INTRODUCCIÓN
El
presente escrito, data de abril de 2012,
dirigido a integrantes del POS, Kanto Libre y activistas independientes, quienes
fuimos invitados por un profesor de la sección XXII a una “escuela popular”
creada por iniciativa de una doctora simpatizante del GI que anteriormente
había realizado activismo en la Casa Autónoma Solidaria Oaxaqueña de Trabajo
Autogestivo (CASOTA). Muchos llegamos sin conocer el formato de las reuniones,
al final del proceso, Román Néstor de Kanto Libre nos explicó que la doctora
había pedido al GI hacer esa escuela popular para invitar a más personas, el
formato eran charlas, proyecciones y círculos de estudio.
El POS y los activistas
independientes, resolvimos que el trabajo no podía quedarse en la esfera
intelectual, así fue que impulsamos
con los integrantes de estos círculos de estudio, dos foros sobre la coyuntura
electoral, el POS llamando a anular el voto, otros (Boletin Revolucionario y
Kanto Libre) llamamos al abstencionismo para no legitimar el sistema electoral.
La finalidad, era profundizar el análisis con personas honestas, además de
fijar posiciones de cara ante tal coyuntura. Dado que la dirección del GI terminaba
por boicotear y montarse en todo el trabajo que realizábamos integrantes del
POS, Kanto Libre, Boletín Revolucionario, y las personas más comprometidas. Así
fue que mientras nosotros hacíamos los carteles, apartábamos espacios como la
UABJO, el edificio sindical de la Sección XXII, realizábamos la pega de los
carteles en el sindicato y en las calles del centro; la dirección del GI sólo
asistía para atacar al POS, y destruir todo intento de organización. Decidimos
cortar por lo sano y coordinarnos con
personas que tienden a construir, no a destruir.
Esta
primera carta a personas de ideas afines, trata sobre la autonomía, la
filosofía hegeliana, y la composición de los sectores de trabajadores en
Oaxaca, pues el gurú local del GI (Vladimir) tenía arranques de cólera sobre el
propio Hegel, descalificaba las luchas autónomas, y llamaba a los campesinos
“costal de papas”, haciendo mal uso de una cita de Carlos Marx (el 18 Brumario
de Luis Bonaparte), con más tiempo refutaré esta distorsión haciendo uso de la
cita completa en su contexto histórico, pues Marx hablaba de un sector del
campesinado francés altamente organizado y revolucionario, mientras que existía
otro sector más despolitizado que muchas veces sirvió a la reacción, al que se
refirió que sin organización y conciencia, era como un costal de papas.
“Los campesinos
parcelarios forman una masa inmensa, cuyos individuos viven en idéntica
situación, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones. Su modo de
producción los aísla a unos de otros, en vez de establecer relaciones mutuas
entre ellos. Este aislamiento es fomentado por los malos medios de comunicación
de Francia y por la pobreza de los campesinos. Su campo de producción, la
parcela, no admite en su cultivo división alguna del trabajo ni aplicación
ninguna de la ciencia; no admite, por tanto, multiplicidad de desarrollo, ni
diversidad de talentos, ni riqueza de relaciones sociales. Cada familia
campesina se basta, sobre poco más o menos, a sí misma, produce directamente
ella misma la mayor parte de lo que consume y obtiene así sus materiales de
existencia más bien en intercambio con la naturaleza que en contacto con la
sociedad. La parcela, el campesino y su familia; y al lado, otra parcela, otro
campesino y otra familia. Unas cuantas unidades de éstas forman una aldea, y
unas cuantas aldeas, un departamento. Así se forma la gran masa de la nación
francesa, por la simple suma de unidades del mismo nombre, al modo como, por
ejemplo, las patatas de un saco forman un saco de patatas. En la medida en que
millones de familias viven bajo condiciones económicas de existencia que las
distinguen por su modo de vivir, por sus intereses y por su cultura de otras
clases y las oponen a éstas de un modo hostil, aquellas forman una clase. Por
cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulación puramente local
y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad,
ninguna unión nacional y ninguna organización política, no forman una clase.
Son, por tanto, incapaces de hacer valer su interés de clase en su propio
nombre, ya sea por medio de un parlamento o por medio de una Convención. No
pueden representarse, sino que tienen que ser representados. Su
representante tiene que aparecer al mismo tiempo como su señor, como una
autoridad por encima de ellos, como un poder ilimitado de gobierno que
los proteja de las demás clases y les envíe desde lo alto la lluvia y el sol.
Por consiguiente, la influencia política de los campesinos parcelarios
encuentra su última expresión en el hecho de que el poder ejecutivo somete bajo
su mando a la sociedad. La tradición histórica hizo nacer en el campesino
francés la fe milagrosa de que un hombre llamado Napoleón le devolvería todo el
esplendor. Y se encuentra un individuo que se hace pasar por tal hombre, por
ostentar el nombre de Napoleón gracias a que el Code Napoléon ordena: “La
recherche de la paternité est interdite“1. Tras 20 años de
vagabundaje y una serie de grotescas aventuras, se cumple la leyenda, y este
hombre se convierte en emperador de los franceses. La idea fija del sobrino se
realizó porque coincidía con la idea fija de la clase más numerosa de los
franceses.
Pero, se me
objetará: ¿y los levantamientos campesinos de media Francia, las batidas del
ejército contra los campesinos y los encarcelamientos y deportaciones en masa
de campesinos? Desde Luis XIV, Francia no ha asistido a ninguna persecución
semejante de campesinos “por manejos demagógicos“. Pero entiéndase bien. La dinastía de Bonaparte no representa al
campesino revolucionario, sino al campesino conservador; no representa al
campesino que pugna por salir de su condición social de vida, la parcela, sino
al que, por el contrario, quiere consolidarla; no a la población campesina,
que, con su propia energía y unida a las ciudades, quiere derribar el viejo
orden, sino a la que, por el contrario, sombríamente retraída en este viejo
orden, quiere verse salvada y preferida, en unión de su parcela, por el
espectro del imperio. No representa la ilustración, sino la superstición del
campesino, no su juicio, sino su prejuicio, no su porvenir, sino su pasado, no
sus Cévennes2 modernas, sino su moderna Vendée3.
Carlos Marx. El 18 brumario de Luis Bonaparte, págs.
207-208
Por
su parte Vladimir usó la cita aislada para hacer una alusión general a todos
los campesinos de Oaxaca, llamando a no apoyar luchas como las de los comuneros
Chimalapas, San Juan Copala, los opositores al Libramiento Sur, a las mineras,
pues según su definición “sociológica”, el simple hecho de poseer una parcela,
convertía a los campesinos en burgueses; ignorando la lucha la lucha milenaria
de los pueblos de Oaxaca por la propiedad colectiva de la tierra, reconocida
ahora legalmente como “bienes comunales”. Posterior a esta primera carta,
publique una respuesta directa a Vladimir bajo el título “Sobre la cuestión agraria, la autodeterminación de los pueblos y su
relación con el pensamiento dialéctico”4. Quedo pendiente la
segunda parte de esta respuesta, hay material muy abundante del marxismo y el
magonismo sobre el tema, así como saberes milenarios que no podemos
menospreciar. Aprovecharé algún espacio de tiempo u otro incidente con Vladimir
para continuar con este análisis. Al término del segundo foro sobre la
coyuntura electoral, publique una segunda respuesta a Vladimir y sus locuras
bajo el título “Los ultraizquierdistas
en general y los incurables en particular”4.
Tras
romper por lo sano con el grupúsculo de Vladimir, nos seguimos coordinando
activistas independientes de la ciudad de Oaxaca y el Valle de Tlacolula con el
POS, hormigas libertarias, Nahual Diario, y otros que ocasionalmente
coincidimos de manera fraterna. Llegó el año 2013, trabaje la mitad del año en
la mixteca oaxaqueña, el Distrito Federal cuando estalló el paro indefinido de
la Sección XXII, donde nuevamente nos encontramos en la lucha de clases con los
maestros del POS, los integrantes del GI (a
pesar de que anteriormente su gurú llamara a abandonar la lucha economicista de
la XXII para formar el partido revolucionario), el compa David Venegas,
Adán Mejía y el variopinto activismo chilango y oaxaqueño. Haciendo un balance
de todos estos acontecimientos, Manolo del POS decía que los oportunistas (el
GI) habían reculado en todas sus posiciones y terminaron por adoptar las
nuestras, pues en primer lugar descalificaron
al campesinado y terminaron yendo no como su vanguardia, sino como su
retaguardia, descalificaron al movimiento contra la imposición y terminaron
asistiendo a la II Convención Nacional Contra la Imposición en Oaxaca, descalificaron
al magisterio, y terminaron yendo detrás suyo. Le comentaba a Manolo que
esas generalizaciones no provenían tanto de activistas valiosos del movimiento
del 2006 que ahora militan en el GI, sino de su dirección “clarividente”. Fue
por ello, que a pesar de que no nos coordinamos con ellos, al asistir a una
reunión con compañeros del Frente de Trabajadores del IMSS, YoSoy132 Salud y
otros activistas en el plantón de la CNTE en el monumento a la revolución, se
me hizo una buena idea enlazar a los médicos que militan en el GI con estos
compañeros e intentar algo en Oaxaca, supe que se entrevistaron un par de veces
con los compañeros del IMSS, pero las cosas fueron más allá y construyeron una
formidable coordinación que le está haciendo frente a las venideras reformas en
el sector salud (a pesar de Vladimir), pensé que los médicos aprenden y tienen
más experiencia en la lucha directa, en la construcción de acuerdos y acciones
que el propio Vladimir, pienso que no me equivoqué y que las cosas saldrán bien
a pesar de la dirección del GI… o terminará por reventar la coordinación para
conservar a sus cuadros. De cualquier modo, lo urgente es con o sin el GI,
hacerle frente a estas reformas que nos afectarán a todos los trabajadores con
y sin sindicato.
