sábado, 31 de marzo de 2012

La crisis del capitalismo y sus consecuencias nefastas: Respuesta a Arturo Damm Arnal y el perro Sarmiento

X Chucho Valdez

El 29 de Febrero de 2012 comienza con un alud de estupideces empresariales a través del canal 13 de Televisión Azteca, cuando Rafael Sarmiento entrevista a Arturo Damm Arnal, filósofo y economista burgués que en esta ocasión defiende las posiciones de dos de sus libros: El orgullo de ser empresario y “El punto sobre la í”.

Explica (con justa razón) que en la actualidad, a muchos empresarios les da pena decir que son empresarios (bravo), pero que él les ha dado conferencias y de ahí el motivo de su libro “El orgullo de ser empresario” (crasa literatura decadente); donde como lo dice el título, trata de convencer a los empresarios (privados) sobre su presunción de inocencia respecto de su rol social en el sistema capitalista justificando la propiedad privada sobre los medios de producción, difamando o de plano haciendo gala de ignorancia tratando de opinar sobre teoría marxista.

Argumenta que hay que sentirse orgulloso de ser empresario, porque “el empresario produce zapatos para que la gente pueda calzar”… ¿que los zapatos los produce el empresario? ¡Mentira!, ¡Mil veces mentira! El que produce todo es el trabajador.

 No es la luna que bajó a vernos. Somos nosotros los que subimos a observar la luna, y los aparatos que han ido a esta no son solamente un asunto de la ciencia. Toda la historia de la humanidad podría elaborarse justamente sobre la base de la historia del trabajo. Aun si excluimos la ciencia (lo cual no podemos hacer), todavía sería un hecho que no son los aparatos solos los que van a la luna sino lo que el trabajo ha creado. El trabajo ha creado las cosas primarias sobre la tierra, lo que realmente hace que el mundo funcione: comida, cobija, vestimenta. El trabajo lo ha creado todo. Pero no piense que porque el hombre trabajador ha creado todo esto, la única cosa que puede hacer es trabajo manual. Eso es lo que los capitalistas quieren que ustedes piensen. Raya Dunayevskaya, LA DIALÉCTICA HEGELIANA Y LA LUCHA POR LA LIBERTAD EN LA DÉCADA DEL SESENTA.

 Continúa Damm Arnal diciendo que hay que pagar un precio “por lo que el empresario produce” (que cinísmo), diciendo que a Carlos Marx se le olvida que hay que pagar un costo de producción, esta es una de las tantas estupideces que este baboso expone.

 “Para calcular el valor de cambio de una mercancía, tenemos que añadir a la cantidad de trabajo últimamente invertido en ella la que se encerró antes en las materias primas con que se elabora la mercancía y el trabajo incorporado a las herramientas, maquinaria y edificios empleados en la producción de dicha mercancía.

Los instrumentos de producción propiamente dichos, tales como herramientas, maquinaria y edificios, se utilizan constantemente, durante un período de tiempo más o menos largo, en procesos reiterados de producción. Si se consumiesen de una vez, como ocurre con las materias primas, se transferiría inmediatamente todo su valor a la mercancía que ayudan a producir. Pero como un huso, por ejemplo, sólo se desgasta paulatinamente, se calcula un promedio, tomando por base su duración media y su desgaste medio durante determinado tiempo, v. gr., un día.

Por consiguiente, si la cantidad de trabajo socialmente necesario materializado en las mercancías es lo que determina el valor de cambio de éstas, al crecer la cantidad de trabajo requerido para producir una mercancía aumenta forzosamente su valor, y viceversa, al disminuir aquélla, baja ésta.” Carlos Marx: Salario, precio y ganancia.

Incluso el mismo Hegel explicó este fenómeno de la desvalorización del trabajo al entrar en vigor la revolución industrial y su consiguiente desplazamiento del obrero por la máquina.

 “El valor del trabajo disminuye en la misma proporción que la productividad del trabajo aumenta… Las facultades del individuo se restringen infinitamente y la conciencia del obrero se degrada a su nivel más bajo de torpeza y negligencia”.



 Ello sin dejar de mencionar que con esto aumenta la cuota de plusvalía y la enajenación del trabajador, remitiendo sus funciones a movimientos puramente monótonos y repetitivos, baste ver en nuestra moderna época de trabajo automatizado, o más precisamente, los testimonios de los obreros japoneses fabricantes de televisiones de plasma, quienes se aburren de su trabajo, y afirman que aunque hacen miles de esas televisiones, ¡no les alcanza para comprarse una!, contradictorio, ello no lo creeran los que alaban las huelgas de sobreproducción japonesas, pero de ello nos encargaremos en otro artículo sobre la lucha de clases, el cooperativismo en Japón, y la degradación de la sociedad a la entrada del “libre” mercado. Ahora los japoneses conocen las “linduras” del “libre” mercado: indigencia, desempleo, pérdida de las jubilaciones. En Japón es todavía mal visto que alguien sea despedido de su trabajo, pues la tradición es que uno tenga el trabajo asegurado de por vida, esto gracias a las tomas de tierras y colectivización de las mismas tras la Segunda Guerra Mundial donde el movimiento obrero japonés comenzó a tomar medios de producción para convertirlos en cooperativas, ello les ha permitido elevar su nivel tecnológico o mejor dicho, mejorar la técnica de la producción día con día en beneficio de la sociedad nipona, ello hasta que llegó la plaga capitalista en la década de los noventas del siglo pasado, con ello también los japoneses ya conocen lo que es la crisis económica y que la bolsa de valores caiga de manera estrepitosa.

 La plusvalía relativa, es la descompensación del valor real de la mercancía, su precio y la relación, la ganancia del capitalista y el salario del obrero. Pongámoslo de este modo: si con la vieja técnica de producción se cotizaban 100 plumas producidas por un obrero en 8 horas que trabaja en una fábrica donde junto con él, se compone de 100 obreros, por un salario por ejemplo de 100 pesos mexicanos al día y las plumas se venden a 3 pesos, tendríamos una ganancia de 200 pesos para el patrón por cada obrero, esto multiplicado por cien, da la cantidad de 20 000 pesos de ganancia al día, menos el costo de transporte, suponiendo que se gastó 150 pesos de gasolina, 150 pesos del día de trabajo del transportista,  el patrón se queda con una ganancia neta de 19 700 pesos al día, o dicho de otro modo, de 197 pesos por cada obrero que llega a la fábrica y cumple con su jornada de trabajo. Entonces la cuota de plusvalía absoluta de cada obrero es de 200 pesos, pero de la cual se descuentan 3 pesos por concepto de transporte. Lo que cada obrero debería de ganar, serían 197 pesos al día y no cien, pero si el patrón se solidariza como un obrero más, y gana cien pesos al día en un régimen de cooperativa y deja de ser patrón, entonces a la cuota de ganancia (19 700 pesos) se le descuentan cien pesos, el salario nominal de cada cooperativista sería de 196 pesos.

 Pero si con la nueva tecnología trabajando de manera capitalista, despide a 90 trabajadores y se quedan trabajado 10 obreros que, con la nueva tecnología pueden producir diez veces más, es decir, 1000 plumas al día cada uno, la cuota de ganancia general es diez veces más grande: 197 000 pesos al día. Si esta cuota de ganancia se reparte entre 10 obreros, descontando 3 000 pesos de transporte si estas se llevan en diez camionetas con diez choferes, la cuota neta de ganancia general serían 194 000 pesos, entre diez, le tocaría a cada uno un salario de 19 400 pesos al día bajo un régimen cooperativista; pero bajo un régimen capitalista con patrón, a cada obrero le siguen pagando 100 pesos al día, si él produce una ganancia de 19 400 pesos al día, lo que le están robando es nada menos que 19 300 pesos de salario: a esto se le llama plusvalía relativa, cuando los medios de producción avanzan, se modernizan, corren trabajadores, con más tecnología se produce más, se paga lo mismo, entonces aumenta el grado de robo y explotación.

Cuando se trabaja con poca tecnología, hay que prolongar más la jornada del trabajo para que salga la ganancia del capitalista, en el caso citado, el obrero produce su salario en un tercio de 8 horas de trabajo, eso en la época moderna, pero en la época antigua, o donde la tecnología está muy poco desarrollada o es escasa, la jornada de trabajo se prolonga y los overos luchan porque esta se reduzca, en consecuencia el capitalista busca máquinas que le permitan reducir la jornada de trabajo, despedir trabajadores e ir sofocando las revueltas, pero son estas mismas los motores de los avances tecnológicos que contradictoriamente no nos están beneficiando a nosotros, sino a los patrones, esto es la plusvalía absoluta y la lucha por esta misma por su reducción. Ahí donde la plusvalía relativa se hace presente, aumenta el grado de explotación, el ritmo de trabajo, las horas de descanso, incluso sucede que cuando los capitalistas corren al 90% de la planta productiva, hacen trabajar al 10% a un ritmo más acelerado y trabajando más horas por el mismo salario, si no, los manda a la calle donde esperan muchos para ser exprimidos por ese salario miserable.

