, sin haber estudiado y comprendido toda la Lógica de Hegel. Por consiguiente, ¡ninguno de los marxistas ha entendido a Marx en la última mitad de siglo!” (..) “La suma, la última palabra de la lógica de Hegel es el método dialéctico, esto es extremadamente notable. Y una cosa más: en esta obra de Hegel, la más idealista de todas, hay menos idealismo y más materialismo que en ninguna otra. ¡Es contradictorio, pero  es un hecho!” (…)“Plejánov escribió sobre filosofía (dialéctica) probablemente cerca de mil páginas. No hay nada en ellas sobre la lógica mayor; acerca de ella, de sus pensamientos  (la dialéctica como una ciencia filosófica) ¡nada!”

“La continuación de la obra de Hegel y Marx debe consistir en la elaboración dialéctica de la elaboración de la historia del pensamiento humano, de la ciencia y la técnica.”

V.I. Lenin, Cuadernos filosóficos (Apuntes sobre la lógica de Hegel)

Tras el estallido de la primera guerra mundial en 1914, se dio un debate a lo interno del partido bolchevique donde Lenin se vio aislado temporalmente frente a Bujarin y Pyatakov en la autodeterminación de las naciones. Antes de la guerra, todos los bolcheviques estaban a favor de la autodeterminación de las naciones, durante la guerra, Bujarin tachó de chovinista esta consigna:

La época imperialista es una época de absorción de los pequeños estados (…) Por lo tanto, es imposible luchar en contra del imperialismo… ergo en contra del capitalismo en general. Cualquier desviación de este camino, cualquier apoyo a tareas parciales de la “liberación de las naciones” en el reino mismo de  la civilización capitalista, significa la desviación de las fuerzas proletarias de la solución real del problema… La consigna de la autodeterminación es utópica y perjudicial… como consigna que disemina ilusiones (…) El colapso de la segunda internacional es reconocido como un hecho. Este colapso se explica no tanto por la traición de los dirigentes como por las causas objetivas de la conducta chauvinista de las masas. 1

Durante esta época posterior a su regreso al estudio de la filosofía hegeliana y en medio de la mayor crisis del movimiento socialista internacional, Lenin volvió a Hegel para ganar un dinero extra (un resumen de la dialéctica para la enciclopedia Granat) al publicar un ensayo sobre marxismo. A partir de entonces, todo análisis económico partía de la dialéctica. Empezando por sus cuadernos sobre el imperialismo, su dinámica interna: el monopolio centraliza el trabajo y los medios de producción, que a su vez será negado por el trabajador, es decir expropiado, la guerra imperialista que habría de convertirse en guerra contra las respectivas burguesías nacionales. En ese intervalo 1914-17, es que vuelve sus armas teóricas contra el codirigente de Bujarin, Pyatakoiv: “El verdadero origen de todos sus curiosos errores en lógica es que su pensamiento ha sido deprimido por la guerra; debido a esta depresión la posición del marxismo hacia la democracia en general ha sido básicamente distorsionada (…) el capitalismo en general y el imperialismo en particular transforman la democracia en una ilusión (…) al mismo tiempo generan tendencias democráticas entre las masas”2. Incluso no vaciló en llamar a esa tendencia como –economismo imperialista: “la actitud desdeñosa del economismo imperialista hacia la democracia constituye una de esas formas de depresión o supresión o supresión del razonamiento humano causada por la guerra.

Ya, para después de la revolución de octubre (noviembre) de 1917, Bujarin nuevamente intentó desconocer el derecho de las naciones a la autodeterminación, toda vez que Rusia era ya un estado obrero, admitiendo que en algunos casos, estaría a favor de la autodeterminación nacional, como de los hotentones, los salvajes sudafricanos y los indios, a lo que Lenin respondió:

“Al escuchar esta enumeración pensé: ¿Cómo es posible que el camarada Bujarin haya olvidado  esta insignificancia, los bashkires? No hay africanos en Rusia, y no tengo conocimiento de que los hotentones hayan reclamado una república autónoma, pero los bashkires, kirguizes (…) No podemos negarle ese derecho ni a uno solo de los pueblos que viven dentro de los límites del antiguo imperio ruso.3