En
la presente edición, complemento algunas citas que faltaban de Hegel, Marx y
Engels sobre la dialéctica de la historia, lo cual hace el presente trabajo, un
poco más extenso que el original.
Abril de 2015
1 Queda prohibida la
investigación de la paternidad.
2 Cévennes: zona montañosa
de la provincia francesa de Languedoc, donde se alzaron los campesinos en La
insurrección, provocada por las persecuciones a los protestantes, adquirió un
acusado carácter antifeudal.
3 Alusión al motín
contrarrevolucionario de la Vendée (provincia occidental de Francia), levantado
en 1793 por los realistas franceses que utilizaron a los campesinos atrasados
de esta provincia para luchar contra la revolución francesa.
4 Sobre la cuestión
agraria, la autodeterminación de los pueblos y su relación con el pensamiento
dialéctico.
5 Los ultraizquierdistas en
general y los incurables en particular
Coincidiendo
con el balance positivo de este círculo, me parece de vital importancia el
debate sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, los movimientos
y tendencias hacia la autonomía; y la actitud de los socialistas hacia estos
movimientos. Este mismo debate ha iniciado en el Sector Nacional de
Trabajadores Adherentes a la Otra, aunque de una manera muy informal se venía
perfilando desde el año pasado, ahora se viene convirtiendo en un particular
concreto. Es que muchos compañeros dentro del Sector Nacional, nos consideramos
socialistas y tenemos como uno de nuestros principales referentes el comunismo
y la obra de Carlos Marx y Lenin. Personalmente reivindico las tesis de León
Trotsky, aunque todavía existe este análisis dentro del sector en tanto todos
rechazamos el estalinismo, existe una tendencia mayoritaria que al igual que
partiendo del análisis de Raya Dunayevskaya sobre la revolución rusa, sostienen
que la URSS fue un capitalismo de estado. Esto se ha venido analizando en los
libros de esta autora en los círculos de estudio del sector de trabajadores
(Marxismo y Libertad, Filosofía y Revolución, Rosa Luxemburgo, la liberación
femenina y la filosofía marxista de la
revolución), como en el Centro Autónomo de Capacitación y Formación Política de
l@s Trabajador@s de La Otra Campaña (CAPCFPTLOC) derivado de la última Asamblea
Nacional Obrera de La Otra Campaña, celebrada el 19 y 20 de noviembre de 2011
en el Sindicato de Uniroyal.
Estamos,
al igual que en este círculo de estudio de los lunes, clarificando nuestra
posición respecto de los temas antes señalados (autonomía, derecho de las
naciones a la autodeterminación). Ya desde septiembre de 2010, cuando
estudiábamos colectivamente el libro “Marxismo y Libertad”, recordábamos
la controversia de Lenin contra Bujarin sobre el derecho de las naciones a la
autodeterminación, esto cobró especial importancia en 1916, cuando en
el día de Pascua, los trabajadores de Irlanda proclamaron la República
Irlandesa, a la vez que tomaron edificios gubernamentales en un movimiento
insurreccional de barricadas, tomando la oficina general de correos, el parque
Seven Green, los “Four Courts”, puentes y posiciones de ventaja en las azoteas.
Era la rebelión contra el imperio británico, existía ya de tiempo un debate con
la revolucionaria Rosa Luxemburgo sobre el tema señalado (el derecho de las
naciones a la autodeterminación), los oportunistas y las alas burguesas de los
movimientos de trabajadores retomaron a pies juntillas los argumentos de esta
teórica revolucionaria, sin embargo Lenin hacía una diferencia clara entre la
revolucionaria y los teóricos malintencionados. Fue entre febrero y mayo de
1914 que elaboró un documento llamado “El derecho de las naciones a la
autodeterminación”, respuesta a los socialchovinistas, liquidacionistas,
bundistas, y principalmente la respuesta va dirigida a Rosa Luxemburgo.
“En Europa
Oriental y en Asia, la época de las revoluciones democráticas burguesas no
comenzó hasta 1905. Las revoluciones de Rusia, Persia, Turquía y China, las
guerras en los Balcanes: tal es la cadena de los acontecimientos mundiales
ocurridos en nuestra época en nuestro "Oriente". Y en esta cadena de
acontecimientos sólo un ciego puede no ver el despertar de toda una serie de
movimientos nacionales democráticos burgueses, de tendencias a crear Estados
independientes y unidos en el aspecto nacional. Precisa y exclusivamente porque
Rusia y los países vecinos suyos atraviesan por esa época necesitamos nosotros
en nuestro programa un apartado sobre el derecho de las naciones a la
autodeterminación.”
Es evidente que de manera análoga, en el
Estado de Oaxaca, ya existían naciones desde antes de la conquista, la
independencia y la Revolución Mexicana. Me parece despectivo llamarlas
pre-naciones, ni siquiera podría llamárseles naciones pre-burguesas, pues eso
es lo que los capitalistas quieren, ni siquiera eso, pues apuestan a su
destrucción con los programas educativos dictados por el FMI, OCDE, Banco
Mundial de saqueo, deuda y financiamiento de ONG´s, como de grupos
paramilitares. En Oaxaca y alrededor de todo el territorio mexicano existen la
nación zoque, huave, zapoteca, triqui, mixteca, yaqui, etcétera.
Resulta análogo este análisis, pues ya lo
veíamos desde 2010 (muy tarde por cierto), Eugene Gogol (sobrino de Raya
Dunayevskaya) y su servidor, la necesidad de replantear y comprender la
realidad inmediata de nuestros centros de intervención, así como de las luchas
concretas que se desarrollan dentro y fuera de las fronteras de la nación
¿democrático?-burguesa llamada México. Rápidamente cito un pasaje de un
documento de análisis sobre el Programa Nacional de Lucha que estamos
debatiendo, analizando, construyendo y proponiendo a los trabajadores de
nuestro país, en el que hablo sobre este tema.
“A
los trabajadores compete expropiar, confiscar, reapropiarse, conquistar los
medios de producción que hasta ahora están bajo el control monopolista del
capital industrial, financiero, bancario, de los terratenientes, caciques,
personajes oscuros y ladrones de la política nacional, para que éstos puedan
ser socializados y destinados al disfrute general de toda la población.
También
esto aplica a las luchas por la autonomía de los pueblos, de las que hemos
aprendido en el curso de esta lucha por nuestra liberación, de los zapatistas
insurrectos, de las bases de apoyo en Chiapas, de San Juan Copala en Oaxaca,
Vícam en Sonora y muchos más que bien merecen ser conocidos por todo el mundo
por su carácter heroico. El Estado desplaza
su fuerza militar y paramilitar, usa la represión en todas sus formas para
cualquier intento de formación en la vida práctica de independencia de clase,
autonomía y autodeterminación de los pueblos, pues estos esfuerzos constituyen
una afrenta para las ambiciones del capital personificado en oscuros personajes
y sus lacayos: los caciques locales, pero sobre todo al sistema capitalista
como sistema de relaciones sociales de distribución desigual y del trabajo de
la gran mayoría para el disfrute de una pequeña minoría. Podemos y debemos
aprender de estos esfuerzos de autodeterminación, pues estos, como las huelgas
generales son los ensayos, fermentos, bacilos de la revolución, como lo explica
Lenin:
“La dialéctica de la historia es
tal que pequeñas naciones, desprovistas de poder como un factor independiente
en la lucha contra el imperialismo, juegan un papel de fermentos, de bacilos,
que ayudan a que aparezca en escena el verdadero poder contra el imperialismo,
es decir, el proletariado socialista”.
“Imaginar que la revolución
social es concebible sin las revueltas de pequeñas naciones en las colonias y
en Europa… significa repudiar la revolución social” Obras
escogidas, tomo V, p. 303
Debemos
comprender sin dogmatismos y sin sectarismos las particularidades del
desarrollo histórico de las luchas concretas, dejar que se realice el movimiento de la práctica hacia la teoría con luchas recientes como la de
Cherán en Michoacán, la experiencia del Túmin en Veracruz, aprender y seguir aprendiendo de la rica experiencia práctica que la
lucha de nuestra clase va aportando, no sólo de los análisis sesudos de los
teóricos. Comprender también que muchos territorios originarios se
consideran a sí mismos como naciones,
por ejemplo en Sonora la nación Yaqui, en Oaxaca la nación triqui, la nación
cuicateca, chinanteca, mazateca, mixe, zoque, huave, zapoteca, mixteca, algunas
de las cuales van más allá del territorio oaxaqueño y que incluso cuando
emigran hacia otros estados o hacia los Estados Unidos conservan la lengua
madre para comunicarse entre sí.