 ¡Calla miserable!, ¡No te quejes, cobarde! Yo soy una simple máquina que se mueve a impulsos de un motor; pero tú tienes sesos y no te rebelas, ¡desgraciado! ¡Basta ya de lamentaciones, infeliz! No soy yo quien te hace desgraciado, sino tu cobardía. Hazme tuya, apodérate de mí, arráncame de las garras del vampiro que te chupa la sangre, y trabaja para ti y para los tuyos, ¡idiota! Las máquinas somos buenas, ahorramos esfuerzo al hombre, pero los trabajadores sois tan estúpidos que nos dejáis en las manos de vuestros verdugos, cuando vosotros nos habéis fabricado. ¿Puede apetecerse mayor imbecilidad? ¡Calla, calla mejor! Si no tienes el valor para romper tus cadenas, ¡no te quejes! Vamos, ya es hora de salir. ¡Lárgate y piensa!. Ricardo Flores Magón. El obrero y la máquina, publicado en Regeneración número 226. 12 de febrero de 1916

En resumidas cuentas, la plusvalía absoluta es la extensión de la jornada de trabajo para que el salario del trabajador sea cubierto y quede ganancia para el patrón, la plusvalía relativa es aquella que se obtiene reduciendo la parte del trabajo necesario del obrero para cubrir su salario: con más tecnología y con la misma jornada de trabajo (trabajo necesario), en menos tiempo el obrero cubre sus cien pesos y con el resto de las horas llamadas trabajo excedente, se produce la cuota de ganancia:

“La plusvalía absoluta producida mediante la prolongación de la jornada de trabajo, es la que yo llamo plusvalía absoluta; por el contrario, a la que se logra reduciendo el tiempo de trabajo necesario, con el consiguiente cambio en cuanto a la proporción de magnitudes entre ambas partes de la jornada de trabajo, la designa con el nombre de plusvalía relativa” Carlos Marx, El Capital, Tomo I: Concepto de la plusvalía relativa

Pero lo que aquí nos interesa además y por si fuera poco, es la explicación de la crisis económica del capitalismo y porqué no, de la teoría del colapso capitalista. Las respuestas concretas a babosadas vendrán en orden secundario y quizá hasta trivial para nosotros, pero fundamentales para la asimilación de la realidad hacia los conceptos tratando de acortar la distancia para la supresión de esta contradicción.


I.                  Causas y consecuencias de la crisis capitalista
Habla Arturo Damm en una parte de su tonta entrevista sobre los monopolios, donde argumenta que estos dan precios que la gente puede pagar (por favor), todos nosotros sabemos realmente lo que sucede en la vida real y no en las posiciones abstractas de los teóricos de la burguesía. Los precios que los monopolios imponen nos llevan a contraer créditos con los bancos para no morir de hambre, recurrir a casas de empeño, préstamos a familiares y a los amigos, un préstamo para pagar otro préstamo con intereses de por medio, particularmente con empresas como Elektra. Bueno la conclusión de este señor “economista” es de lo más impresionante, su “cientificidad” sólo es equiparable a la de la “ilustre” hija de Peña Nieto (“le tienen envidia a mi papá porque son una bola de proles”), pero no va muy lejos, ya que no encuentra Arturo Damm argumentos ni siquiera en la economía política burguesa, contesta “los que están en contra de los monopolios es porque le tienen envidia a los empresarios”… sólo le falto decir, ni que yo fuera prole… Y si porque somos proles somos los enterradores de represores de la calaña de Peña Nieto y de empresarios ladrones monopolistas para pasar del capital como potencia social trastocando su carácter privado sobre los medios de producción hacia su carácter comunitario. Bien cabe recordar el libro de Lenin “Imperialismo, fase superior del capitalismo” donde explica que el imperialismo da las condiciones materiales: desarrollo de las fuerzas productivas y superconcentración del capital para que este se convierta en su contrario, en propiedad comunitaria.

“La acumulación de la riqueza en un polo es, en consecuencia, al mismo tiempo acumulación de miseria, sufrimiento en el trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental en el polo opuesto, es decir en el lado de la clase que produce su producto en la forma de capital… Cuanto mayor es la riqueza social... tanto mayor es el ejército industrial de reserva... Cuanto mayor es la masa de sobrepoblación consolidada... tanto mayor es la pobreza oficial. Esta es la ley general absoluta de la acumulación capitalista”. Carlos Marx

Para esta pequeña sección nos apoyaremos de dos autores: Raya Dunayevskaya y León Trotsky:

 La economía política ha creado dos teorías entre las cuales ha oscilado:

 1)      Que la producción crea su propio mercado
2)      Que al obrero le es imposible “adquirir” los productos que él mismo produce.

La gran contribución de Marx consistió en combinar dialécticamente a ambas, donde el rasgo fundamental sigue siendo el hecho de que la producción efectivamente crea su propio mercado aunque ello no negaba la existencia del subconsumo, sino simplemente mostraba que en el seno de la producción capitalista hay un descuido respecto de los límites del subconsumo. Raya Dunayevskaya. Marxismo y Libertad, Capítulo VIII. La lógica (de Hegel) y los alcances de El Capital. Tomos II y III.

 - A manera de paréntesis, mencionaremos un programa anterior de T.V. azteca, justo antes de esta nefasta entrevista, donde una de las panelistas recalcaba una y otra vez el hecho de que desde la entrada de la economía capitalista en su fase neoliberal, este descuido mencionado por Raya, alcanza las cifras en nuestro país de 3 millones de niños que mueren por motivos económicos: hambre y desnutrición en las últimas tres décadas (1982-2012).-

 Para desentrañar el embrollo de los mercados, Marx divide todo el producto social en dos y sólo dos sectores principales: El primero es el que produce los medios de producción y el segundo los medios de consumo… La plusvalía no es ningún espíritu flotante y etéreo entre el cielo y la tierra, sino que se inserta dentro de los medios de producción y dentro de los medios de consumo… Hay una preponderancia de los medios de producción sobre los medios de consumo y el punto de vista de Marx dice que la forma corpórea del valor predetermina el destino de las mercancías: el hierro no es consumido por la gente sino por el acero, el azúcar no es consumida por máquinas, sino por personas.

Lo que es producido es consumido porque se trata de producción capitalista, y la producción capitalista es la producción del capital y por lo tanto es consumida por el capital. Raya Dunayevskaya. Marxismo y Libertad, Capítulo VIII. La lógica (de Hegel) y los alcances de El Capital. Tomos II y III.

 Es decir no por una comunidad mundial no por criterios humanistas, sino capitalistas, donde la ganancia es primero, y cuando no se puede lucrar con los precios, pues se echan los sobrantes al mar para evitar que los precios se caigan también, mentira que como dice Arturo Damm: cuando un monopolista que sufre una crisis de sobreproducción (en sus zafias y trogloditas palabras, un monopolista al que le sobran productos), simplemente regala sus mercancías: ¿Cuándo han visto a MASECA, BIMBO, General Motors, Royal Duch Shell, o Walt Mart repartiendo mercancías? Si así fuera, ya se hubiera acabado el hambre, y eso hasta la ONU lo reconoce.

“La vida del capitalismo monopolista de nuestra época es una cadena de crisis. Cada una de las crisis es una catástrofe. La necesidad de salvarse de esas catástrofes parciales por medio de murallas aduaneras, de la inflación, del aumento de los gastos del gobierno y de las deudas, prepara el terreno para otras crisis más profundas y más extensas. La lucha por conseguir mercados, materias primas y colonias hace inevitables las catástrofes militares.

 Y todo ello prepara las catástrofes revolucionarias. Ciertamente no es fácil convenir con Sombart en que el capitalismo actuante se hace cada vez más “tranquilo, sosegado y razonable”. Sería más acertado decir que está perdiendo sus últimos vestigios de razón. En cualquier caso no hay duda de que la “teoría del colapso” ha triunfado sobre la teoría del desarrollo pacífico… Esta tesis —unida indisolublemente con la “teoría de la miseria creciente” y denunciada durante muchos años como “exagerada”, “tendenciosa” y “demagógica”— se ha convertido ahora en la imagen teórica irreprochable de las cosas tales como son. El actual ejército de desocupados ya no puede ser considerado como un “ejército de reserva”, pues su masa fundamental no puede tener ya esperanza alguna de volver a ocuparse; por el contrario, está destinada a ser engrosada con una afluencia constante de desocupados adicionales. La desintegración del capital ha traído consigo toda una generación de jóvenes que nunca han tenido un empleo y que no tienen esperanza alguna de conseguirlo. León Trotsky, ¿Qué es el marxismo?

En nuestra época diremos, la prueba de que la teoría del colapso ha triunfado la dan hasta los noticieros y la confirman las sucesivas manifestaciones contra los banqueros y oligarcas en todo el mundo, principalmente, las luchas que a ciegas tratan de derrumbar tiranos en los países árabes sin antes o en el mismo acto, hacerse del control de todos los medios de producción para que no se erijan nuevos tiranos. Más específicamente el movimiento de los indignados en todo el mundo, incluso en el corazón del imperialismo mundial: Wall Street, incluso se ve ahí la presencia de jóvenes que siguen desempleados luchando por una esperanza de vida, repartiendo solicitudes de empleo a los transeúntes, poniéndole cascabel al gato: los empresarios monopolistas que van desplazando al obrero, echándolo a la calle y reemplazándolo con una máquina. En la era de la tecnología y la información, seguimos sufriendo los estragos, las consecuencias de que la tecnología no sea utilizada en beneficio de la humanidad, sino en beneficio de una ligera capa de privilegiados.

 También recalca don arturín “Carlos Marx no toma en cuenta el trabajo del gerente, del transporte de mercancías” esa es una más de las estupideces de Artura Damm Arnal a la cual daremos respuesta inmediata, pero antes de entrar a ello, mencionaremos la división que hace Marx en el Capital entre trabajo simple y trabajo complejo, valorando el trabajo complejo de los ingenieros y los organizadores de la industria, incluso en la URSS se dio un salario preferencias a estos organizadores de la industria para que instruyeran a los obreros técnicamente para que estos teniendo a la mano los recursos técnicos que heredó el capitalismo, los utilizaran en función de la colectividad. Si todos ponemos nuestro esfuerzo en la producción ¿porqué le pertenecen a una sola persona? Burrada la nuestra.