Incluso el mismo Lenin, no hacía fetichismo del partido bolchevique: “No atribuyo importancia al deseo de retener la palabra <>, pues conozco a algunos viejos bolcheviques de los cuales Dios me proteja”4. Antes había amenazado romper con la mayoría bolchevique cuando nadie entendió su ¿qué hacer?, incluso de acuerdo con el libro de Pierre Borué, sufrió una crisis nerviosa. Más adelante se quedó en minoría cuando defendió el materialismo dialéctico frente al liquidacionismo filosófico que se apoyaba en Match. Incluso durante el preludio a la insurrección de octubre amenazó con renunciar al partido si no se acordaba la insurrección. Esos bolcheviques a los que se refería Lenin, eran quienes más tarde aplastarían a las pequeñas naciones, en su testamento (carta al congreso), habla de Bujarin concluyendo:

“Bujarin no es sólo el teórico más grande y valioso del partido sino también puede ser legítimamente considerado como el favorito de todo el partido; pero sus concepciones teóricas muy difícilmente pueden considerarse marxistas, pues hay algo de escolástico en él (nunca aprendió y pienso que nunca comprendió plenamente la dialéctica).”

Y para que no quede lugar a dudas de la relación de Lenin con Hegel, citaré una pequeña parte de su artículo “Sobre el significado del materialismo militante”:

"Por supuesto, este estudio, esta interpretación, esta propaganda de la dialéctica hegeliana es extremadamente difícil, y las primeras experiencias en este sentido, sin duda, irá acompañadas de errores. Pero sólo quien nunca hace nada nunca se equivoca. Tomando como base el método de Marx de aplicar de manera materialista la forma de concebir la dialéctica hegeliana, podemos y deberíamos elaborar esta dialéctica desde todos los aspectos, imprimir en los diarios extractos de las principales obras de Hegel, interpretarlos de manera materialista y comentarlos con la ayuda de ejemplos de la forma en que Marx aplica la dialéctica, así como de ejemplos de dialéctica de la esfera de las relaciones económicas y políticas, que la historia reciente, especialmente la guerra imperialista moderna y la revolución, proporciona con abundancia inusual"

En una ocasión, cuando regresamos solidarios con San Juan Copala decepcionados de la 2ª Caravana Humanitaria porque no entramos a dejar la ayuda que era nuestro principal objetivo ideal, el compa David Venegas nos explicaba en una reunión, que los solidarios que fuimos a esa caravana, debemos reconocer que somos idealistas (en el buen sentido de la palabra), que tenemos sueños, y que muchos de nuestros sueños se vieron reflejados o los veíamos en el Municipio Autónomo de San Juan Copala. Esas palabras me llenaron de inspiración, eso mismo es lo que los comunistas, socialistas, marxistas, trotskistas, etc; reconocemos como el factor subjetivo de la revolución, porque no son las máquinas solas las que hacen la historia, sino quienes hacemos que ellas y la sociedad entera se muevan, somos los hombres reales, no imaginarios: los trabajadores.

Les adjunto aquí mismo, otra parte de la ponencia: “A LA TERCERA ASAMBLEA NACIONAL OBRERA DE TRABAJADORES DEL CAMPO, LA CIUDAD Y EL MAR ADHERENTES A LA SEXTA DECLARACIÓN DE LA SELVA LACANDONA”.

La vida del capitalismo monopolista de nuestra época es una cadena de crisis. Cada una de las crisis es una catástrofe. La necesidad de salvarse de esas catástrofes parciales por medio de murallas aduaneras, de la inflación, del aumento de los gastos del gobierno y de las deudas, prepara el terreno para otras crisis más profundas y más extensas. La lucha por conseguir mercados, materias primas y colonias hace inevitables las catástrofes militares. León Trotsky, ¿Qué es el marxismo?

Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía “maduras” para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente. Las condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras sino que han empezado a descomponerse. Sin revolución social en un próximo período histórico, la civilización humana está bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir, de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la humanidad se reduce a la dirección revolucionaria. León Trotsky. La agonía del capitalismo y las tareas de la IV internacional (El programa de transición).

Tras el fin de la primera guerra mundial, el capitalismo recompuso sus fuerzas y entró en una fase económica ascendente mediante la cual todo parecía ir sobre ruedas, justo en la cúspide del crecimiento económico se dio la más grande crisis económica conocida hasta entonces (1929). Ante tales hechos, José Stalin proclamó que se trataba de la “crisis final del capitalismo”, consigna con la cual caracterizó al “Tercer periodo de la revolución proletaria.” A primera vista, esta proclama parecía lógica o tal vez hasta estúpida.