Aquí
no es una cuestión menor mencionar que dentro
de las fronteras de la URSS había 15 repúblicas, 100 nacionalidades y 400
grupos étnicos*. Setenta millones de personas vivían fuera de sus
repúblicas, la comunicación entre naciones y repúblicas tenía sentido y favorecía los intereses de todos los pueblos. Con
la ruptura de la URSS y la incursión de la inteligencia norteamericana para
financiar conflictos interétnicos aunado a la tendencia contrarrevolucionaria
de la burocracia que provocó la caída de la URSS propició que ahora los
capitalistas monopolistas se hicieran del poder. Estos señores, en los años
90´s trataron de romper (con efectos catastróficos para la gente) los lazos
económicos naturales entre las repúblicas y naciones que compusieron la URSS.
Tampoco es una cuestión menor mencionar que este fue uno de los factores
decisivos para la unidad de todos los pueblos en la revolución socialista,
antes y después de las insurrecciones de 1917, mientras que el imperialismo
destinaba desde entonces dinero y armas para enfrentar a las comunidades entre
sí para acabar con el proyecto de la revolución en Rusia tratando de evitar de
que esta se consolidara y extendiera a otras partes del planeta la revolución
socialista internacional. En resumen, vemos como el capital trata de acotar
primero las luchas en locales, fomentar la división de las comunidades para
poder continuar su proceso de despojo, y donde ya despojó a los pueblos de
todo, trata de mantener su dominio.
*Ted Grant. Rusia, de la revolución a la
contrarrevolución, página 397-398.
Hombres, mujeres y
niños autónomos de San Juan Copala
durante la Marcha del Retorno
acompañados por triquis de otras comunidades autónomas, solidarios en general e
integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y del Sector Nacional
de Trabajadores del Campo, la Ciudad y el Mar Adherentes a LOC
A este respecto, quienes somos
parte del Sector Nacional de Trabajadores de LOC y residimos en Oaxaca,
propusimos para las resoluciones de la Asamblea Nacional Obrera de fines de
2011 los siguientes puntos:
1)
El
apoyo a las luchas de autonomía y autodeterminación de los pueblos originarios
de México y el mundo. Esto fomentará la comunalidad (enemiga principal
del despojo capitalista y sus patrones de comportamiento individualistas) y
deberemos apoyar las luchas contra los caciques locales, para esto deberemos
buscar el apoyo en masa de comunidades vecinas para vencer a las autoridades
asesinas de los diferentes municipios.
2)
En los
lugares que no han entrado a la lucha contra el capital: Apoyo a proyectos
comunitarios que fomenten la unidad, toma de conciencia en los planos político, organizativo,
ambiental, salud, la autodeterminación y la independencia de clase en todos los
aspectos.
3)
Asumir
que los campesinos medios y la pequeña burguesía de las ciudades no son
nuestros enemigos, estos oscilan entre la burguesía y el
proletariado, entre el jornalero, el peón, y el cacique; ya que son mitad
propietarios y mitad trabajadores, oscilan entre el trabajo y el capital. Serán
nuestros enemigos sólo en caso que apoyen firme y consistentemente a la
burguesía y a los caciques.
4)
Respecto a las cooperativas pasa algo similar a
la situación de los sindicatos. En su caso concreto, no dejan de ser presas del
mercado mundial cuando se enfocan a la exportación, son un paso hacia la sociedad del fututo, más no significan una
transición definitiva en la medida que el capitalismo siga vivo y al acecho.
5) Participar
en luchas sindicales, en la defensa de los sindicatos encaminando la unión de
los trabajadores dentro y fuera de los sindicatos para una lucha más
generalizada, no renegar de la huelga, el paro y la barricada, como tampoco
renegar de la necesidad de una ofensiva contra el capital en nuestro país y
donde haga falta.
6)
En materia de derechos humanos, no esperemos la
justicia desde arriba, combatimos y seguiremos combatiendo todo tipo
de abusos contra las trabajadoras y los trabajadores, principalmente contra el
machismo, las violaciones, robo y secuestro.
7)
Todos
los esfuerzos se deben dirigir a la lucha definitiva contra el capital sin
perderse, sin engañarse, de ahí la importancia de la claridad ideológica
que debe ser reflejada en nuestro programa de lucha tendiendo puentes de una
fase a otra a través de la movilización y la organización.
Esto comprendiendo que en
nuestro Estado de Oaxaca, no existe proletariado industrial (salvo los de la
cervecera Corona en Tuxtepec), sino que en las comunidades existe todavía el
sistema de peonaje, de sometimiento a las cabeceras municipales, a los
caciques, a las empresas invasoras y despojadoras. Si existe en cambio un
proletariado que se reconoce como tal (al menos de palabra) que son los
profesores de la Sección XXII, o los agremiados a los sindicatos de la salud,
de burócratas, que si bien son trabajadores, no son de fábrica. Lo que sí
existe son trabajadores del campo (jornaleros, peones), de la ciudad (una gran
mayoría de asalariados del sector servicios, comerciantes, meseros, mozos que
trabajan en tiendas o son contratados para quehaceres domésticos de las
familias que tienen negocios en la Ciudad de Oaxaca) y el mar (pescadores,
meseros de restaurantes, pequeños comerciantes). Valdría la pena conocer más a fondo y de manera estadística estas
cifras, no para satisfacer nuestra morbosidad, sino como un fin científico,
como un deber de quienes pretendemos contribuir a la transformación radical de
la sociedad entera. Ello sin dejar de señalar que Oaxaca es multiétnica,
multicultural, y es un estado considerado megabiodiverso por los biólogos.
Alguna vez escuchaba en un camión a un anciano que mencionaba que los
oaxaqueños nos sentimos pobres, pero que somos como aquel hombre que se siente
pobre parado sobre una montaña de riqueza natural, mientras que la gente de las
grandes urbes, son quienes se sienten ricos cuando bajo sus pies todo está
destruido (los mantos acuíferos, los ecosistemas en lo general). De ahí la
importancia de lo mencionado por Federico Engels en sus “Principios del
Comunismo”: abolir la contradicción ente el campo y la ciudad, es decir, que
existan terrenos de cultivo y producción de alimentos desde las ciudades (ojo,
producir, no solo procesar alimentos que es diferente), mientras que en el
campo existan tecnologías, educación y salud.
En
Oaxaca si existe la lucha de clases, caciques contra campesinos sin tierra,
pequeños comerciantes contra los grandes consorcios, quienes a través del
también racista Gobierno del Estado de Oaxaca, los criminaliza, es decir,
comete el trabajo en un delito por no estar reglamentado por el Estado tirano.
Existe la lucha de los profesores contra el Estado – patrón, que no es una
directa lucha de clases, aunque ambos bandos se deberían reconocer como
representantes de un estamento, o mejor dicho clase social. El Estado – patrón
se debería reconocer públicamente como representante, como sirviente de los
intereses de los empresarios que acechan para privatizar y convertir en un
negocio la educación. Los profresores, defienden la educación para las
comunidades originarias, no como un negocio, sino como un derecho, no como una
imposición, sino como una herramienta de desarrollo integral, no como una
herramienta de mercado. Lástima que en estos últimos puntos muchos profesores
no son consecuentes, el Gobierno del Estado si ha hecho su papel de defender a
los empresarios, a la enana, estúpida, ignorante y retrógrada burguesía
oaxaqueña.
II. Sobre el positivismo
“marxista”
Finalizo
con este breve pasaje del libro “El poder de la Negatividad” de Raya
Dunayevskaya, en el apartado “La dialéctica hegeliana y la lucha por la
libertad en la década del sesenta”, una conferencia con intelectuales
marxistas, no marxistas, blancos, negros, principalmente del movimiento Black
Power y por los derechos de la “minoría” más grande de los Estados Unidos en
ese entonces (1968):
Si el gobierno piensa que debido
a algunos astronautas héroes vamos a olvidar la guerra, el racismo, la pobreza
y que el mundo necesita alguna reconfiguración, vamos a tener que decirles las
cosas como son. Ante todo está el HOMBRE y el TRABAJO. No es la luna que bajó a
vernos. Somos nosotros los que subimos a observar la luna, y los aparatos que
han ido a esta no son solamente un asunto de la ciencia. De hecho, la razón por
la cual se puede ir a la luna pero no se puede resolver el problema de la
vivienda justamente aquí en un barrio marginal, se debe a que siempre ha
existido, en la sociedad de clases, la división entre la ciencia y la vida.
Y Marx vio hace muchos, muchos
años, hace ya más de 130 años, que si se
va a tener un principio diferente hacia la vida y otro hacia la ciencia, se va
a vivir en una mentira. Y es esto, justamente, lo que hemos estado viviendo
todos estos años, por lo que hay razones para que exista esta gran división.