 De hecho, la razón por la cual se puede ir a la luna pero no se puede resolver el problema de la vivienda justamente aquí en un barrio marginal, se debe a que siempre ha existido, en la sociedad de clases, la división entre la ciencia y la vida. Y Marx vio hace muchos, muchos años, hace ya más de 130 años, que si se va a tener un principio diferente hacia la vida y otro hacia la ciencia, se va a vivir en una mentira. Raya Dunayevskaya. La dialéctica hegeliana y la lucha por la libertad.

II.               ¿Cómo se determina el costo de producción y el precio de una mercancía?:¿La oferta como “¿determinante del precio?”.

  Haciendo gala de estupidez malintencionada o de una profunda ignorancia, Damm afirma que para Carlos Marx, la oferta era la determinante del precio de una mercancía. Quizá lo leyó de alguien que dice que leyó a Marx, pero nunca recurrió a la fuente directa, es decir al autor para poder criticarlo en base a lo que el autor escribe, no en base a lo que escriben otros que él escribía; ¡imagínense semejante barbaridad!, pero bueno, que se puede esperar de escuelas con escaso nivel académico (Tec de Monterrey, Ibero, Anáhuac) de carácter privado que en nada se comparan con el nivel académico de las universidades públicas (UNAM, UAM, IPN, Chapingo, UACM), he ahí la bancarrota de la educación privada. Pero bueno, pasemos a citar al discutido Carlos Marx que si en estos momentos reviviera, se volvería a morir, pero de risa:

El ciudadano Weston no podrá decirme por qué se paga una determinada suma de dinero por una determinada cantidad de trabajo. Si me contestase que esto lo regula la ley de la oferta y la demanda, le pediría ante todo que me dijese por qué ley se regulan, a su vez, la demanda y la oferta. Y esta contestación le pondría inmediatamente fuera de combate. Las relaciones entre la oferta y la demanda de trabajo se hallan sujetas a constantes fluctuaciones, y con ellas fluctúan los precios del trabajo en el mercado. Si la demanda excede de la oferta, suben los salarios; si la oferta rebasa a la demanda, los salarios bajan, aunque en tales circunstancias pueda ser necesario comprobar el verdadero estado de la demanda y la oferta, v. gr., por medio de una huelga o por otro procedimiento cualquiera. Pero si tomáis la oferta y la demanda como ley reguladora de los salarios, sería tan pueril como inútil clamar contra las subidas de salarios, puesto que, con arreglo a la ley suprema que invocáis, las subidas periódicas de los salarios son tan necesarias y tan legítimas como sus bajas periódicas. Y si no consideráis la oferta y la demanda como ley reguladora de los salarios, entonces repito mi pregunta anterior: ¿por qué se da una determinada suma de dinero por una determinada cantidad de trabajo?

Pero enfoquemos la cosa desde un punto de vista más amplio: os equivocaríais de medio a medio, si creyerais que el valor del trabajo o de cualquier otra mercancía se determina, en último término, por la oferta y la demanda. La oferta y la demanda no regulan más que las oscilaciones pasajeras de los precios en el mercado. Os explicarán por qué el precio de un artículo en el mercado sube por encima de su valor o cae por debajo de él, pero no os explicarán jamás este valor en sí. Supongamos que la oferta y la demanda se equilibren o se cubran mutuamente, como dicen los economistas. En el mismo instante en que estas dos fuerzas contrarias se nivelan, se paralizan mutuamente y dejan de actuar en uno u otro sentido. En el instante mismo en que la oferta y la demanda se equilibran y dejan, por tanto, de actuar, el precio de una mercancía en el mercado coincide con su valor real, con el precio normal en torno al cual oscilan sus precios en el mercado. Por tanto, si queremos investigar el carácter de este valor, no tenemos que preocuparnos de los efectos transitorios que la oferta y la demanda ejercen sobre los precios del mercado. Y otro tanto cabría decir de los salarios y de los precios de todas las demás mercancías. Salario, precio y ganancia, doctrinas del precio.


III.            La deuda pública como complemento de la explotación capitalista contra la población




 La deuda pública se convierte en una de las palancas más potentes de la acumulación originaria. Es como una varita mágica que infunde virtud procreadora al dinero improductivo y lo convierte en capital sin exponerlo a los riesgos ni al esfuerzo que siempre lleva consigo la inversión industrial e incluso la usuraria. En realidad, los acreedores del Estado no entregan nada, pues la suma prestada se convierte en títulos de la deuda pública, fácilmente negociables, que siguen desempeñando en sus manos el mismísimo papel del dinero. Pero, aun prescindiendo de la clase de rentistas ociosos que así se crea y de la riqueza improvisada que va a parar al regazo de los financieros que actúan de mediadores entre el gobierno y el país –así como de la riqueza regalada a los rematantes de impuestos, comerciantes y fabricantes particulares, a cuyos bolsillos afluye una buena parte de los empréstitos del estado, como un capital llovido del cielo–, la deuda pública ha venido a dar impulso tanto a las sociedades anónimas, al tráfico de efectos negociables de todo género como al agio; en una palabra, a la lotería de la bolsa y a la moderna bancocracia.

Desde el momento mismo de nacer, los grandes bancos, adornados con títulos nacionales, no fueron nunca más que sociedades de especuladores privados que cooperaban con los gobiernos y que, gracias a los privilegios que éstos les otorgaban, estaban en condiciones de adelantarles dinero. Por eso, la acumulación de la deuda pública no tiene barómetro más infalible que el alza progresiva de las acciones de estos bancos, cuyo pleno desarrollo data de la fundación del Banco de Inglaterra.



Como la deuda pública tiene que ser respaldada por los ingresos del Estado, que han de cubrir los intereses y demás pagos anuales, el sistema de los empréstitos públicos tenía que ser forzosamente el complemento del moderno sistema tributario. Los empréstitos permiten a los gobiernos hacer frente a gastos extraordinarios sin que el contribuyente se dé cuenta de momento, pero provocan, a la larga, un recargo en los tributos. A su vez, el recargo de impuestos que trae consigo la acumulación de las deudas contraídas sucesivamente obliga al Gobierno a emitir nuevos empréstitos, en cuanto se presentan nuevos gastos extraordinarios. El sistema fiscal moderno, que gira todo él en torno a los impuestos sobre los artículos de primera necesidad (y por tanto a su encarecimiento) lleva en sí mismo, como se ve, el resorte propulsor de su progresión automática.

 El perro Sarmiento pregunta a su entrevistado: “Pero hay quienes dicen que el ISR es una forma de esclavitud”. Esta es una pregunta tonta y mañosamente mal enfocada.

 Tras la aprobación del FOBAPROA (también conocido como ROBAPROA) una manera de echarle la mano a los bancos “quebrados” y la contratación de más de deuda pública con el extranjero, se calcula esta en 400 millones de pesos para 1994, creciendo hasta llegar a la insultante cantidad de  552 mil millones de pesos en 1998, 700 mil millones de pesos más tarde y actualmente se calcula en 4 billones de pesos, es decir 4 millones de millones de pesos. ¿Entonces Marx se equivocaba chatos? ¿No es esto un robo?. Si ayer esas eran las prácticas del Banco de Inglaterra, hoy son las políticas del Fondo Monetario Internacional para los países de América Latina quienes hemos pagado ya la deuda inicia y debemos 7 veces más de lo que el gobierno pidió prestado, por ello nos saca la lana a través del Impuesto Sobre la Renta (ISR), la tenencia, los prediales, los trámites para boda, divorcio, acreditación federal de la tierra y la vivienda, impuestos por el nefasto rescate carretero, etcétera, etcétera.



Libertad y propiedad.

 Perro Sarmiento: “Hay quienes dicen que la propiedad privada va contra la libertad”.

 A este argumento sin sentido, ya dimos una respuesta en una introducción reciente:

 No quiero dejar de señalar cómo Rosa Luxemburgo responde con mucha anticipación a esos teóricos burgueses que hasta el día de hoy siguen creyendo que sus teorías son innovadoras, nos quieren engañar y se engañan a ellos mismos diciendo que contratando más créditos amortiguaremos la crisis, eso es mentira, en México y en todo el mundo, el sistema crediticio es el sistema de la moderna usura, es lo que ha colapsado intencionalmente a la economía mundial para que los grandes capitalistas absorban las empresas quebradas de los capitalistas más chicos y a la vez generar más deuda para el 99% de la humanidad.

En el sistema capitalista: la evolución moderna de los sistemas de explotación también llamado moderno esclavismo, debemos señalar un aspecto de vital relevancia: que en la antigüedad esclavista, el esclavo tenía derecho a casa y comida segura, mientras que en la modernidad el obrero tiene el “derecho” y la “libertad” de morirse de hambre. Introducción a Reforma o Revolución de Rosa Luxemburgo. Sector de Trabajadores de la Otra Campaña (Oaxaca).

Finaliza el soso Arturo Damm mencionando que en su libro se mencionan las aportaciones a la economía de personajes de la talla de Albert Einstein, nosotros repoducimos un artículo excelente del genio de la física modera llamado ¿Porqué socialismo? Esta es la última respuesta en este artículo a los ignaros que dedicamos esta respuesta.

 Oaxaca de Magón a 29 de Febrero – 30 de marzo de 2012


Albert Einstein. ¿Por qué socialismo?

Algunos apuntes sobre filosofía y dialéctica


[La pluralidad de los mundos dentro del espacio infinito lleva a la concepción de una sucesión de mundos en el tiempo infinito. (Draper, "Historia del desarrollo intelectual de Europa", t. II, pág.)] [Nota de Engels.]

