sábado, 5 de mayo de 2012

Apuntes del libro Autonomías


“Queremos también una nueva relación, de igualdad y respeto, entre el gobierno y los pueblos indígenas. Ya no queremos que nos vean más como cosas, como objetos —como dicen las leyes—, sino en calidad de sujetos, de personas, de pueblos vivos que somos.
Para nosotros las leyes o los convenios que firma el gobierno en tema de derechos humanos o indígenas han sido letra muerta, pero las leyes comerciales, como el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, son las que se cumplen en nuestro país.” David Valtierra, colaborador de Radio Ñomndaa
La autonomía se enfrenta con la política del Estado, con los intereses de las empresas nacionales e internacionales, con los procesos de militarización y paramilitarización, con la estrategia de contrainsurgencia, y  finalmente con los programas gubernamentales que destruyen las capacidades organizativas de los pueblos.
La construcción de la autonomía es un proceso que implica la resistencia frente al Estado, frente a la relación de control que éste quiere imponer a los pueblos. Si no hay resistencia, no hay autonomía: no puede haber una autonomía que establezca condiciones para aceptar mecanismos de control del Estado.
El ejercicio de la autonomía implica una construcción permanente de la libertad y de espacios autónomos. Por esto son centrales en la autonomía la defensa del territorio, la construcción de alternativas en salud, en educación, en producción, en economía.

Tomás Borge: ‘Nos han robado todo: la riqueza, los recursos, el territorio, el agua, las risas, hasta a nuestras mujeres más hermosas’.
Ricardo Montejano del Valle

Para reflexionar sobre el papel que han tenido y podrían tener los medios de comunicación propios de los pueblos en los procesos de construcción de la autonomía, hay que partir de un principio: que nos han robado todo. Parafraseando las palabras del dirigente nicaragüense Tomás Borge: ‘Nos han robado todo: la riqueza, los recursos, el territorio, el agua, las risas, hasta a nuestras mujeres más hermosas’. Los poderosos nos han enajenado de casi todo. Entonces el proceso de descolonización, de recuperación de lo que hemos perdido como pueblos, es algo muy difícil de lograr, pero que no podemos dejar para después

María Sabina, sabia indígena mazateca, quien nunca habló el español, decía: ‘Existen muchos pecados, pero el principal de todos, el origen de todos los demás pecados es la ignorancia’. Un pueblo ignorante es manipulado con facilidad.
Yo soy trabajador de Radio Educación; se calcula que si es un buen horario en el que transmites, te están oyendo 300.000 personas; y con 30.000 personas el Zócalo de la Ciudad de México se puede considerar lleno. Entonces es como si diez veces el Zócalo lleno te estuviera escuchando. Esta es la potencia de un medio masivo de comunicación; por eso el poder lo controla tanto: no lo pueden  permitir porque saben que van a perder todo si el pueblo despierta. La lucha por los medios de comunicación, por las radios comunitarias, está en el centro de la nueva vida que tenemos que construir.


El indigenismo es oficial y el Instituto Nacional Indigenista fue creado para que los pueblos se “integraran” a la nación, lo que se traduce en que dejen de ser indígenas. Oficialmente no hay posibilidades de un desarrollo real, es un remedo macabro que intenta callar el clamor de los pueblos ante tanta miseria y explotación. En el indigenismo no hay el elemento propio, auténtico, nacido de la organización del pueblo. Sus radios suenan diferente. Es una suplantación. El proceso de los pueblos es otro: no es oficial, ni oficialista, ni oficioso. Es real, verdadero, auténtico: tiene otro sabor.

Si ya están al aire les digo: no dejen de transmitir, no salgan del aire como les impone la SCT, porque salir del aire significa callar a todo un pueblo, callar su expresión, sus risas, sus esperanzas, y todo lo que viene aparejado con una radio comunitaria. Porque tener una radio quiere decir que un proceso muy profundo, muy grande, se está desarrollando.

Con las radios comunitarias se vive la experiencia de que lo que era prohibido ahora se permite, porque aquella fruta que nunca probaste, ni siquiera imaginaste, ahora la paladeas; porque lo que se susurraba, ahora se está comentando tranquilamente; lo que se soñaba que algún día pudiera ser, ya está siendo.