Toda la historia de la humanidad
podría elaborarse justamente sobre la base de la historia del trabajo. Aun si
excluimos la ciencia (lo cual no podemos hacer), todavía sería un hecho que no
son los aparatos solos los que van a la luna sino lo que el trabajo ha creado.
El trabajo ha creado las cosas primarias sobre la tierra, lo que realmente hace
que el mundo funcione: comida, cobija, vestimenta. El trabajo lo ha creado todo. Pero no piense que porque el hombre
trabajador ha creado todo esto, la única cosa que puede hacer es trabajo
manual. Eso es lo que los capitalistas quieren que ustedes piensen.
Hay otro tipo de trabajo además
del manual – la actividad intelectual y esta actividad intelectual no está
restringida a los intelectuales. De hecho, lo que generalmente ellos piensan
proviene de este movimiento desde abajo. Lo más importante es que los
trabajadores tengan sus propias ideas y las ideas que piensan los trabajadores
son las ideas que mueven el mundo.
Todo se resume en una palabra:
libertad. No existe idea que tenga alguna importancia a menos que sea la idea
de cómo alcanzar la libertad. Toda la historia del hombre son diversos estadios
de la lucha por la libertad, y aunque el capitalismo pueda ser mejor que la
esclavitud, tenemos un gran trecho que avanzar. Así – en primer lugar tenemos
el trabajo como la actividad manual, en segundo lugar, el trabajo como
actividad mental. Lo que hace que todo
cambie es cómo y por qué medios, se puede llegar a la libertad, a las masas que
activamente avancen hacia la libertad.
Si
Marx decía que “Al
llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales
de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción
existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las
relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De
formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten
en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. (…) Ninguna
formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas
productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas
relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su
existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua.”1
Hoy, la burguesía ha convertido esas fuerzas productivas en fuerzas
destructivas de los medios de producción, de los recursos naturales, que son la
base, la materia prima para la subsistencia de la humanidad. Por lo que “la humanidad se propone siempre únicamente
los objetivos que puede alcanzar”2, nosotros somos quienes
tenemos que construir ese mañana, el derrocamiento de la burguesía desde la
base misma de la producción hacia la transformación socialista de la humanidad,
que signifique no destruir los medios de producción, la madre naturaleza, sino
aprender a asumirnos como parte de un medio natural, pues “bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan
cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales
para su realización.”3
1, 2 y 3 Introducción
a la Crítica de la Economía Política. Carlos Marx.
IV
¿Es
cierto que Marx reduce todo a lo económico desechando el “abstruso” y abstracto hegelianismo?
Es antiguo prejuicio, afirmación que se ha hecho trivial, que el
hombre se distingue del animal por el pensamiento; puede parecer trivial, pero
también puede parecer extraño que haya necesidad de recordar esta antigua creencia.
Y, sin embargo, parece que es necesario, a causa de las corrientes modernas,
que se complacen separar el pensamiento
del sentimiento hasta llegar a presentarse como enemigos, como si el
sentimiento fuese desnaturalizado, manchado y hasta aniquilado por el
pensamiento.
El haber descuidado tener presente la diferencia propia de la
filosofía respecto del pensamiento, ha sido ocasión de las más groseras
opiniones y de los reproches que consiguientemente le han dirigido.
Pero una cosa es tener sentimientos y representaciones determinados y
compenetrados por el pensamiento, y otra tener pensamientos sobre ellos. Sólo
los pensamientos, producidos por la reflexión sobre aquellos modos de la
conciencia, constituyen lo que se llama reflexión, razonamiento, etcétera, y
también filosofía. Hegel, enciclopedia de las ciencias filosóficas, parágrafo
2.
Me llamó la atención sobre la reunión del lunes 17
de abril con otros activistas, el hecho de que Vladimir del GI señalara que Marx
al inicio de sus estudios se concentró en lo filosófico, y después evolucionó
hacia lo económico. Esto lo vengo escuchando desde que yo tenía 17 años
en voz de maoístas y estalinistas, pero me parece raro viniendo de alguien que
se reivindica parte del movimiento trotskista, las obras de Trotsky han
defendido a capa y espada la dialéctica marxista, baste mencionar sus polémicas
contra Max Schatman y James Burnham, quienes en el seno del partido socialista
norteamericano (Socialist Workers Party) abogaban porque la abstrusa e
idealista dialéctica hegeliana, fuera extirpada del lenguaje marxista, incluso
la llegaron a comparar con la religión. El primer “marxista” en levantar la voz
contra el abstruso hegelianismo, fue Eduard Bernstein, quien de inmediato fue
combatido por Rosa Luxemburgo en su Reforma y Revolución. Desgraciadamente
quienes han llamado a abandonar la dialéctica hegeliana han terminado en el
basurero de la historia jugando un papel funesto, dígase Benstein, Bujarin,
Plejanov, o el mismo Stalin con su camarilla. Ese análisis histórico lo
abordaré más a fondo en un próximo artículo, mientras tanto, me remitiré a
señalar algunos aspectos del reduccionismo económico y los ataques contra la
dialéctica de Vladimir citando la “Miseria de la Filosofía”, cuando en realidad
se trataba de la onceava tesis sobre Feuerbach. Donde Marx aparentemente
renuncia a la filosofía, hecho que desmentiré más adelante:
Los filósofos no han hecho más que interpretar de
diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Carlos
Marx, Tesis sobre Feuerbach
“Sin teoría revolucionaria, tampoco puede haber
práctica revolucionaria, sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia,
puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia” Lenin. ¿Qué hacer?, 1902
El marxismo se diferencia del tanto del
racionalismo puro y abstracto (que rechaza cualquier sentimiento en el análisis
para evitar que este interfiera con la razón), como del positivismo, que trata
a las ciencias sociales como si estas se pudieran tratar con el mismo método de
las ciencias empíricas o experimentales, o mejor dicho de las ciencias
“naturales” (ahora llamadas ciencias básicas) como la física, la química, la
biología, y sus combinaciones. Por otra parte, el análisis positivista, se
contenta con el simple percibir de los hechos, sin tomar partido en ningún
fenómeno social en pos de no manchar el nombre de la ciencia. Por el contrario,
el marxismo es una ciencia tanto teórica como práctica, racional y empírica, una
filosofía revolucionaria que no se contenta con el saber contemplativo, pues
parte de la lucha de los trabajadores, desde el estudio de la sociedad de
clases en Roma, la edad media, concluyendo que la historia de la humanidad es
la lucha de clases (Manifiesto Comunista), pasando para análisis posteriores de
la práctica concreta de los trabajadores (las revoluciones de 1848 a 1951 en
Alemania, Francia, Italia y Hungría) para concluir (en la teoría, partiendo de
la experiencia práctica) que el partido obrero revolucionario debía actuar (en
lo que hoy llamamos frente único) con
los partidos de la democracia pequeñoburguesa cuando se trataba de derrotar la
coalición aristocrático-liberal, mientras que en todas las demás cuestiones,
debía actuar de manera independiente bajo la consiga de la revolución
permanente, es decir, no detenerse en la revolución democrático burguesa, sino “hacer
la revolución permanente, mantenerla en marcha hasta que todas las clases
poseedoras y dominantes sean desprovistas de su poder, hasta que la maquinaria
gubernamental sea ocupada por el proletariado y la organización de la clase
trabajadora de todos los países esté tan
adelantada que toda rivalidad y competencia
entre ella misma haya cesado y hasta que las más importantes fuerzas de
producción estén en manos del proletariado. Para nosotros, no es cuestión de
reformar la propiedad privada, sino
abolirla; paliar los antagonismos de clase, sino abolir las clases; mejorar la
sociedad existente, sino establecer una nueva.”(Carlos Marx. Circular del Comité Central a la Liga Comunista, 1850,
también conocida como Mensaje a la liga de los comunistas).
Así también, la revolución francesa de 1848-1851
fue objeto de estudio para Carlos Marx, la comuna de París, fue inspiración
para el trabajo libremente asociado plasmado en El Capital en contraposición al
trabajo enajenado.
Dicho esto, el marxismo no es una ciencia
imparcial, sino una filosofía revolucionaria, considero que es importante
debatir el marxismo de Marx, desde sus bases, pues la piedra angular de sus
análisis, es la dialéctica hegeliana, Dunayevskaya lo llama “la fusión del
materialismo con el idealismo”, haciendo alusión a las conclusiones de Hegel
sobre la abolición de la contradicción entre concepto y realidad, retomando los
cuadernos filosóficos de Lenin hechos en 1914. En realidad, esta abolición de
la abolición entre concepto y realidad, lo maneja Hegel también en su lógica
menor, la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas; obra de la cual Marx opina:
“Lo
más destacado en la Fenomenología de Hegel y su conclusión final – esto es, la
dialéctica de la negación como principio de movimiento y generación- es que
primero él… aprehende de este modo la esencia del trabajo y comprende al hombre
objetivo- verdadero, pues es el hombre real, en la circunstancia de que Hegel…
captó la esencia del trabajo… la verdadera actividad que relaciona al hombre,
como un resultado de la historia” Carlos Marx. Crítica de la dialéctica
hegeliana
“Mi primer trabajo, emprendido para resolver las
dudas que me asaltaban, fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del
derecho, trabajo cuya introducción vio la luz en 1844 en los
"Deutsch-Französische Jahrbücher" [5], que se publicaban en París. Mi investigación
desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las
formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada
evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en
las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel,
siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el
nombre de «sociedad civil», y que la
anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la Economía Política.