Raya Dunayevskaya

“Quien alaba la teoría y el genio, pero no reconoce los límites del trabajo teórico, deja de reconocer también lo indispensable del teórico. Toda la historia es la historia de la lucha por la libertad. Si como teórico los oídos de uno están puestos a tono con los nuevos impulsos de los trabajadores, nuevas –categorías- serán creadas, así como una nueva forma de pensamiento y se dará un paso adelante en el conocimiento filosófico”. Raya Dunayevskaya, Marxismo y libertad, pág 118.

Lo que trato de decir es que cuando lo real no puede expresarse con los viejos términos, aun cuando estos términos sean marxistas, es porque un nuevo estadio de conocimiento no ha estado a la altura del nuevo desafío que surge desde la práctica que solo la filosofía parece capaz de iluminar. El viejo, abstruso y abstracto hegelianismo le permitió a Lenin comprender lo que no pudieron los términos concretos en El Capital –que el capitalismo monopolista no era solo “una etapa”. El poder de la negatividad.

“No se puede encerrar una nueva dualidad dentro de una realidad vieja basándose en las similitudes de los contrarios abstractos que entran en conflicto. Es el choque de los contrarios concretos lo que exige una nueva unidad”. Conferencia sobre la dialéctica de la organización y la filosofía.

“La transformación revolucionaria, es inmanente a la propia forma del pensamiento.

Raya Dunayevskaya, El poder de la negatividad, pág. 206.

Cada generación debe interpretar el marxismo para sí – Marx mismo lo hizo durante las décadas de su desarrollo y del desarrollo del movimiento de la clase obrera de la década del cuarenta, pasando por las revoluciones de 1848 (así como) durante los años cincuenta y sesenta (del siglo XIX) cuando una nueva dialéctica surgió de la propia lucha de los obreros de América y en Francia. Cada periodo, así como cada idea, cada actividad como cada aparición tiene su propia dialéctica y esto no se puede aprender de memoria. Es solo después de haber absorbido el pasado y haber estudiado concretamente el presente que se puede finalmente aportar algo por uno mismo. Cualquiera que haya estado en alguno de los movimientos que se autoproclaman así mismos como marxistas han escuchado y repetido de memoria que los tres elementos del marxismo son: la dialéctica hegeliana, la economía política clásica y las doctrinas de la revolución francesa. Después de ello han pasado a luchar por cinco centavos más de salario. En síntesis, esto no significa absolutamente para ellos en sus días, porque no se refería a nada que ellos necesitaran revivir del pasado.
La verdad es que solamente con el presente libro es que cada periodo cobra vida en cuanto a su significado, el momento en que ocurrió, lo que significó para Marx y lo que significa para revivirlo ahora.

Tomemos la Revolución Francesa. Ella tenía una dialéctica propia en (su) desarrollo, desde la Bastilla hasta los enragés. Un buen modo de recordar a los enragés es recordar lo que ello significa: Corazones indignados. Ahora el movimiento solía considerar solo a los jacobinos como los “héroes”, y tan reciente como en 1936 (C.L.R. James) hizo de “Los jacobinos negros” (los héroes de la revolución haitiana), mientras hay otras personas que habrían visto entre los trabajadores del campo y no en los cocheros, la mayor contribución. En cualquier caso, Marx comprendió inmediatamente, al romper con la sociedad burguesa y dedicarse a estudiar la Gran Revolución Francesa, que era el movimiento de las masas, en la capa más profunda, en la auto movilización de los pobres urbanos, donde se encontraban los fundamentos del futuro desarrollo de las luchas proletarias. Este es “un elemento” de la doctrina del marxismo que ahora cobra vida y es el elemento unificador de los otros tres.  Este es el porqué, la “historia” de las verdaderas luchas de clase ha aparecido por primera vez con nosotros como si fuera algo completamente nuevo en vez de ser el alma de la teoría marxista sin la cual esta no significa nada.
Entonces, la dialéctica de la Revolución Francesa, en la medida que el gran pensador burgués fue capaz de observarla, radicaba  en un proceso de desarrollo, en una constante superación de las contradicciones. No se alcanza la libertad o el absoluto de un golpe, sino por medio del enfrentamiento con los enemigos y su superación a través de la contradicción los propios líderes revolucionarios anteriores como los jacobinos y otros.

Puede que Hegel no reconociera el materialismo, pero es el materialismo, precisamente el materialismo dialéctico el que puede explicarle a él, ya que no hay no hay nada en nuestro pensamiento que no esté justamente subsumido en la actividad del proletariado. Un genio tan grande como Hegel que viviera el periodo de la Gran Revolución Francesa y Napoleón no podía dejar de captar el impulso, aunque él mismo no considerara a las masas como sujeto vivo que crea su propia libertad y elabora todo aquello solamente para una elite de filósofos. Si se necesitaba a Marx para poner a Hegel sobre sus pues, se necesitaba a Hegel para establecer los requisitos previos del marxismo. Fragmentos de la “Carta sobre Marxismo y libertad”, 18 de mayo de 1956.

“El humanismo marxista se caracteriza por un doble movimiento, por una parte el movimiento desde la práctica hacia la teoría, desarrollado en el libro de la autora de Marxismo y Libertad, y por otra, el movimiento que va desde la teoría hacia la práctica, tema del otro libro, Filosofía y Revolución. Este movimiento, por otra parte, se caracteriza como “revolución permanente” que se desarrolla mediante una “dialéctica desencadenada”, el método absoluto.

Marx transforma la revolución de Hegel en la filosofía, en una filosofía de la revolución. Es ésta brillante interpretación de la recreación de la dialéctica por obra de Marx. Eso y no otra cosa, es poner a Hegel sobre sus pies.” Rubén Dri. Introducción especial a la edición en español de El poder de la negatividad.
Si en el momento actual se piensa que el absoluto es sólo una idea,  si en estos tiempos no se puede interpretar materialistamente ese último capítulo de Hegel, entonces se llega a la libertad del socialismo como una total sorpresa (un trueno bajo un cielo despejado) como agitación pura y vacía. Si por el contrario esto se ha podido desarrollar, entonces se ha enfrentado la tarea impuesta por la historia de reinterpretar el marxismo para cada generación. Cuando por primera vez dije que los dos extremos de mi libro serían la idea absoluta y la automatización, la gente  pensaba que estaba un poquito fuera de sí. A estas alturas espero que cada cual pueda ver cuán duro es el trabajo que nos espera al haber reconocido lo específico que es nuestro tiempo y nuestra empresa como parte del movimiento de masas que avanza para alcanzar la libertad. Fragmentos de la “Carta sobre Marxismo y libertad”, 18 de mayo de 1956.

“No porque seamos “más listos” podemos ver tanto más que otros marxistas post-Marx. Antes bien, es por la inmadurez de nuestra época. Cierto es que otros marxistas post-Marx se han basado en un marxismo trunco; no menos cierto es que ninguna otra generación pudo haber visto la problemática de nuestra época, y mucho menos resolver nuestros problemas. Sólo los seres humanos vivos pueden re-crear una y otra vez la dialéctica revolucionaria. Y estos seres humanos vivos deben hacerlo en la teoría así como en la práctica. No solo se trata de enfrentarse al desafío de la práctica, sino de poder enfrentarse al desafío del autodesarrollo de la idea, y de profundizar en la teoría hasta el punto en que llegue al concepto marxista de la filosofía de la revolución permanente” Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución.

Hay un desafío más respecto a la forma de organización que hemos desarrollado como forma de comités antes que de “partido dirigente”. Sin embargo, a pesar de que las formas de comités y de “partido dirigente” son contrarias, no son absolutamente opuestas. En el punto donde la forma teórica alcanza la filosofía, el desafío demanda que sinteticemos, no solamente las nuevas relaciones de la teoría para con la práctica y todas las fuerzas de la revolución, sino los “sufrimientos, la paciencia y el esfuerzo de la negación” de la filosofía, es decir, la experimentación de la negación absoluta. Después, y solamente después tendremos éxito en una revolución que logrará una sociedad sin clases, no racista, no sexista, verdaderamente humana, una sociedad nueva. Aquello que Hegel consideraba la síntesis de “la idea que se piensa a sí misma”* y que “trae consigo misma la libertad”** es lo que el humanismo marxista propugna y es lo que Marx denomina la nueva sociedad. Los muchos caminos para llegar ahí no son fáciles de desarrollar.” Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución.

En Hegel, el absoluto es la visión del futuro, ya sea aceptado como  la nueva sociedad, o considerado sólo como la unidad ontológica de lo humano y lo divino; la pura verdad es que esta unidad de lo humano y lo divino no se encuentra en el cielo, sino aquí en la tierra. Su absoluto está dirigido en contra de lo que él mismo llamó “el vacío” del absoluto en la filosofía anterior. Es verdad que las categorías de su lógica tales como “el ser y el devenir”, “esencia y apariencia”, “necesidad y libertad” no tienen, - como Hegel imaginaba- una existencia eterna independientemente del hombre. Son, en realidad, el reflejo de la mente del hombre de los procesos que ocurren en el mundo material. Es igualmente cierto que la suma del propio análisis de Hegel es que la actualidad, la verdadera forma de la realidad, requiere de la libertad, requiere que el hombre sea libre. Su doctrina del concepto desarrolla estas categorías de la libertad y, de esta manera, las verdaderas potencialidades de la humanidad son contrapuestas a la realidad aparente.

A pesar de que Hegel trata sólo con el pensamiento, la práctica es parte de la esencia. De hecho, la “idea práctica” tiene lugar de mayor preponderancia que la “idea del conocimiento” en el sistema hegeliano porque no sólo tiene “la dignidad de lo universal sino que es lo puramente real”. Mientras todas las obras de Hegel terminan en el absoluto, como vimos, no es un absoluto “abstraído” de la vida. En la Fenomenología Hegel comienza con la esfera de la experiencia cotidiana y cuando termina con el “conocimiento absoluto”, lo explica como la unidad de la historia y de la ciencia.