En las radios comunitarias se empiezan a escuchar los consejos de los abuelos ya difuntos, se empiezan a escuchar las narraciones de los procesos de luchas que han tenido nuestros pueblos; empezamos a aprender lo que sólo a veces, alrededor del fuego o en las cocinas de las casas, nos contaban que había sido pero que no se debía andar comentando, por lo peligroso que es el compromiso de defender nuestro pueblo, nuestra tierra, nuestra dignidad. Pero cuando se hace a través de un medio de comunicación que pertenece al pueblo, es un escándalo.


No hay nada más escandaloso que una radio sonando en toda la región. Entonces al perderle el miedo a lo que estaba prohibido, vemos que el enemigo no es tan poderoso, que en el fondo no tiene nada,
que son usurpadores, que lo que tienen es el monopolio de la violencia y que la utilizan contra lo que se oponga a sus intereses.
Los de las radios comerciales no tienen nada que decir: están vacíos de sus mentes, de sus corazones; están vacíos de historia, no tienen nada que ofrecer, nada que compartir. Los dueños de las radios comerciales son los que permiten o no permiten, son radios censuradas. Nosotros tenemos mucho con las radios comunitarias en nuestras manos. Empezamos a llenar de verdades los radiorreceptores de nuestros pueblos y comunidades. Nuestros micrófonos, aunque sean baratitos y no suenen bien, son suficientes.

A lo mejor nuestro español no es muy bueno, pero cuando los compañeros se ponen a hablar en su lengua empieza otro pensar y otra manera de decir las cosas. Es una transformación muy grande, un proceso que inicia y que no acaba, porque un pueblo callado, por f in tiene voz.

En el extranjero hay una imagen muy difusa de lo que somos los mexicanos: en esta imagen hay un nopal, y al pie del nopal está un indio, y ese indio está tapado por un sarape, y la cara de ese indio está tapada por un sombrero. Esta imagen del mexicano revienta en mil pedazos cuando estamos hablando en una radio comunitaria. Es una imagen mal entendida del mexicano.

Nosotros guardamos, ocultamos lo que tenemos que ocultar, por seguridad, por el bien de las familias, de nosotros, sabemos que no podemos enfrentar un enemigo tan poderoso, tan asesino, que ha estado matando y matando por generaciones a los comuneros, a los luchadores sociales. A lo tonto nos vamos a poner de a pechito, y ocultamos muchas cosas, como pueblo.

Pero cuando empezamos a hablar con verdades, a hablar la verdad, a hablar de nuestros sentimientos a través de un medio de comunicación como puede ser una radiocomunitaria, empezamos a conocernos, a descubrir nuestro rostro.

Por lo regular la sonrisa no se escucha en lengua española, en los pueblos; cuando escuchamos mucha risa es cuando se está hablando en lengua indígena. Entonces esta apropiación de un medio de comunicación se acompaña de una gran alegría y de la claridad de que el enemigo en el fondo no tiene nada. Los pueblos somos los que tenemos lo más importante: la sinceridad, la valentía, los valores resguardados.

Las mamás han guardado las lenguas indígenas y por esto existen hoy en México sesenta y dos lenguas indígenas: por las mamás, por las abuelitas, porque si ellas no nos las hubieran enseñado las lenguas no existirían, ya que los papás por lo general pref ieren enseñar el español, ya que son los que conviven con el mundo de fuera de la comunidad. La importancia femenina durante toda la historia, lo que las mujeres han aportado, es muy grande. Por ellas se ha guardado la lengua indígena y nuestros valores. Esta riqueza, esta risa, esta alegría por la vida, esta manera de vivir y convivir con respeto, empiezan a recuperase.

Los pueblos indígenas con las radios comunitarias tienen mucho y están logrando más. Por eso están perseguidos, tachados de “piratas”; por eso asesinaron en abril de 2008 a dos locutoras de la radio triqui, por eso callaron a la radio mixe Jenpoj de Tlahuitoltepec por un tiempo, por eso a ratos está callada la radiodifusora de Villa Hidalgo Yalalag: porque es mucho lo que estamos recuperando. Y no nos da miedo decirlo: los pueblos indígenas están por delante, están haciendo punta, más que todos los partidos.