En Bruselas, a donde me trasladé en virtud de una
orden de destierro dictada por el señor Guizot, hube de proseguir mis estudios
de Economía Política, comenzados en París. El resultado general a que llegué y
que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse
así: en
la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que
corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas
de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona
el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la
conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser
social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de
desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en
contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más
que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de
las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las
fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre
así una época de revolución social.
Carlos Marx, introducción a la
Contribución de la crítica de la economía política. 1859”
Los críticos de Marx y Engels, siempre los acusaron
de reducir todo a lo económico, de esta misma interpretación parten los
estalinistas, y ahora Vladimir. Federico Engels desmintió el reduccionismo
económico que se le atribuía tanto a él como a Marx en vida en sus cartas y
escritos, particularmente en “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica
alemana”, así como en otra carta más específica a José Bloch, fechada 21-22 de
septiembre de 1890, de la cual reproduzco algunos fragmentos:
"Según la concepción materialista de la
historia, el factor que en última
instancia determina la historia es la producción y la reproducción
de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo
tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase
vacua, abstracta y absurda"
La
situación económica es la base, pero los diversos factores de la
superestructura que sobre ella se levanta, ejercen también su influencia sobre
el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos
casos, su forma. De otro modo, aplicar la teoría a un época histórica
cualesquiera sería más fácil que
resolver una simple ecuación de primer grado.
Somos
nosotros mismos quienes hacemos nuestra historia, pero la hacemos, en primer
lugar, con arreglo a premisas y condiciones muy concretas. Entre ellas, son las
económicas las que deciden en última instancia. Pero también desempeñan su
papel, aunque no sea decisivo, las condiciones políticas, y hasta la tradición,
que merodea como un duende, la cabeza de los hombres.
Además,
me permito rogarle que estudie usted esta teoría en las fuentes originales y no
en obras de segunda mano; es, verdaderamente, mucho más fácil. Marx, apenas ha
escrito apenas nada, en que esta teoría no desempeñe ningún papel.
Especialmente, el 18 Brumario de Luis Bonaparte es un magnífico ejemplo de
aplicación de ella. También en El Capital se encuentran muchas referencias. En
segundo término, me permito remitirle también a mis obras La subversión de la
ciencia por el señor Düring y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica
alemana, en las que se contiene, a mi modo de ver, la posición más detallada
del materialismo histórico.
El
que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto
económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo.
Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se
negaba, y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la
debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de acciones
y reacciones. Pero, tan pronto se trataba de exponer una época histórica y, por
tanto, de aplicar prácticamente el principio, cambiaba la cosa, y ya no había
posibilidad de error.
Desgraciadamente,
ocurre con harta frecuencia que se cree haber entendido totalmente y que se
puede manejar sin más una nueva teoría por el mero hecho de haberse asimilado,
y no siempre exactamente, sus tesis fundamentales. De este reproche, no se
hallan exentos muchos de los nuevos <> y así se explican
muchas de las cosas peregrinas que han aportado.
*El texto citado, se puede encontrar en el
tomo III de las Obras Escogidas de Marx y Engels, de la Editorial Progreso
Por su parte, Marx, desde la sagrada familia, y
posteriormente en su 18 brumario, aclara su posición respecto de la historia
como algo producido, la actividad propia del hombre:
“La
historia no hace nada; no posee riquezas colosales, no libra ninguna batalla.
Es más bien hombre – el hombre real vivo – el que actúa, posee y lucha. No es
de ninguna manera la historia la que utiliza al hombre como un medio para
llevar a cabo sus fines, como si se tratara de otra persona; por lo contrario,
la historia no es más que la actividad propia del hombre en persecución de sus
propios fines.” La Sagrada Familia.
Marx afirma en su 18 Brumario que “Los hombres
hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo
circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con
que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado. La tradición
de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los
vivos”. Estos no son agentes involuntarios ni títeres de la historia, sino que
la lucha de tendencias, partidos y fuerzas sociales en disputa, los hombres y
mujeres reales, concretos, no ficticios ni teóricos, son los que construyen la
historia y determinan su devenir, o al menos influyen en que este se transforme.
Por su parte, Engels en su Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica
alemana, complementa las mismas ideas que dan vida al materialismo histórico y
dialéctico:
“Los
hombres hacen su historia, cualesquiera que sean los rumbos de ésta, al
perseguir cada cual sus fines propios con la conciencia y la voluntad de lo que
hacen; y la resultante de estas numerosas voluntades, proyectadas en diversas
direcciones, y de su múltiple influencia sobre el mundo exterior, es
precisamente la historia.” (…) Ahora bien, la historia del desarrollo de la sociedad difiere
sustancialmente, en un punto, de la historia del desarrollo de la naturaleza.
En ésta —si prescindimos de la reacción ejercida a su vez por los hombres sobre
la naturaleza—, los factores que actúan los unos sobre los otros y en cuyo
juego mutuo se impone la ley general, son todos agentes inconscientes y ciegos.
De cuanto acontece en la naturaleza —lo mismo los innumerables fenómenos
aparentemente fortuitos que afloran a la superficie, que los resultados finales
por los cuales se comprueba que esas aparentes casualidades se rigen por su
lógica interna—, nada acontece por obra de la voluntad, con arreglo a un fin
consciente. En cambio, en la historia de
la sociedad, los agentes son todos hombres dotados de conciencia, que actúan
movidos por la reflexión o la pasión, persiguiendo determinados fines; aquí,
nada acaece sin una intención consciente, sin un fin deseado. Pero esta
distinción, por muy importante que ella sea para la investigación histórica,
sobre todo la de épocas y acontecimientos aislados, no altera para nada el
hecho de que el curso de la historia se rige por leyes generales de carácter
interno. También aquí reina, en la superficie y en conjunto, pese a los fines
conscientemente deseados de los individuos, un aparente azar; rara
vez acaece lo que se desea, y en la mayoría de los casos los muchos fines
perseguidos se entrecruzan unos con otros y se contradicen, cuando no
son de suyo irrealizables o insuficientes los medios de que se dispone para
llevarlos a cabo. Las colisiones entre las innumerables voluntades y actos
individuales crean en el campo de la historia un estado de cosas muy análogo al
que impera en la naturaleza inconsciente.
Los fines que se persiguen con los actos son obra de la voluntad, pero los resultados
que en la realidad se derivan de ellos no lo son, y aun cuando parezcan
ajustarse de momento al fin perseguido, a la postre encierran consecuencias muy
distintas a las apetecidas. Por eso, en conjunto, los acontecimientos
históricos también parecen estar presididos por el azar. Pero allí donde en la
superficie de las cosas parece reinar la casualidad, ésta se halla siempre
gobernada por leyes internas ocultas, y de lo que se trata es de descubrir
estas leyes.
Por tanto, si se quiere
investigar las fuerzas motrices que —consciente o inconscientemente, y con
harta frecuencia inconscientemente— están detrás de estos móviles por los que
actúan los hombres en la historia y que constituyen los verdaderos resortes
supremos de la historia, no habría que
fijarse tanto en los móviles de hombres aislados, por muy relevantes que ellos
sean, como en aquellos que mueven a grandes masas, a pueblos en bloque, y,
dentro de cada pueblo, a clases enteras; y no momentáneamente, en explosiones
rápidas, como fugaces hogueras, sino en
acciones continuadas que se traducen en grandes cambios históricos. Indagar
las causas determinantes de sus jefes —los llamados grandes hombres— como
móviles conscientes, de un modo claro o confuso, en forma directa o bajo un
ropaje ideológico e incluso divinizado: he aquí el único camino que puede
llevarnos a descubrir las leyes por las que se rige la historia en conjunto, al
igual que la de los distintos períodos y países. Todo lo que mueve a los hombres tiene que pasar necesariamente por sus
cabezas; pero la forma que adopte dentro de ellas depende en mucho de las
circunstancias.
De hecho si recordamos la tesis que uno de los
participantes en las reuniones de los lunes en donde acertadamente señala que
en la “Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel”, Carlos Marx señala que
son precisamente los hombres concretos quienes construyen la historia a través
de choques, de la lucha de clases podríamos señalar más concretamente; coincide
plenamente con las explicaciones de Engels.
Baste recordar además, que Marx en su prólogo al
primer tomo de El Capital, se reconoce como discípulo de Hegel y se disculpa
con sus lectores por el lenguaje hegeliano y la estructura hegeliana del
desarrollo de ese primer tomo, no se disculpa por deficiencias de idealismo,
sino porque el lenguaje resultaría muy complejo para sus lectores; por ello
Engels le pidió que elaborara notas y explicaciones de sus conclusiones que
aparentaban ser muy teóricas y abstractas, pero que en realidad son
materialistas y dialécticas a la vez, pues El Capital parte de la práctica de
los trabajadores, de la realidad concreta, hacia la teoría, hacia el concepto.