La Ciencia de la lógica de Hegel comienza donde la fenomenología termina. El conocimiento absoluto, es decir, la historia y la ciencia del conocimiento, nuevamente emprenden la búsqueda de la verdad. En pocas palabras, la historia y el dominio filosófico de las formas de organización que la historia reveló, han alcanzado un absoluto únicamente en la superficie de la sociedad. Primero van del mundo de la apariencia al mundo de la lógica, en donde alcanzan la unidad de la teoría y la práctica como la “idea absoluta”. Luego, en la Filosofía de la naturaleza Hegel muestra que la naturaleza ha pasado por el mismo desarrollo dialéctico como la idea. Traducido a términos materialistas, lo que Hegel está diciendo es que hay un movimiento que va desde la práctica a la teoría, así como sede la teoría hasta la práctica. En Filosofía del espíritu, él une a los dos movimientos – la naturaleza y el principio lógico- en un plano superior,  pero admite que “la filosofía aparece como un conocimiento subjetivo”, cuyo objetivo es la libertad y que es en sí, la manera de producirla”. Además muestra cómo el espíritu mismo se convierte “en el agente mediador en el proceso” y añade que “es la naturaleza del hecho, el concepto, lo que causa el movimiento y el desarrollo, sin embargo, este mismo movimiento es también la acción del conocer”. Con el espíritu absoluto, Hegel alcanzó el clímax de su sistema.

“El naturalismo o humanismo exhaustivo” como designara el joven Marx a su propio enfoque filosófico, “se distingue del idealismo y del materialismo y al mismo tiempo es la verdad que une a ambos.*. Marxismo y Libertad, pág. 66. *Véase crítica de la dialéctica hegeliana

El marxismo oficial ha repetido ad nauseaum, que Marx invirtió a Hegel y lo puso sobre sus pies. Como Lenin descubrió durante la Primera Guerra Mundial, hablar con ligereza de la dialéctica y repetir al mismo tiempo hasta el cansancio que Hegel no significa nada sin Marx, es convertir a Marx en un materialista vulgar. Si eso fue una trampa en la Primera Guerra Mundial, hoy es la perversión más grande de todo aquello que Marx sostuvo.

“Por consiguiente, Hegel pasa a examinar el proceso de observación, tanto de la naturaleza orgánica como de la autoconciencia. La sección sobre las así llamadas leyes del pensamiento es muy divertida y es una perfecta bofetada al psicoanálisis actual, del cual nada se sabía en aquel entonces. De hecho, si alguien piensa que la extensa sección sobre la Frenología simplemente revela el estado de atraso de la ciencia en ese tiempo y no nuestra época, se equivoca, al comprender que el pensamiento al igual que los sentimientos, carecen de significado aparte de la realidad con la que está relacionado el pensamiento y que es la que construye los “sentimientos”.  Notas sobre la fenomenología de Hegel

“El filósofo protesta demasiado cuando repite continuamente que el conocimiento es el Olimpo, cuando cada vez que baja a la tierra y a sus libertades, estas le faltan”. El poder de la negatividad, pág. 127.
A inicios del siglo XX la “autodeterminación” resultó ser más famosa como autodeterminación de los pueblos que de las ideas. Pero ello no puede significar  que la acción “toma el lugar de las ideas” o que algo que no sea la unidad  de la teoría y la práctica pueda “constituirse” en una nueva sociedad. Si todo lo que vamos a escuchar es la voz de Castro, y no en la voz del pueblo, no obtendremos ni la autodeterminación de los cubanos como pueblo ni de los cubanos como pensadores. El poder de la negatividad pág. 150
Citas Lenin

Es imposible captar enteramente el capital de Marx, y especialmente su primer capítulo, sin haber estudiado y comprendido toda la Lógica de Hegel. Por consiguiente, ¡ninguno de los marxistas ha entendido a Marx en la última mitad de siglo!”

“Plejánov escribió sobre filosofía (dialéctica) probablemente cerca de mil páginas. No hay nada en ellas sobre la lógica mayor; acerca de ella, de sus pensamientos  (la dialéctica como una ciencia filosófica) ¡nada!”

“La suma, la última palabra de la lógica de Hegel es el método dialéctico, esto es extremadamente notable. Y una cosa más: en esta obra de Hegel, la más idealista de todas, hay menos idealismo y más materialismo que en ninguna otra. ¡Es contradictorio, pero es un hecho!”

“El idealismo inteligente está más cerca del materialismo inteligente, de lo que está el materialismo estúpido”. “Idealismo dialéctico en vez de inteligente; metafísico, no desarrollado, muerto, vulgar, estático, en vez de estúpido”.

“Brevemente, la dialéctica puede definirse como la doctrina de la unidad de los contrarios. Es así como se capta el meollo de la dialéctica, pero eso requiere explicación y desarrollo”.

“La continuación de la obra de Hegel y Marx debe consistir en la elaboración dialéctica de la elaboración de la historia del pensamiento humano, de la ciencia y la técnica.”

V.I. Lenin, Cuadernos filosóficos

Carlos Marx


“La contradicción hegeliana es la fuente de toda la dialéctica”. Carlos Marx, El Capital, Tomo I.

“Toda la ciencia resultaría superflua si la apariencia, la forma y la naturaleza de las cosas fueran totalmente idénticas”.

“Mi primer trabajo, emprendido para resolver las dudas que me asaltaban, fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción vio la luz en 1844 en los "Deutsch-Französische Jahrbücher" [5], que se publicaban en París. Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de «sociedad civil», y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la Economía Política.

“Federico Engels, con el que yo mantenía un constante intercambio escrito de ideas desde la publicación de su genial bosquejo sobre la crítica de las categorías económicas (en los "Deutsch-Französische Jahrbücher"), había llegado por distinto camino (véase su libro "La situación de la clase obrera en Inglaterra") al mismo resultado que yo. Y cuando, en la primavera de 1845, se estableció también en Bruselas, acordamos contrastar conjuntamente nuestro punto de vista con el ideológico de la filosofía alemana; en realidad liquidar cuentas con nuestra conciencia filosófica anterior. El propósito fue realizado bajo la forma de una crítica de la filosofía posthegeliana [*]. El manuscrito —dos gruesos volúmenes en octavo— llevaba ya la mar de tiempo en Westfalia, en el sitio en que había de editarse, cuando nos enteramos de que nuevas circunstancias imprevistas impedían su publicación. En vista de esto, entregamos el manuscrito a la crítica roedora de los ratones, muy de buen grado, pues nuestro objeto principal: esclarecer nuestras propias ideas, estaba ya conseguido. Entre los trabajos dispersos en que por aquel entonces expusimos al público nuestras ideas, bajo unos u otros aspectos, sólo citaré el "Manifiesto del Partido Comunista" [*]* redactado por Engels y por mí, y un "Discurso sobre el librecambio", que yo publiqué. Los puntos decisivos de nuestra concepción fueron expuestos por vez primera, científicamente, aunque sólo en forma polémica, en la obra "Miseria de la Filosofía", etc., publicada por mí en 1847 y dirigida contra Proudhon. La publicación de un estudio escrito en alemán sobre el Trabajo asalariado [*]**, en el que recogía las conferencias que había dado acerca de este tema en la Asociación Obrera Alemana de Bruselas [6], fue interrumpida por la revolución de febrero, que trajo como consecuencia mi abandono forzoso de Bélgica.”

“Este esbozo sobre la trayectoria de mis estudios en el campo de la Economía Política tiende simplemente a demostrar que mis ideas, cualquiera que sea el juicio que merezcan y por mucho que choquen con los prejuicios interesados de las clases dominantes, son el fruto de largos años de concienzuda investigación. Y a la puerta de la ciencia, como a la del infierno, debiera estamparse esta consigna:

Crítica de la economía política

"Yo critiqué el aspecto místico de la dialéctica hegeliana hace casi treinta años, en una época en que todavía estaba de moda. Pero en el momento mismo en que redactaba el primer volumen de Das Kapital, los epígonos gruñones, presuntuosos y mediocres, que hoy dictan la ley en la Alemania culta, se complacían en tratar a Hegel, como el bueno de Moses Mendelssohn, en tiempos de Lessing, había tratado a Spinoza, es decir, como ‘perro muerto'. Por consiguiente, me declaré abiertamente discípulo de ese gran pensador, y en el capítulo sobre la teoría del valor llegué inclusive a coquetear con su manera peculiar de expresarse.] Pero si bien, debido a su confusión, Hegel desfigura a la dialéctica por medio del misticismo, es, sin embargo, el primero que expone su movimiento de conjunto. En él se encuentra cabeza abajo; basta con ponerla sobre sus pies para encontrarle su fisonomía en todo sentido racional.”


"En su aspecto místico, la dialéctica se convirtió en una moda en Alemania, porque parecía glorificar las cosas existentes. En su aspecto racional es un escándalo y una abominación para las clases dirigentes y sus ideólogos doctrinarios, porque en la comprensión positiva de las cosas existentes incluye a la vez el conocimiento de su negación fatal, de su destrucción necesaria; porque el captar el movimiento mismo, del cual todas las formas acabadas son apenas una configuración transitoria, nada puede detenerla; porque en esencia es crítica y revolucionaria". Introducción a El Capital.


Citas Hegel


“Solo aquello que sea un objeto de libertad podría ser llamado una idea”

*Citado por Raya Dunayevskaya en la introducción a la segunda edición de “Marxismo y libertad”, pág. 37

“Como el reino del mundo real pasa al reino de la fe y de la intelección, así también la libertad absoluta pasa de la realidad que se destruye a sí misma”. Fenomenología del espíritu

“Todas las revoluciones, en las ciencias así como en la historia en general, se originan sólo en esto: que el espíritu del hombre, para el entendimiento y comprensión de sí mismo, para la posesión de sí mismo, ha alterado sus categorías, uniéndose en una relación más verdadera, más profunda y más intrínseca consigo mismo”.