En México y en toda América Latina lo más avanzado, lo de mayor calidad, es el movimiento social de los pueblos indígenas. ¿Quién es el enemigo principal de las transnacionales que impulsan el maíz transgénico, ese maíz que no tiene corazón? Los campesinos indígenas comuneros, y contra ellos se afanan las grandes empresas que tienen a sueldo ejércitos de científ icos.

odos los destrozos que provoca el capitalismo necesitan frenarse, contrarrestarse. Hoy por hoy ese freno son los campesinos indígenas comuneros, tal vez analfabetos, pero que con firmeza defienden hasta con su vida la dignidad y el territorio de su pueblo.
Todos los valores que estamos recuperando a través de una radio comunitaria, empezando por el respeto a lo que los diferentes pueblos hemos heredado, es una afrenta para el poder. Entonces una radio puede ser algo más poderoso que muchas balas, o que muchos mítines.


Autonomía y control de los territorios. Ana Esther Ceceña

El capitalismo neoliberal, que es el escenario en el cual se están ubicando estos procesos, tiende a la universalización de la propiedad privada individual y la lleva hasta profundidades nunca antes alcanzadas por el capitalismo, como las de la apropiación de los genes. La propiedad privada penetra en nuestros cuerpos aun sin tocarlos, mediante la apropiación de parte de nuestros mapas genéticos. Claramente, los seres humanos son una porción de esa “naturaleza” que se pone al servicio del progreso de una humanidad que es negada en sí misma en el mismo acto.

La sabiduría de los pueblos, que es mucho más antigua que el capitalismo, se ha construido en colectivo y en interacción con la naturaleza, que no es algo separado sino que constituye, junto con los seres humanos, las montañas y los ríos, la comunidad. La comunidad es el espacio de la socialidad y de la política; es el lugar de la intersubjetividad y del conocimiento o interpretación del cosmos. Es el lugar donde se construye el sujeto, que siempre es colectivo y también político. El sujeto es el límite real de la objetivación y la apropiación. El sujeto-comunidad; el sujeto-territorio.

Construir autonomía es sujetizarse; es construir una territorialidad propia; es entender el territorio como la conjunción de la tierra y el cosmos, de la historia y la cultura, de montañas y valles, de vivos y muertos, de hombres y mujeres, de selvas y páramos, de todo lo que hace y ha hecho posible la vida, un cierto tipo de vida, una vida con historia. La pacha mama o la madre tierra no son un pedazo de terreno, son una concepción del mundo, de la humanidad, del cosmos y una forma de vida construida en un lugar determinado.
Pero el territorio es en el capitalismo un elemento de disputa y de competencia; en la competencia internacional, hoy, la apropiación de territorios es un elemento fundamental.
Los componentes esenciales del proceso de reproducción y las fuentes principales de poder en el mundo actual son elementos que están f ijos en el territorio; en ciertos territorios y no en otros; que no pueden ser simplemente movidos de lugar para ser aprovechados; que sólo pueden ser apropiados apropiándose el territorio: yacimientos de agua, de petróleo, de gas, de germoplasma, de metales estratégicos como los principales. Son los bienes que mueven y definen hoy el sistema y el juego de fuerzas interno, y que además apuntan hacia las estrategias del futuro.

La lucha por los territorios es lo central en esta fase que, paradójicamente, se caracteriza como del capitalismo f inanciero. Es en ese terreno donde se decide la competencia, la hegemonía y la misma perdurabilidad del sistema; es también ahí donde los límites a la objetivación deben ser y están siendo colocados. Es en la disputa de territorialidades, donde el sujeto autonómico propone formas de organización social diferentes al capitalismo, que apuntan a la sustentabilidad del planeta y no a su destrucción, una politicidad que recupera las relaciones intersubjetivas frente a las sujeto-objeto propuestas por el capitalismo, es ahí donde están tocándose las posibilidades de una bifurcación histórica.

Pero como los territorios son complejos, como son espacio de cruce de historia, cultura, geografía y vida, son expresión y resultado de los modos de entender el mundo y de estar en el cosmos, sus dimensiones simbólicas tienen que ser sometidas para poder apropiarse de ellos. Para controlar los territorios-comunidad, los territorios-sujeto, es necesario romper los sentidos del mundo y avanzar en técnicas de biopoder, que también se llaman de contrainsurgencia. Es necesario el control del cuerpo y de la mente de las personas, es necesaria la de-sujetización.
La apropiación de territorios tira por los dos lados: busca un buen posicionamiento frente a la competencia a través del monopolio de los recursos estratégicos; y busca también el control de las poblaciones que son sometidas o desestructuradas mediante la privatización del agua, la expulsión de sus lugares (selvas, bosques) y sus modos de vida, de sus referentes históricos y simbólicos. Todas estas cuestiones que los procesos autonómicos están reivindicando.
Territorios diseñados
La Tierra se va transformando con la historia que le imprime marcas, le coloca fronteras y diques, la contiene o en ocasiones, la potencia y la libera. La Tierra contiene una y mil historias en los cauces de sus ríos, en sus manchas selváticas, en sus desiertos, montañas y glaciares.