Aquí podemos visualizar la relación y la abolición de la contradicción entre
concepto y realidad de Hegel. Pensar que el Marx que escribió El Capital, es un
Marx distinto (el economista) al Marx filósofo de la Sagrada Familia, es vivir
en un error, leer el marxismo de Marx, con los anteojos de Stalin, de un
materialismo torpe y abstracto. Al respecto, Marx aclara:
“El señor Lange se asombra de que Engels,
yo, etcétera, tomemos en serio al perro muerto de Hegel, cuando Buchner, Lange,
el doctor Düring, Fechner, etcétera, coinciden entre ellos (pobrecitos), lo han
enterrado desde hace tiempo. Lange es lo suficientemente ingenuo como para
decir que yo << me muevo con notable libertad>> en la materia
empírica. No tiene la mayor idea de que este “libre movimiento en la materia”
no es más que una paráfrasis del método para ocuparse de la materia: el método
dialéctico”. Carta
a Kuggelman, 27 de junio de 1870.
Me resulta muy importante señalar estos pasajes,
pues cuando los estalinistas a través de la historia han tomado el “marxismo”
como un dogma y no como una guía para la acción, como una “ciencia” “positiva” que para ellos determina quién es
reaccionario y quién no, que ha sido motivo de enviar a millones de personas a
campos de concentración, de enviar a pueblos originarios a la horca por
defender su cultura, resalta la importancia histórica de comprender el papel
preponderante de la filosofía y del humanismo de Marx. Cuando se cita el
prólogo al primer tomo del capital, donde Marx habla de que lo único que hacía
falta era poner a Hegel con los pies en la tierra (lo cual no liquida su
relación con la filosofía hegeliana, no se equivocaba, pues para Hegel, el motor del desarrollo, no es
el hombre, sino “la idea que se piensa a sí misma”, su “automovimiento”
la mitad de la verdad estaba dicha de una forma muy abstracta, esta
ambigüedad es la que irrita a Carlos Marx, como si las ideas flotaran entre el
cielo y la tierra: “En el lugar que le corresponde a la realidad humana,
Hegel ha puesto el conocimiento absoluto” (Crítica de la dialéctica hegeliana).
La frasecita de que
Hegel estaba de cabeza y Marx lo vino a poner sobre sus pies, no liquida la
relación de Marx y Engels con Hegel en lo particular, así como con la filosofía
en lo general. Siendo así: “La inmensa tarea de la filosofía, que está al
servicio de la historia, consiste en desenmascarar la autioalienación humana en
su forma secular, ahora que ya ha sido desenmascarada en su forma sagrada (…)
Es con razón que el partido político práctico en Alemania, exige la negación de
la filosofía. Su error consiste en creer que puede alcanzar esta negación
volviendo la espalda a la filosofía, mirando hacia otro lado, murmurando
algunas frases trilladas y malhumoradas (…) no se puede abolir la filosofía sin
realizarla.” Marx. Crítica de la filosofía del derecho de Hegel.
Estas palabras del “joven Marx” no
contrastan con las del viejo y maduro Engels:
Si
deja de ser necesaria cualquier filosofía, también dejará de serlo cualquier
sistema, aunque sea un sistema natural de filosofía.
La comprensión de que la totalidad de los procesos naturales se encuentra en
una conexión sistemática mueve a la ciencia a mostrar esa conexión sistemática
en todas partes, en el detalle igual que en el conjunto. Pero la
correspondiente exposición científica completa de esa conexión, la composición
de una reproducción mental exacta del sistema del mundo en que vivimos, nos es
imposible y sería imposible para todos los tiempos. Si en algún momento de
la evolución de la humanidad se compusiera un tal sistema definitivo y concluso
de las conexiones del mundo físico, espiritual e histórico, quedaría con ello
cerrado el reino del conocimiento. Federico Engels, La subversión de la ciencia
por el señor Düring.
“Lo
que ponía al modo discursivo de Hegel por encima del de todos los demás
filósofos era el formidable sentido histórico que lo animaba. Por muy abstracta
e idealista que fuese su forma, el desarrollo de sus ideas marchaba siempre
paralelamente con el desarrollo de la historia universal, que era, en realidad,
sólo la piedra de toque de aquél. Y
aunque con ello se invirtiese y pusiese cabeza abajo la verdadera relación, la
Filosofía nutríase toda ella, no obstante, del contenido real; tanto más cuanto
que Hegel se distinguía de sus discípulos en que no alardeaba, como [527]
éstos, de ignorancia, sino que era una de las cabezas más eruditas de todos los
tiempos. El fue el primero que intentó poner de relieve en la historia un
proceso de desarrollo, una conexión interna; y por muy peregrinas que hoy nos
parezcan muchas cosas de su filosofía de la historia, la grandeza de la
concepción fundamental sigue siendo todavía algo admirable, lo mismo si
comparamos con él a sus predecesores que si nos fijamos en los que después de
él se han permitido hacer consideraciones generales acerca de la historia. En
la "Fenomenología", en la "Estética", en la "Historia
de la Filosofía", en todas partes vemos reflejada esta concepción
grandiosa de la historia, y en todas partes encontramos la materia tratada
históricamente, en una determinada conexión con la historia, aunque esta
conexión aparezca invertida de un modo abstracto.” Federico Engels.
Contribución a la Crítica de la Economía Política.
Para concluir, dejemos que
sea el mismo Marx quien termine de explicar su relación con Hegel:
"Yo critiqué el
aspecto místico de la dialéctica hegeliana hace casi treinta años, en una época
en que todavía estaba de moda. Pero en el momento mismo en que redactaba el
primer volumen de Das Kapital, los
epígonos gruñones, presuntuosos y mediocres, que hoy dictan la ley en la
Alemania culta, se complacían en tratar a Hegel, como el bueno de Moses
Mendelssohn, en tiempos de Lessing, había tratado a Spinoza, es decir, como ‘perro muerto'. Por consiguiente,
me declaré abiertamente discípulo de ese gran pensador, y en el capítulo sobre
la teoría del valor llegué inclusive a coquetear con su manera peculiar de
expresarse.] Pero si bien, debido a su confusión, Hegel desfigura a la
dialéctica por medio del misticismo, es, sin embargo, el primero que expone su
movimiento de conjunto. En él se encuentra cabeza abajo; basta con ponerla
sobre sus pies para encontrarle su fisonomía en todo sentido racional. (…) En
su aspecto místico, la dialéctica se convirtió en una moda en Alemania, porque
parecía glorificar las cosas existentes. En
su aspecto racional es un escándalo y una abominación para las clases
dirigentes y sus ideólogos doctrinarios, porque en la comprensión positiva de
las cosas existentes incluye a la vez el conocimiento de su negación fatal, de
su destrucción necesaria; porque el captar el movimiento mismo, del cual todas
las formas acabadas son apenas una configuración transitoria, nada puede
detenerla; porque en esencia es crítica y revolucionaria".
Introducción a El Capital.
Este aspecto racional de la dialéctica hegeliana
(la teoría del valor en El Capital), es el mismo que posteriormente Louis
Althusser y los estalinistas, tratarían décadas más tarde de omitir en el
estudio de El Capital, tachándolo de pedantesco e innecesario. Precisamente
cuando Stalin había declarado que en Rusia se había llegado al comunismo
(desaparición del Estado y las clases sociales) y trataba de empatar este hecho
argumentando que en el socialismo seguiría operando la ley del valor, es cuando
debieron haber resaltado a la luz las observaciones de Marx al respecto:
El
señor Wagner olvida que mi tema no es el valor de uso, ni tampoco el valor de
cambio, sino una mercancía (…). En segundo lugar, solamente un Vir obscurus que
no haya entendido ni jota de El Capital, puede no darse cuenta del hecho de
que, ya al hacer el análisis de la mercancía, yo no me he detenido en la forma
dual en que ésta aparece, sino que voy directamente al hecho de que en este ser dual que es la mercancía, se
expresa el carácter dual del trabajo cuyo producto ella es (…) En el exámen del
valor, tuve en cuenta las relaciones burguesas y no una aplicación de esta
teoría del valor a un “Estado socialista”.
Notas marginales sobre la obra de Adolph Wagner:
Allgemeine oder theoretische Wolkswirtschatstehere. Traducido del Ruso
(archivos de Marx, libro 5, editado por Riazanov) por Raya Dunayevskaya para su
obra: filosofía y revolución.
Lenin y el idealismo Hegeliano
“Es
imposible captar enteramente el capital de Marx, y especialmente su primer
capítulo, sin haber estudiado y comprendido toda la Lógica de Hegel. Por consiguiente, ¡ninguno de los marxistas
ha entendido a Marx en la última mitad de siglo!” (..) “La suma, la última
palabra de la lógica de Hegel es el método dialéctico, esto es extremadamente notable.