Durante los primeros congresos de la Internacional Comunista, Lenin y Trotsky explicaron que no existe una crisis final del capitalismo en el sentido de un colapso automático del sistema como fichas de dominó, sino que de dejársele a su suerte, el sistema capitalista encontraría una nueva salida hasta de la crisis más profunda, sacrificando otra vez a la clase obrera y a la humanidad. Esto sucedería si la clase obrera no sacrificaría al capitalismo dándole un golpe mortal, preparando y llevando a la acción su destrucción.

En contraparte Los ultraizquierdistas defendían que sí existía tal crisis final y que este colapsaría debido a sus propias contradicciones, esto no ha sucedido hasta la fecha. El estalinismo era practicante de un nacionalismo estrecho al que no le interesaban tanto las cuestiones más candentes dentro del movimiento proletario internacional, por lo que sólo se contentaba con asumir que el capitalismo caería por su propio peso, esta una actitud de comodidad y pereza mental llevó posteriormente a la disolución de la 3ª Internacional Comunista. La política del Tercer periodo pedía obediencia ciega e incondicional al sátrapa Stalin, ya que según él, todo lo que no eran partidos comunistas subordinados por completo a Moscú eran tachados de reaccionarios fascistas.

De la caracterización de un fenómeno económico, de un diagnóstico de los factores objetivos y subjetivos para la revolución socialista, para la socialización de los medios de producción, dependen sus consecuencias prácticas. Como apuntaba con énfasis León Trotsky en el año 1938, las condiciones económicas para la revolución socialista estaban ya tan maduras que estaban empezando a descomponerse. Quizá valga la analogía, como un cadáver apestoso que conforme pasan los años cada día apesta más que el anterior.

En el presente año 2011, el capitalismo apesta más que nunca, una de las consecuencias de su descomposición orgánica es la aparición en la escena de la política nacional el narco terrorismo – paramilitarismo de Estado.

La interdependencia de los factores subjetivos y objetivos de la revolución deben ser comprendidas con precisión y explicadas hasta el cansancio comenzando por las definiciones más sencillas.
El factor subjetivo de la revolución se compone de la conciencia de clase de los trabadores*, y su grado de organización para enfrentar al sistema capitalista, a los que hoy detentan la cúspide de ese cadáver al que necrofilicamente se niegan a abandonar en tanto esto les permita ganancias a costillas de la descomposición cada vez más profunda de la sociedad. El capitalismo es capaz de recuperarse de una crisis económica sólo engendrando otra todavía peor.

La conciencia de clase se refiere a que los trabajadores del campo, la ciudad y el mar dejemos de soñar o pensar que vivimos en una telenovela, en un mundo de juguete en el que muchos trabajadores enajenados creen ser parte de la “clase media” que se encuentra en vías de desaparición. Consiste en que los trabajadores seamos tengamos conciencia de que somos explotados, en que tengamos conciencia de que somos pisoteados día tras día, que somos objeto de burlas, humillaciones, discriminación, conciencia del lugar que nos toca en la sociedad sin evasiones para comprender nuestras tareas inmediatas que son de por sí de un carácter histórico, de la lucha entre las clases de la sociedad, siendo la nuestra la única que para liberarse no necesita oprimir a otras clases sociales, sino que vamos hacia la extinción de estas que sólo degradan al ser humano y lo condenan a la miseria. Este es el paso adelante donde pasaremos del reino de la necesidad, de la humillación del hombre por el hombre, hacia el reino de la libertad, de los plenos derechos humanos hechos valer de facto, en la práctica y no en los códigos legales o cartas constitucionales.

Teniendo claridad de esto, podemos pasar al siguiente punto que es el de la organización para dejar de ser explotados sin explotar a otros en el futuro, de recuperar lo que nos pertenece y mediante qué métodos.

El factor objetivo son las condiciones económicas para que la humanidad deje de pasar hambres y guerras imperialistas donde somos enviados como simple carne de cañón para servir a los amos del dinero. Hasta hace 3 años, la ONU declaraba que con los recursos alimentarios existentes, alcanzaba para dar de comer 4 meses ininterrumpidos a toda la población mundial manteniéndolos incluso obesos y sin trabajar. Esa es la realidad, pero no por ello deja de ser contradictoria, puesto que mientras Japón tira miles de toneladas de arroz al mar o la da de comer a los cerdos para evitar que con su abundancia en los mercados de todo el mundo, los precios del arroz se vengan abajo, esto por el simple capricho de retenerlo en los almacenes o “stocks” para evitar que esto suceda y ante la escases, ellos puedan darnos más caro cada kilo y con ello ganar más dinero, a este fenómeno se le llama especulación. Las consecuencias directas de ello es que más de 8 millones de personas alrededor de todo el mundo mueran de hambre por no tener con que pagar los alimentos, con la “crisis” actual, se calcula que entren 22 millones de personas más a la pobreza extrema, quienes por regla general son los que verdaderamente mueren por hambre, con estas estadísticas calculamos que cerca de 30 millones de personas han muerto hasta este año por hambre, de ello no dice nada la televisión, puesto que simplemente no les interesa. Las “clases medias”, esas que en nuestro país dicen que lo son porque tienen un celular de 5000 pesos, pero que en cambio no tienen para comer, o para ir a la escuela, o para vestir, o las verdaderas “clases medias” cada día van más en masa hacia las filas del proletariado y del campesinado pobre.