Ibíd. pág. 204

“Cuando los individuos y los pueblos han acogido una vez en su mente el concepto abstracto de la libertad absoluta, ninguna otra cosa tiene fuerza tan indomable, precisamente porque la libertad es la esencia propia del espíritu y es su realidad misma.” Filosofía del espíritu, párrafo 482.

“El espíritu, ciertamente, no permanece nunca quieto, sino que se halla siempre en constante movimiento incesantemente progresivo. Pero así como el niño , tras un periodo de silenciosa nutrición, el primer aliento rompe bruscamente la gradualidad del proceso puramente acumulativo en un salto cualitativo, y el niño nace, así también el espíritu  que se forma va madurando lenta y silenciosamente hacia la nueva figura, va desprendiéndose una partícula tras otra de la estructura de su mundo anterior y los estremecimientos de este mundo se anuncian solamente por medio de síntomas aislados; la frivolidad y el tedio que se apoderan de lo existente y el vago presentimiento de lo desconocido son los signos premonitorios de que algo otro se avecina. Estos paulatinos desprendimientos, que no alteran la fisionomía del todo, se ven bruscamente interrumpidos por la aurora que de pronto ilumina como rayo la imagen de un mundo nuevo” Hegel. Prólogo a la Fenomenología del espíritu
“Lo que en Kant es un resultado, sirve como comienzo inmediato de este filosofar y con esto se corta a sí mismo anticipadamente el camino que lleva a la elaboración previa, de la que deriva aquel resultado, y que es un conocimiento filosófico. La filosofía kantiana sirve así como almohada para la pereza del pensamiento, que se tranquiliza, afirmando que ya todo ha sido demostrado y arreglado”. Ciencia de la Lógica, Tomo I. pág. 45.

“… por lo tanto, el empirismo trabaja sobre la base de un concepto falso, si es que lo supone, al analizar los objetos los deja tal y como estaban: realmente convierten lo concreto en abstracto… El error consiste en olvidar que esto es sólo la mitad del proceso, y que el punto esencial es la reunión de aquello que ha sido dividido… Entonces, mientras esta esfera tan sensible se y continúe siendo para el empirismo un simple dato, tendremos una doctrina de la servidumbre, porque nos volvemos libres cuando nos enfrentamos a un mundo no absolutamente extraño” Ciencia de la Lógica
“El valor del trabajo disminuye en la misma proporción que la productividad del trabajo aumenta… Las facultades del individuo se restringen infinitamente y la conciencia del obrero se degrada a su nivel más bajo de torpeza y negligencia”. Citado por Herbert Marcuse en Reason and Revolution, pág. 79

“El estoicismo sólo podía surgir en una época de temor y servidumbre generales”. Fenomenología del espíritu, página 126.

“Las palpitaciones del corazón por el bien de la humanidad se truecan, así, en la furia de la infatuación demencial, en el furor de la conciencia de mantenerse contra su destrucción”. Fenomenología, pág. 222.

“La idea absoluta, tal como ha resultado, es la identidad de la idea teórica y de la práctica”. Ciencia de la lógica, t. 2, p. 725

“La impaciencia se afana en lo que es imposible: en llegar al fin sin los medios. De una parte no hay más remedio que resignarse a la largura de este camino, en el que cada momento es necesario – de otra parte, hay que detenerse en cada momento”. Fenomenología del espíritu. Fondo de Cultura Económica, 1973, p.22



A continuación  las partes más sustanciosas de los parágrafos de la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas

(Parágrafo 1)

No goza la filosofía, como gozan otras ciencias, de la ventaja de poder presuponer sus objetos como inmediatamente dados por la representación, y como ya he admitido, en el punto de partida y en su curso sucesivo, el método de su investigación…

…Por lo que la filosofía puede, y aun debe suponer un cierto conocimiento de sus objetos, como también cierto interés por ellos y esto resulta, ya que no de otra cosa, de que la conciencia, antes de formarse conceptos, se forma representaciones de los conceptos y el espíritu pensador sólo a través de las representaciones, y trabajando sobre ellas, puede alzarse hasta el conocimiento pensado y el concepto.

Pero en la consideración pensadora pronto se impone la obligación de mostrar la necesidad de su contenido y de probar la esencia y los caracteres de sus objetos. Aquel cierto conocimiento que, según hemos dicho anteriormente, aparece, por esto mismo, insuficiente, así como también inadmisible el hacer o dejar pasar supuestos o aserciones. Pero en esto estriba precisamente la dificultad de los comienzos de la filosofía, porque, como quiera que todo comienzo es algo inmediato, da ocasión, o mejor dicho, es ya por sí mismo una presuposición.
(Parágrafo 2)
La filosofía puede ser definida, en general, como la consideración reflexiva de los objetos. Pero si es verdad, como lo es ciertamente, que el hombre se distingue de los animales por el pensamiento, lo humano es, por sólo este hecho, lo que se realiza por medio del pensamiento. Ahora bien, siendo la filosofía un modo peculiar del pensamiento, un modo por el cual el pensamiento se eleva al conocer, y al conocer por medio de conceptos, su pensamiento debe también poseer una diferencia respecto a aquel pensamiento cuya eficacia opera sobre todo lo humano, y que realiza por antonomasia la humanidad en lo humano por cuanto se identifica con él y el pensamiento es en sí mismo uno solo. Esta diferencia nace de que el contenido humano de la conciencia, producto del pensamiento, aparece primeramente, no en forma de pensamiento, sino como sentimiento, intuición y representación, formas que han de ser distinguidas del pensamiento formal.

Es antiguo prejuicio, afirmación que se ha hecho trivial, que el hombre se distingue del animal por el pensamiento; puede parecer trivial, pero también puede parecer extraño que haya necesidad de recordar esta antigua creencia. Y, sin embargo, parece que es necesario, a causa de las corrientes modernas, que se complacen separar el pensamiento  del sentimiento hasta llegar a presentarse como enemigos, como si el sentimiento fuese desnaturalizado, manchado y hasta aniquilado por el pensamiento.
El haber descuidado tener presente la diferencia propia de la filosofía respecto del pensamiento, ha sido ocasión de las más groseras opiniones y de los reproches que consiguientemente le han dirigido.
Pero una cosa es tener sentimientos y representaciones determinados y compenetrados por el pensamiento, y otra tener pensamientos sobre ellos. Sólo los pensamientos, producidos por la reflexión sobre aquellos modos de la conciencia, constituyen lo que se llama reflexión sobre aquellos modos de la conciencia, constituyen lo que se llama reflexión, razonamiento, etcétera, y también filosofía.

Sucede, además, y el equívoco ha reinado aquí más que en otra parte, que se ha afirmado que dicha reflexión es la condición y el único camino por el que se llega a la reflexión y al conocimiento de lo externo y lo verdadero.

Esta afirmación  correría pareja con la que nosotros no podemos comer antes de haber adquirido el conocimiento de las cualidades químicas, botánicas o zoológicas de los medios de nutrición, o que debiésemos esperar para digerir hasta consumar el estudio de la anatomía y fisiología. Si así fuese, estas ciencias, en su campo, como la filosofía en el suyo, ganarían en utilidad, y hasta serían absolutamente indispensables, o mejor dicho, todas ellas, antes que ser indispensables, no existirían.

Parágrafo 3

Sea cual fuere el contenido que llena nuestra conciencia, da el carácter determinante a los sentimientos, intuiciones, fines, deberes, etcétera, y a los pensamientos y conceptos. Sentimiento, intuición, imagen son, por consiguiente, las formas de aquel contenido, el cual permanece uno  y el mismo, ya sea sentido, intuido, etcétera, mezclando a estas sensaciones e intuiciones pensamientos, o meramente pensando, sin mezcla alguna. En cualquiera de estas formas, o en la mezcla de varias de ellas, el contenido es objeto de la conciencia.

Sentimientos, intuiciones, apetencias, voliciones, etcétera, en cuanto tenemos conciencia de ellos, son denominados, en general, representaciones; por esto puede decirse, en general, que la filosofía pone, en lugar de las representaciones, pensamientos, categorías, y más propiamente, conceptos. Las representaciones, en general pueden ser consideradas como metáforas de los pensamientos y conceptos. Pero no basta poseer representaciones para poseer su significación en el pensamiento; esto es, no conocemos aún los pensamientos y conceptos, y otra saber qué sean las representaciones, intuiciones y sentimientos que corresponden a ellas. Esto explica, por una parte, lo que se llama la incomprensibilidad de la filosofía.
La dificultad nace en parte de una incapacidad que en sí es solamente falta de hábito de pensar abstractamente; esto es, de poder situar delante del espíritu, pensamientos puros, y moverse en ellos. En nuestra conciencia ordinaria, los pensamientos están revestidos y ligados con la habitual materia sensible y espiritual, y en nuestro repensar, reflexionar y razonar, mezclamos sentimientos, intuiciones, y representaciones con pensamientos; en toda proposición de contenido sensible van ya mezcladas categorías como el ser y la individualidad.
Otro motivo de incomprensibilidad es la impaciencia de querer hallar frente a sí, en forma de representación, lo que en la conciencia está solamente como pensamiento y concepto. Pero el sentido de dicha demanda está en que se quiere tener del concepto una representación conocida y ordinaria; a la conciencia le parece como si, al quitarle la representación, se le quitase el terreno que constituye su firme y habitual sostén. Cuando se ve transportada a la región de los conceptos puros no sabe ya en dónde se halla. Se estiman por esto, como maravilla de comprensibilidad, aquellos escritores, predicadores, oradores, etcétera, que ofrecen a sus lectores u oyentes cosas que ellos ya saben, que les son familiares y que se comprenden por sí mismas.