Y una cosa más: en esta obra de Hegel,
la más idealista de todas, hay menos idealismo y más materialismo que en
ninguna otra. ¡Es contradictorio, pero
es un hecho!” (…)“Plejánov escribió sobre filosofía (dialéctica)
probablemente cerca de mil páginas. No
hay nada en ellas sobre la lógica mayor; acerca de ella, de sus
pensamientos (la dialéctica como una
ciencia filosófica) ¡nada!”
“La
continuación de la obra de Hegel y Marx debe consistir en la elaboración
dialéctica de la elaboración de la historia del pensamiento humano, de la
ciencia y la técnica.”
V.I.
Lenin, Cuadernos filosóficos (Apuntes sobre la lógica de Hegel)
Tras el estallido de la primera guerra mundial en
1914, se dio un debate a lo interno del partido bolchevique donde Lenin se vio
aislado temporalmente frente a Bujarin y Pyatakov en la autodeterminación de
las naciones. Antes de la guerra, todos los bolcheviques estaban a favor de la
autodeterminación de las naciones, durante la guerra, Bujarin tachó de
chovinista esta consigna:
La
época imperialista es una época de absorción de los pequeños estados (…) Por lo
tanto, es imposible luchar en contra del imperialismo… ergo en contra del
capitalismo en general. Cualquier desviación de este camino, cualquier apoyo a
tareas parciales de la “liberación de las naciones” en el reino mismo de la civilización capitalista, significa la
desviación de las fuerzas proletarias de la solución real del problema… La
consigna de la autodeterminación es utópica y perjudicial… como consigna que
disemina ilusiones (…) El colapso de la segunda internacional es reconocido
como un hecho. Este colapso se explica no tanto por la traición de los
dirigentes como por las causas objetivas de la conducta chauvinista de las
masas. 1
Durante esta época posterior a su regreso al
estudio de la filosofía hegeliana y en medio de la mayor crisis del movimiento
socialista internacional, Lenin volvió a Hegel para ganar un dinero extra (un
resumen de la dialéctica para la enciclopedia Granat) al publicar un ensayo
sobre marxismo. A partir de entonces, todo análisis económico partía de la
dialéctica. Empezando por sus cuadernos sobre el imperialismo, su dinámica
interna: el monopolio centraliza el trabajo y los medios de producción, que a
su vez será negado por el trabajador, es decir expropiado, la guerra
imperialista que habría de convertirse en guerra contra las respectivas
burguesías nacionales. En ese intervalo 1914-17, es que vuelve sus armas
teóricas contra el codirigente de Bujarin, Pyatakoiv: “El verdadero origen de todos sus curiosos errores en lógica es que su
pensamiento ha sido deprimido por la guerra; debido a esta depresión la
posición del marxismo hacia la democracia en general ha sido básicamente
distorsionada (…) el capitalismo en general y el imperialismo en particular
transforman la democracia en una ilusión (…) al mismo tiempo generan tendencias
democráticas entre las masas”2. Incluso no vaciló en llamar a
esa tendencia como –economismo imperialista: “la actitud desdeñosa del
economismo imperialista hacia la democracia constituye una de esas formas de
depresión o supresión o supresión del razonamiento humano causada por la
guerra.
Ya, para después de la revolución de octubre
(noviembre) de 1917, Bujarin nuevamente intentó desconocer el derecho de las
naciones a la autodeterminación, toda vez que Rusia era ya un estado obrero,
admitiendo que en algunos casos, estaría a favor de la autodeterminación
nacional, como de los hotentones, los salvajes sudafricanos y los indios, a lo
que Lenin respondió:
“Al escuchar esta enumeración pensé: ¿Cómo es
posible que el camarada Bujarin haya olvidado
esta insignificancia, los bashkires? No hay africanos en Rusia, y no
tengo conocimiento de que los hotentones hayan reclamado una república
autónoma, pero los bashkires, kirguizes (…) No podemos negarle ese derecho ni a
uno solo de los pueblos que viven dentro de los límites del antiguo imperio
ruso.3
Incluso el mismo Lenin, no hacía fetichismo del
partido bolchevique: “No atribuyo
importancia al deseo de retener la palabra <>, pues
conozco a algunos viejos bolcheviques de los cuales Dios me proteja” 4.
Antes había amenazado romper con la mayoría bolchevique cuando nadie entendió
su ¿qué hacer?, incluso de acuerdo con el libro de Pierre Borué, sufrió una
crisis nerviosa. Más adelante se quedó en minoría cuando defendió el
materialismo dialéctico frente al liquidacionismo filosófico que se apoyaba en
Match. Incluso durante el preludio a la insurrección de octubre amenazó con
renunciar al partido si no se acordaba la insurrección. Esos bolcheviques a los
que se refería Lenin, eran quienes más tarde aplastarían a las pequeñas
naciones, en su testamento (carta al congreso), habla de Bujarin concluyendo:
“Bujarin no es sólo el teórico más grande y valioso
del partido sino también puede ser legítimamente considerado como el favorito
de todo el partido; pero sus concepciones teóricas muy difícilmente pueden
considerarse marxistas, pues hay algo de escolástico en él (nunca aprendió y
pienso que nunca comprendió plenamente la dialéctica).”
Y para que no quede lugar a dudas de la relación de
Lenin con Hegel, citaré una pequeña parte de su artículo “Sobre el significado
del materialismo militante”:
"Por supuesto, este
estudio, esta interpretación, esta propaganda de la dialéctica hegeliana es
extremadamente difícil, y las primeras experiencias en este sentido, sin duda,
irá acompañadas de errores. Pero sólo quien nunca hace nada nunca se
equivoca. Tomando como base el
método de Marx de aplicar de manera materialista la forma de concebir la
dialéctica hegeliana, podemos y deberíamos elaborar esta dialéctica desde todos
los aspectos, imprimir en los diarios extractos de las principales obras de
Hegel, interpretarlos de manera materialista y comentarlos con la ayuda de
ejemplos de la forma en que Marx aplica la dialéctica, así como de ejemplos de
dialéctica de la esfera de las relaciones económicas y políticas, que la
historia reciente, especialmente la guerra imperialista moderna y la
revolución, proporciona con abundancia inusual"
En una ocasión, cuando regresamos solidarios con
San Juan Copala decepcionados de la 2ª Caravana Humanitaria porque no entramos
a dejar la ayuda que era nuestro principal objetivo ideal, el compa David
Venegas nos explicaba en una reunión, que los solidarios que fuimos a esa
caravana, debemos reconocer que somos idealistas (en el buen sentido de la
palabra), que tenemos sueños, y que muchos de nuestros sueños se vieron
reflejados o los veíamos en el Municipio Autónomo de San Juan Copala. Esas
palabras me llenaron de inspiración, eso mismo es lo que los comunistas,
socialistas, marxistas, trotskistas, etc; reconocemos como el factor subjetivo
de la revolución, porque no son las máquinas solas las que hacen la historia,
sino quienes hacemos que ellas y la sociedad entera se muevan, somos los
hombres reales, no imaginarios: los trabajadores.
Les adjunto aquí mismo, otra parte de la
ponencia: “A LA TERCERA ASAMBLEA NACIONAL OBRERA DE
TRABAJADORES DEL CAMPO, LA CIUDAD Y EL MAR ADHERENTES A LA SEXTA DECLARACIÓN DE
LA SELVA LACANDONA”.
La vida del capitalismo monopolista de nuestra época es una cadena de
crisis. Cada una de las crisis es una catástrofe. La necesidad de salvarse de
esas catástrofes parciales por medio de murallas aduaneras, de la inflación,
del aumento de los gastos del gobierno y de las deudas, prepara el terreno para
otras crisis más profundas y más extensas. La lucha por conseguir mercados,
materias primas y colonias hace inevitables las catástrofes militares. León
Trotsky, ¿Qué es el marxismo?
Las charlatanerías de toda especie según las cuales
las condiciones históricas no estarían todavía “maduras” para el socialismo no
son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente. Las condiciones objetivas de la revolución
proletaria no sólo están maduras sino que han empezado a descomponerse. Sin
revolución social en un próximo período histórico, la civilización humana está
bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe. Todo depende del proletariado,
es decir, de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la humanidad
se reduce a la dirección revolucionaria. León
Trotsky. La agonía del capitalismo y las tareas de la IV internacional (El
programa de transición).
Tras el fin de la primera guerra mundial, el
capitalismo recompuso sus fuerzas y entró en una fase económica ascendente
mediante la cual todo parecía ir sobre ruedas, justo en la cúspide del
crecimiento económico se dio la más grande crisis económica conocida hasta
entonces (1929). Ante tales hechos, José Stalin proclamó que se trataba de la
“crisis final del capitalismo”, consigna con la cual caracterizó al “Tercer
periodo de la revolución proletaria.” A primera vista, esta proclama parecía
lógica o tal vez hasta estúpida.
Durante los primeros congresos de la Internacional
Comunista, Lenin y Trotsky explicaron que no existe una crisis final del
capitalismo en el sentido de un colapso automático del sistema como fichas de
dominó, sino que de dejársele a su suerte, el sistema capitalista encontraría
una nueva salida hasta de la crisis más profunda, sacrificando otra vez a la
clase obrera y a la humanidad. Esto sucedería si la clase obrera no
sacrificaría al capitalismo dándole un golpe mortal, preparando y llevando a la
acción su destrucción.