Tras la caída del bloque soviético los ideólogos de la burguesía hablaban del fin de las guerras, del fin de las crisis, del hambre, hasta hablaban del fin de la historia (Francis Fukuyama), teniendo al “libre mercado” como su última y más alta etapa de desarrollo. No ha pasado mucho tiempo y vemos guerra tras guerra tras guerra, muerte tras muerte, dicen que las clases decadentes suelen ver en el fin de la historia como el fin de su existencia, pero es hora de pasar del reino animal de la lucha por la sobrevivencia del más fuerte a la verdadera historia, en donde los desposeídos ya no seremos más desposeídos, en donde se acabe verdaderamente el hambre mediante la socialización de las riquezas mundiales.

Vale la pena recordar con atención las palabras del anarquista Práxedis Guerrero:

“Tenemos hambre y sed de justicia”, se oye por todas partes; pero ¿cuántos de esos hambrientos se atreven a tomar el pan, y cuántos de esos sedientos se atreven a beber el agua que está en el camino de la revolución?

Para algunos espíritus sensibles, es más doloroso y bárbaro que perezcan mil hombres en la revolución, a que vivan y mueran millones de hombres, mujeres y niños en las cárceles y en la explotación.”

Así es que el factor subjetivo y objetivo de la revolución son dependientes uno del otro para que esta pueda continuar y extenderse con éxito, aunque en muchas ocasiones las revoluciones han empezado en países “atrasados” como Rusia, Cuba, China, Vietnam, el Congo, Venezuela, en fin los procesos de revoluciones coloniales se han realizado gracias al factor subjetivo de la revolución, aunque somos críticos de los regímenes estalinistas que nada tienen que ver con el socialismo, si podemos comprobar científicamente que el derrocamiento de la burguesía es posible, así mismo podemos decir que si no se le aniquila desde la raíz, y en todo el mundo, esta regresará como esas plagas que se dan en el campo cuando una flor está en pleno crecimiento.

No sobra decir que ante la pregunta de si el capitalismo está pasando también por una crisis en los ámbitos políticos, cultural, social, ecológico, la respuesta está en las revoluciones egipcias, en los movimientos masivos estudiantiles de la unión europea contra el Plan Bolonia, en Chile, las protestas de los indignados de Wall Street, el movimiento M-15 de España que se presenta como una rebelión social que ya le ha puesto cascabel al gato, que ya ha identificado a los enemigos principales, a la cabeza de hidra del sistema capitalista: los oligopolios, monopolios, trutst, carteles, capital financiero y bancario.

Recordando la “Crítica de la filosofía del derecho de Hegel” escrita por Carlos Marx, no puedo dejar de mencionar que Marx reconoce que el hombre no es una cosa en sí, sino un ente para sí, que no sólo somos materia, sino que somos materia consciente de su propia existencia, al dejar de ser cosa en sí, nos convertimos en la cosa para sí; análogamente, Marx desarrolla estas premisas filosóficas respecto de las clases sociales, más precisamente del proletariado, que cuando deja de ser una clase en sí y comienza a ser una clase para sí, el proletariado ha dado el primer paso: la conciencia de clase, del lugar y el rol que ocupamos dentro de la sociedad. Si fuéramos cosas en sí, no haría falta la subjetividad objetiva, la consciencia de clase; entonces los trabajadores haríamos la revolución de manera automática sin necesidad de propaganda, de comunicarnos entre nosotros y el mundo real,  todos nuestros actos estarían escritos como en la biblia y saldríamos espontáneamente a la calle o a formar partidos de los oprimidos, pero mientras la conciencia de clase sea sólo sea una abstracción y hasta una pose, de nada servirán mil partidos de los oprimidos y mil marchas si no nos ponemos como tarea recuperar los medios de producción y rebasar el estado actual de las cosas.

26 de abril de 2012


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