Parágrafo 4
En sus relaciones con nuestra común conciencia, la filosofía debería, ante todo, demostrar, o más bien revelar la necesidad de su modo peculiar de conocimiento. Pero respecto a los objetos de la religión, y a la verdad en general, debería demostrar la capacidad de conocerlas ella por sí misma; respecto a la diversidad que se manifiesta en el pensamiento filosófico y las representaciones religiosas, debería justificar sus determinaciones divergentes de éstas.

Parágrafo 5
Como quiera que la filosofía considera como forma peculiar de las operaciones sólo el pensamiento, y todo hombre, por su naturaleza, está hecho para pensar, de dicha abstracción, que descuida diferencia hecha en el párrafo 3, se suele deducir lo contrario de lo que primeramente dijimos como gravamen contra la incomprensibilidad de la filosofía. Esta ciencia tiene la mala suerte de que aun aquellos mismos que nunca se han ocupado de ella se imaginan y dicen comprender naturalmente los problemas que trata, ser capaces, ayudados de una cultura ordinaria, y en especial de los sentimientos religiosos, de filosofar y juzgar en filosofía. Se admite que, respecto de las demás ciencias, sea preciso haberlas estudiado para conocerlas, y que sólo en virtud de dicho conocimiento se ha facultado para formular un juicio sobre ellas.
Nadie duda que para hacer un par de zapatos es preciso haber aprendido y ejercido el oficio de zapatero, aun cuando cada uno de nosotros tenga la medida de su zapato en su propio pie, y tenga manos, y con ellas la habilitación natural para dicho oficio. Sólo para filosofar no se necesitará ni estudio, ni aprendizaje, ni trabajo. Esta cómoda opinión ha encontrado en estos últimos tiempos su confirmación en la doctrina del saber inmediato, del saber intuitivo.
Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas. Ed, Casa Juan Pablos.

Parágrafo 6

Por otra parte, no es menos importante para la filosofía establecer firmemente que su contenido no es otro que el que originariamente se ha producido y se produce en el dominio del espíritu viviente en el mundo exterior e interior de la conciencia; esto es, que su contenido es la realidad. Llamamos experiencia a nuestra primera conciencia de este contenido. Una consideración un poco detenida del  mundo distingue lo que en el vasto reino de la existencia interna y externa es simple aparición fugaz e insignificante, de lo que en sí merece verdaderamente el nombre de realidad. Como la filosofía se distingue de todo otro modo de conciencia de uno, y el mismo contenido sólo por la forma, es necesario que esté de acuerdo con la realidad y la experiencia. Este acuerdo puede ser  considerado como una prueba, por lo menos extrínseca, de la verdad de una filosofía, así como se puede considerar como fin supremo de la filosofía el producir, mediante la conciencia de este acuerdo, la conciliación de la razón consciente de sí misma con la razón cual ella es inmediatamente, con la realidad.

“La existencia es, en parte apariencia, y en parte solamente realidad”
En la vida ordinaria, se llama realidad a cualquier capricho, al error, al mal y a lo que en esta línea aparece, como también toda existencia, por defectuosa y pasajera que sea. Pero también para el ordinario modo de pensar, una existencia accidental no merece el enfático nombre de real; la existencia accidental es una existencia que no tiene otro mayor valor que el de un posible que puede no ser del mismo modo que es. Pero al hablar yo de realidad es preciso pensar en el sentido en que empleo esta expresión, porque en mi Lógica extensa he tratado también de la realidad, y la he distinguido cuidadosamente, no sólo de la accidental, sino del ser determinado, de la existencia y de otros conceptos.
A la realidad de lo racional se contrapone, por una parte  la opinión de las ideas y los ideales no son sino quimeras, y la filosofía un sistema de estos fantasmas cerebrales, y por otra, que la idea y los ideales son algo demasiado excelentes para gozar de realidad, o también algo impotentes para proporcionársela. Pero la separación de la realidad y de las ideas es especialmente favorita del intelecto que toma los ensueños de sus abstracciones por algo veraz y está del todo él henchido de su deber ser, que también predica en el campo de la política, como si el mundo hubiese esperado aquellos dictámenes para saber cómo debiera ser, y no es; pues, si aquellos dictámenes para saber cómo debiera ser, ¿A dónde iría a parar la suficiencia de dicho deber ser? Cuando el intelecto con su deber ser se revuelve contra cosas, instituciones, etcétera, triviales, extrínsecas y pasajeras, que pueden también conservar  por un determinado tiempo  y para cierta clase de hombres una gran importancia relativa, tendrá también razón y encontrará en aquel caso muchas cosas que no respondan a exigencias justas y universales; ¿quién no poseería la sabiduría de descubrir en todo aquello que le circunda muchas cosas que de hecho no son como deben ser? Pero tal sabiduría  se equivoca cuando imagina entrar  con dichos objetos y con su deber ser en el recinto en los intereses de la ciencia filosófica. Esta sólo tienen que habérselas con la idea, que no es tan impotente que se limite a deber ser sólo y a no ser luego efectivamente; tiene que habérselas, por esto mismo con una realidad, de la cual aquellos objetos, instituciones, condiciones, etcétera, son sólo el lado exterior y superficial.

Parágrafo 7

Nosotros denominamos por el contrario  ciencias empíricas, por el punto de partida que toman, aquellas ciencias que han sido llamadas filosofía. Pero lo esencial que se proponen y producen son leyes, proposiciones generales, teorías: son los pensamientos de lo que existe.

Sólo el pensamiento debería ser llamado instrumento de la filosofía y no un utensilio hecho de madera o de hierro o de otra materia semejante.

Parágrafo 8

Es dicho antiguo que se suele atribuir falsamente a Aristóteles con intención de expresar el punto de vista de su filosofía: nihil est in itellectu, quod non fuerit in sensu: nada hay en el intelecto que antes no haya estado en la experiencia. El que la filosofía especulativa no quiera conceder esta proposición, se debe considerar como una mala inteligencia por su parte. Pero, por lo contrario, es preciso igualmente afirmar: nihil est in sensu, quod non fuerit in intelecto, en el significado general de que el nous, o entendiéndolo más profundamente, el espíritu, es la causa del mundo; y en aquel otro sentido más estrecho de que es el sentimiento jurídico, moral, religioso, es un sentimiento, y, por consiguiente, una experiencia de tal contenido que tiene raíz y su sede solo en el pensamiento

*Aquí sólo cabe aclarar un par de cosas:

1) Que los hechos (y no sólo los sentimientos) jurídicos emanan de la relación de los seres humanos y más generalmente de las clases en pugna, en choque, de sujetos reales.

2) Que también existe una relación interdependiente respecto de la frase “nada hay en el intelecto que antes no haya estado en la experiencia”, que si la invertimos dice “no hay nada en la experiencia que antes no haya estado en el intelecto”, pues el avance en la técnica de la producción, el arte, la tecnología en especial corresponde al segundo aforismo, mientras que al primero corresponde como factor determinante la realidad misma, los hechos científicos que no han sido asimilados por el intelecto humano en su totalidad,

Si deja de ser necesaria cualquier filosofía, también dejará de serlo cualquier sistema, aunque sea un sistema natural de filosofía. La comprensión de que la totalidad de los procesos naturales se encuentra en una conexión sistemática mueve a la ciencia a mostrar esa conexión sistemática en todas partes, en el detalle igual que en el conjunto. Pero la correspondiente exposición científica completa de esa conexión, la composición de una reproducción mental exacta del sistema del mundo en que vivimos, nos es imposible y sería imposible para todos los tiempos. Si en algún momento de la evolución de la humanidad se compusiera un tal sistema definitivo y concluso de las conexiones del mundo físico, espiritual e histórico, quedaría con ello cerrado el reino del conocimiento. Federico Engels, La subversión de la ciencia por el señor Düring

En resumen, pensamiento y realidad se deben corresponder, aunque no la podemos conocer a través de las apariencias, precisamente en eso consiste la ciencia, en descubrir la realidad detrás de las apariencias. Aunque actualmente se considera que la ciencia avanza a pasos vertiginosos, sin embargo, en la síntesis de concepto y realidad del absoluto hegeliano, o de la totalidad de la realidad, avanza de manera muy lenta, pues en las ciencias empíricas se carece de material para conocer objetos lejanos fuera del alcance actual de las herramientas científicas, se puede decir que son aproximaciones sucesivas de pequeñas (aunque grandes y reveladoras para nosotros los mortales) verdades que se van acercando al conocimiento de la totalidad de esta realidad, de nuestro universo, de nuestro pensamiento, ello respetando la síntesis hecha por Engels más arriba.
Parágrafo 9

Por otra parte, la razón subjetiva exige su ulterior satisfacción respecto de la forma, y esta forma es, en general, la necesidad. Por el contrario, en la manera peculiar de la ciencia empírica, en primer lugar lo universal que contiene, el género, etcétera, siendo por sí indeterminado, no está ligado por sí mismo con lo particular, sino que lo uno queda exterior y accidental a lo otro, como igualmente los hechos particulares conexos, tomados en sí mismos, son recíprocamente extrínsecos y accidentales. En segundo lugar, los puntos de partida de la ciencia empírica no son dados inmediatamente, encontrados, presupuestos. Y por estos dos respectos no se da plena satisfacción a la forma de la necesidad.

La reflexión que se encamina a satisfacer esta tarea es la verdaderamente filosófica, el pensamiento especulativo. Y como reflexión que en su comunidad de naturaleza con la primera se distingue al mismo tiempo de ella, posee, además de las formas comunes, formas propias, de las cuales la universal es el concepto.