En contraparte Los ultraizquierdistas defendían que sí
existía tal crisis final y que este colapsaría debido a sus propias
contradicciones, esto no ha sucedido hasta la fecha. El estalinismo era
practicante de un nacionalismo estrecho al que no le interesaban tanto las
cuestiones más candentes dentro del movimiento proletario internacional, por lo
que sólo se contentaba con asumir que el capitalismo caería por su propio peso,
esta una actitud de comodidad y pereza mental llevó posteriormente a la
disolución de la 3ª Internacional Comunista. La política del Tercer periodo
pedía obediencia ciega e incondicional al sátrapa Stalin, ya que según él, todo
lo que no eran partidos comunistas subordinados por completo a Moscú eran
tachados de reaccionarios fascistas.
De la caracterización de un fenómeno económico, de un
diagnóstico de los factores objetivos y subjetivos para la revolución
socialista, para la socialización de los medios de producción, dependen sus
consecuencias prácticas. Como apuntaba con énfasis León Trotsky en el año 1938,
las condiciones económicas para la revolución socialista estaban ya tan maduras
que estaban empezando a descomponerse. Quizá valga la analogía, como un cadáver
apestoso que conforme pasan los años cada día apesta más que el anterior.
En el presente año 2011, el capitalismo apesta más que
nunca, una de las consecuencias de su descomposición orgánica es la aparición
en la escena de la política nacional el narco terrorismo – paramilitarismo de
Estado.
La interdependencia de los factores subjetivos y
objetivos de la revolución deben ser comprendidas con precisión y explicadas
hasta el cansancio comenzando por las definiciones más sencillas.
El factor subjetivo de la
revolución se compone de la
conciencia de clase de los trabadores*, y su grado de organización para
enfrentar al sistema capitalista, a los que hoy detentan la cúspide de ese
cadáver al que necrofilicamente se niegan a abandonar en tanto esto les permita
ganancias a costillas de la descomposición cada vez más profunda de la
sociedad. El capitalismo es capaz de recuperarse de una crisis económica sólo
engendrando otra todavía peor.
La conciencia de clase se refiere a que los trabajadores del campo,
la ciudad y el mar dejemos de soñar o pensar que vivimos en una telenovela, en
un mundo de juguete en el que muchos trabajadores enajenados creen ser parte de
la “clase media” que se encuentra en vías de desaparición. Consiste en que los
trabajadores seamos tengamos conciencia de que somos explotados, en que
tengamos conciencia de que somos pisoteados día tras día, que somos objeto de
burlas, humillaciones, discriminación, conciencia del lugar que nos toca en la
sociedad sin evasiones para comprender nuestras tareas inmediatas que son de
por sí de un carácter histórico, de la lucha entre las clases de la sociedad,
siendo la nuestra la única que para liberarse no necesita oprimir a otras
clases sociales, sino que vamos hacia la extinción de estas que sólo degradan
al ser humano y lo condenan a la miseria. Este es el paso adelante donde
pasaremos del reino de la necesidad, de la humillación del hombre por el
hombre, hacia el reino de la libertad, de los plenos derechos humanos hechos
valer de facto, en la práctica y no en los códigos legales o cartas
constitucionales.
Teniendo claridad de esto, podemos pasar al siguiente
punto que es el de la organización para dejar de ser explotados sin explotar a
otros en el futuro, de recuperar lo que nos pertenece y mediante qué métodos.
El factor objetivo son las condiciones económicas para que la
humanidad deje de pasar hambres y guerras imperialistas donde somos enviados
como simple carne de cañón para servir a los amos del dinero. Hasta hace 3
años, la ONU declaraba que con los recursos alimentarios existentes, alcanzaba
para dar de comer 4 meses ininterrumpidos a toda la población mundial
manteniéndolos incluso obesos y sin trabajar. Esa es la realidad, pero no por
ello deja de ser contradictoria, puesto que mientras Japón tira miles de
toneladas de arroz al mar o la da de comer a los cerdos para evitar que con su
abundancia en los mercados de todo el mundo, los precios del arroz se vengan
abajo, esto por el simple capricho de retenerlo en los almacenes o “stocks”
para evitar que esto suceda y ante la escases, ellos puedan darnos más caro
cada kilo y con ello ganar más dinero, a este fenómeno se le llama
especulación. Las consecuencias directas de ello es que más de 8 millones de
personas alrededor de todo el mundo mueran de hambre por no tener con que pagar
los alimentos, con la “crisis” actual, se calcula que entren 22 millones de
personas más a la pobreza extrema, quienes por regla general son los que
verdaderamente mueren por hambre, con estas estadísticas calculamos que cerca
de 30 millones de personas han muerto hasta este año por hambre, de ello no
dice nada la televisión, puesto que simplemente no les interesa. Las “clases
medias”, esas que en nuestro país dicen que lo son porque tienen un celular de
5000 pesos, pero que en cambio no tienen para comer, o para ir a la escuela, o
para vestir, o las verdaderas “clases medias” cada día van más en masa hacia
las filas del proletariado y del campesinado pobre.
Tras la caída del bloque soviético los ideólogos de la
burguesía hablaban del fin de las guerras, del fin de las crisis, del hambre,
hasta hablaban del fin de la historia (Francis Fukuyama), teniendo al “libre
mercado” como su última y más alta etapa de desarrollo. No ha pasado mucho
tiempo y vemos guerra tras guerra tras guerra, muerte tras muerte, dicen que
las clases decadentes suelen ver en el fin de la historia como el fin de su
existencia, pero es hora de pasar del reino animal de la lucha por la
sobrevivencia del más fuerte a la verdadera historia, en donde los desposeídos
ya no seremos más desposeídos, en donde se acabe verdaderamente el hambre
mediante la socialización de las riquezas mundiales.
Vale la pena recordar con atención las palabras del
anarquista Práxedis Guerrero:
“Tenemos hambre y sed de
justicia”, se oye por todas partes; pero ¿cuántos de esos hambrientos se
atreven a tomar el pan, y cuántos de esos sedientos se atreven a beber el agua
que está en el camino de la revolución?
Para algunos espíritus
sensibles, es más doloroso y bárbaro que perezcan mil hombres en la revolución,
a que vivan y mueran millones de hombres, mujeres y niños en las cárceles y en
la explotación.”
Así es que el factor
subjetivo y objetivo de la revolución son dependientes uno del otro para que esta pueda continuar y extenderse
con éxito, aunque en muchas ocasiones las revoluciones han empezado en países
“atrasados” como Rusia, Cuba, China, Vietnam, el Congo, Venezuela, en fin los
procesos de revoluciones coloniales se han realizado gracias al factor
subjetivo de la revolución, aunque somos críticos de los regímenes estalinistas
que nada tienen que ver con el socialismo, si podemos comprobar científicamente
que el derrocamiento de la burguesía es posible, así mismo podemos decir que si
no se le aniquila desde la raíz, y en todo el mundo, esta regresará como esas
plagas que se dan en el campo cuando una flor está en pleno crecimiento.
No sobra decir que ante la pregunta de si el
capitalismo está pasando también por una crisis en los ámbitos políticos,
cultural, social, ecológico, la respuesta está en las revoluciones egipcias, en
los movimientos masivos estudiantiles de la unión europea contra el Plan
Bolonia, en Chile, las protestas de los indignados de Wall Street, el
movimiento M-15 de España que se presenta como una rebelión social que ya le ha
puesto cascabel al gato, que ya ha identificado a los enemigos principales, a
la cabeza de hidra del sistema capitalista: los oligopolios, monopolios,
trutst, carteles, capital financiero y bancario.
Recordando
la “Crítica de la filosofía del derecho de Hegel” escrita por Carlos Marx, no
puedo dejar de mencionar que Marx reconoce que el hombre no es una cosa en sí,
sino un ente para sí, que no sólo somos materia, sino que somos materia
consciente de su propia existencia, al dejar de ser cosa en sí, nos convertimos
en la cosa para sí; análogamente, Marx desarrolla estas premisas filosóficas
respecto de las clases sociales, más precisamente del proletariado, que cuando
deja de ser una clase en sí y comienza a ser una clase para sí, el proletariado
ha dado el primer paso: la conciencia de clase, del lugar y el rol que ocupamos
dentro de la sociedad. Si fuéramos cosas en sí, no haría falta la subjetividad
objetiva, la consciencia de clase; entonces los trabajadores haríamos la
revolución de manera automática sin necesidad de propaganda, de comunicarnos
entre nosotros y el mundo real, todos
nuestros actos estarían escritos como en la biblia y saldríamos espontáneamente
a la calle o a formar partidos de los oprimidos, pero mientras la conciencia de
clase sea sólo sea una abstracción y hasta una pose, de nada servirán mil
partidos de los oprimidos y mil marchas si no nos ponemos como tarea recuperar
los medios de producción y rebasar el estado actual de las cosas.
26 de abril de 2012
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