La relación de la ciencia especulativa con las demás ciencias es, por tanto,  solamente ésta: que la ciencia especulativa no deja a un lado el contenido empírico de aquellas, sino que lo reconoce y emplea; que igualmente reconoce lo que hay en ellas de universal, las leyes, los géneros, etcétera, y los convierte en su contenido propio: pero además introduce y hace valer otras categorías entre las de la ciencia. La diferencia consiste, pues, sólo en dicho cambio de categorías. La lógica especulativa contiene la lógica antigua, y la metafísica conserva las mismas formas de pensamiento y las mismas leyes y objetos; pero al mismo tiempo las forma y transforma con categorías ulteriores.

Hay que distinguir del concepto en sentido especulativo lo que ordinariamente se llama concepto. En este último sentido, unilateral, tiene fundamento la afirmación sentada y repetida mil veces, y que ha llegado a ser admitida sin discusión, de que el infinito no pude ser comprendido en el concepto.

Parágrafo 10
Esta idea del modo de conocimiento, que es conocimiento filosófico, tiene necesidad, a su vez, considerada así bajo el aspecto de su necesidad como de su capacidad para conocer los objetos absolutos, de ser justificada. Pero su justificación es ya ella misma un conocimiento filosófico, que por este mismo hecho sólo tiene su lugar en la filosofía. Sería, por consiguiente, antifilosófica una explicación preliminar, y no podría consistir en otra cosa que en un tejido de supuestos, de aserciones y de raciocinios (esto es, de afirmaciones accidentales), a los cuales con perfecto derecho se podrían oponer los contrarios.
Si no queremos plagarnos de palabras, fácil es comprender que otra clase de instrumentos pueden examinarse y emplearse de otro modo que no sea el trabajo mismo a que están destinados; pero la indagación del conocimiento no puede efectuarse de otro modo que conociendo, de lo que se deduce que indagar este llamado instrumento no es otra cosa que conocerlo. Por consiguiente, querer conocer antes de conocer es absurdo, tan absurdo como el prudente propósito de aquel cierto Escolástico, de empezar a nadar antes de arriesgarse en el agua.

Parágrafo 11
Mas precisamente la tarea de la filosofía puede ser determinada del siguiente modo: El espíritu, como sentimiento e intuición, tiene por objeto lo sensible; como fantasía, las imágenes, y como voluntad, los fines, etcétera. Ahora bien: como antítesis, o también como simple diferencia de estas formas que son propias de su ser determinado y de sus objetos, el espíritu procura también satisfacción a su máxima intimidad, al pensamiento, y toma el pensamiento como objeto. Así llega hasta sí mismo, en el más profundo significado de la palabra, puesto que su principio, su más puro ser en sí, es el pensamiento. Pero en este su trabajo sucede que el pensamiento se revuelve en contradicciones; esto es, se pierde en la rígida no identidad de los pensamientos, de modo que no llega a sí mismo, sino que permanece implicado en su contrario. La más alta necesidad, la necesidad filosófica, se opone a este resultado del pensamiento simplemente intelectual, y se funda en que el pensamiento no renuncia a sí mismo; también en aquel consciente extravío de su presencialidad permanece fiel a sí mismo  mientras no lo supere y en el pensamiento mismo realice la solución de sus propias contradicciones.

La concepción de la dialéctica como constituyendo la naturaleza misma del pensamiento, y de que éste, como intelecto, debe emplearse en la negación de sí mismo, en la contradicción, constituye uno de los principales puntos de la lógica. Pero sucede que el pensamiento, desesperando de poder sacar de sí la solución de la contradicción en que se ha puesto, torna a las soluciones y a los calmantes que el espíritu encuentra en otras de sus modas y formas. El pensamiento, sin embargo, no tendría necesidad, en este retorno, de caer en la jurisdicción de aquella mitología cuya experiencia ya Platón tuvo ante sí, ni de volverse polémicamente contra sí mismo, como sucede cuando se afirma el llamado saber inmediato como la forma exclusiva del conocimiento de la verdad.

Parágrafo 12

La génesis de la filosofía de la necesidad, de que hemos hablado, tiene por punto de partida la experiencia, la conciencia inmediata y razonadora. Excitado por ella como por un estímulo, el pensamiento se conduce de modo que de la conciencia natural, sensible y razonadora, se eleva al puro elemento de sí mismo, y de este modo se pone primeramente en una relación negativa con respecto al punto de partida de que se ha alejado. Encuentra de este modo primeramente en sí mismo, en la idea de la esencia universal de estas apariciones, su satisfacción, esta idea puede ser más o menos abstracta. A la inversa, las esencias empíricas llevan consigo el estímulo para vencer la forma en la cual la riqueza de su contenido es ofrecida como algo de inmediato y dado, como una multiplicidad ordenada en una yuxtaposición, y, por tanto, en general, como algo accidental, y al elevar dicho contenido a algo necesario. Tal estímulo arranca al pensamiento de aquella universalidad y de aquella satisfacción que ha buscado solamente en sí mismo, y le obliga a desarrollarse, moviéndose por sí mismo. Este desenvolvimiento, por una parte, es singularmente  un recoger el contenido con sus múltiples determinaciones dadas; por otra, plasma a éste, de modo que proceda libremente, en el sentido del pensamiento originario, y siguiendo la necesidad de la cosa misma.

De la relación entre inmediatividad y mediación en la conciencia hablaremos después expresa y más extensamente. Aquí basta con llamar la atención, como preliminar, sobre la circunstancia de que, si bien los dos momentos aparecen como distintos, ninguno de los dos puede faltar, y que están en conexión inescindible. Mediación es principio y paso a un segundo término; de modo que este segundo término, en tanto es, en cuanto a él se une algo que es otro respecto de él.

Si la mediación es puesta como una condicionalidad, y es puesta unilateralmente de relieve, se puede decir – aunque no se dice con ello gran cosa – que la filosofía debe su origen primero a la experiencia (al a posteriori). Pero en realidad, el pensamiento es esencialmente la negación de un existente inmediato. Del mismo modo, el comer se debe a los medios de nutrición, porque sin éstos no se podría comer; el comer es de este modo representado como ingrato que destruye aquello a que se debe él mismo.

Por una parte, las ciencias empíricas no se contentan con el simple percibir de los fenómenos singulares, sino que, pensando sobre ellos, elaboran la materia para suministrarla apta a la filosofía, buscando determinaciones generales, leyes, y dan así, al contenido de lo particular la preparación para que pueda ser recibido en la filosofía. Por otra parte, constriñen de este modo al pensamiento para que proceda él mismo a las determinaciones concretas. El recibimiento de este contenido, en el cual, por medio del pensamiento, es superada la persistente inmediatividad, y el mero dato, es a la vez el desenvolverse del pensamiento de sí mismo. Por consiguiente, mientras la filosofía debe su desenvolvimiento a las ciencias empíricas, da a su contenido la forma esencial de la libertad (del a priori) del pensamiento y la garantía de la necesidad, en lugar de la simple creencia en el dato y el hecho percibido; de modo que el hecho llega a ser representación e imagen de la originaria y plenamente independiente actividad del pensamiento.

Parágrafo 13

La historia de la filosofía muestra, por una parte, que las filosofías que parecen diversas son una misma filosofía en diversos grados de desarrollo, y por otra, que los principios particulares, cada uno de los cuales sirve de fundamento a un sistema, no son más que ramas de un solo y mismo todo. La filosofía, que es última en el tiempo, es a la vez resultado de todas las precedentes, y debe contener los principios de todas; es por tanto  -siempre que se trate, claro está, de una verdadera filosofía -, la más desarrollada, rica y concreta.

Mas, por lo que respecta a la filosofía, se cree poder justificar el desdén hacia ella diciendo que hay muchos sistemas filosóficos diversos, y cada uno es una filosofía, pero no la filosofía – como si las ciruelas no fuesen fruta -- .  Sucede también que una filosofía, cuyo principio es lo universal, es puesta junto a otra cuyo principio es lo particular, y esto también en doctrinas que afirman no ser posible una filosofía, y se dice que unas y otras son solamente modos diversos de ver de la filosofía, casi como si la luz y las tinieblas fuesen llamadas solamente dos diversas especies de luz.

El libre y verdadero pensamiento es en sí concreto; por consiguiente, es idea, y en toda su universalidad es la idea o lo absoluto. La ciencia de este pensamiento es esencialmente sistema, porque lo verdadero, como concreto,  es sólo en cuanto se desenvuelve en sí y se recoge y mantiene en unidad; esto es, como totalidad, y sólo mediante su diferenciación y las determinaciones  de sus diferencias puede constituir la necesidad de éstas y la libertad del todo.

Un filosofar sin sistema no puede ser nada científico y a más que semejante filosofar, tomado en sí mismo, expresa más bien un modo de sentir subjetivo, es, respecto de su contenido, accidental.  Un contenido tiene su justificación sólo como momento del todo, y, fuera de esto, es presupuesto infundado o una certidumbre meramente subjetiva; muchos escritos filosóficos se limitan de este modo a expresar solamente sentimientos y opiniones. Con la palabra sistema se entiende falsamente una filosofía que tiene un principio limitado y diverso de los demás; es, por el contrario, principio de verdadera filosofía contener en sí todos los principios particulares.

Parágrafo 15

Cada una de las partes de la filosofía es un todo filosófico, un círculo que se cierra en sí mismo; pero la idea filosófica está dentro de él en una determinación o elemento particular. El círculo singular, siendo en sí mismo una totalidad, rompe también los límites de su elemento y funda una más amplia esfera: el todo, el todo se pone así como un círculo de círculos, cada uno de los cuales es un momento necesario; así que el sistema de sus peculiares elementos constituye toda la idea, la cual aparece, además, en cada uno de ellos.   

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