La exuberante selva del Amazonas, que hoy se retrae para dar paso al “progreso” capitalista, fue producto de miles de años de asentamientos que fueron creando la terra preta, tierra mejorada y fértil que permitió ir extendiendo la mancha verde de millones de especies.

Un número cada vez más grande de investigadores ha llegado a la conclusión de que la cuenca del Amazonas […] Lejos de ser la tierra virgen intemporal y con un millón de años de antigüedad que muestran las postales, […] es el resultado de una interacción histórica entre el medioambiente y el ser humano. (Mann 2006: 378)
…durante mucho tiempo unos pobladores inteligentes, que conocían trucos que nosotros aún estamos por aprender, utilizaron grandes parcelas de la Amazonia sin destruirla. Ante un problema ecológico, los indios lo resolvían. En vez de adaptarse a la naturaleza, la creaban. Estaban en pleno proceso de formación de la tierra cuando apareció Colón y lo echó todo a perder. (Mann 2006: 410)
La vida se escribe sobre la tierra, “geografiando” —como nos recuerda Carlos Walter Porto Gonçalves.

Y si bien algunas sociedades lograron crear el maíz, el pejibaye, la terra preta y un sinfín de híbridos, variantes y tecnologías que enriquecían el fortalecimiento y diversif icación de especies, otras, como la occidental capitalista, se han ocupado de simplif icar la naturaleza buscando su ordenamiento o su legibilidad. Dentro de éstas últimas, la naturaleza se pone al servicio del progreso, y para ello tiene que ser inteligible y legible. Es necesaria la transformación de la naturaleza mediante criterios de orden y ef iciencia, trocando o simplif icando sus códigos de comportamiento para adecuarlos a las herramientas de lectura y apropiación desarrolladas por la clase dominante:

El discurso utilitarista reemplaza el término “naturaleza” con el término “recursos naturales”, focalizándose en aquellos aspectos de la naturaleza que pueden ser apropiados para el uso humano [...] las plantas valiosas devienen “cosechas”, mientras que las especies que compiten con ellas son estigmatizadas como “maleza” y los insectos que las ingieren como “plaga”. (Scott 1998: 13)
La agricultura es, después de todo, una reorganización radical y una simplificación de la flora para adaptarla a objetivos humanos. (Scott 1998: 2)

La manera como las diferentes sociedades conciben, entienden y escriben la tierra se relaciona con los modos de organización social en sí mismos, con las relaciones de socialidad y de poder que les son propias. Sociedades plurisujéticas, que reconocen la multiplicidad de agentes sociales, tienen un modo de relacionarse con la naturaleza y crear el territorio muy distinto al de sociedades como la capitalista, que tiende a la objetivación para establecer su dominio. La objetivación de la naturaleza y el territorio conduce a su racionalización o, en otras palabras, a su apropiación racional.
Una vez que el territorio, la naturaleza y la sociedad adoptan carácter de objetos pueden ser organizados funcionalmente.
Los planes de ordenamiento del territorio americano

Tanto las capacidades tecnológicas como los alcances políticos determinan las condiciones y el ambiente en el cual se definen las dimensiones y posibilidades de uso y ordenamiento de los territorios. El neoliberalismo, como proyecto de solución de una crisis que tocaba todos los ámbitos de las relaciones capitalistas, llegó acompañado de su propia manera de apropiarse los territorios y refuncionalizar el espacio.
Los planes económicos
La batalla de Estados Unidos por mantener su hegemonía —amenazada por las versiones orientales del capitalismo— los llevó a revitalizar la vieja (1823) pero totalmente vigente doctrina Monroe (América para los americanos), y a voltear hacia el continente como auténtica plataforma de guerra, así sea guerra comercial, frente a la competencia del exterior.

Tímidamente, este nuevo diseño continental inicia por los territorios más cercanos: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) marca las pautas de una expansión que se irá ampliando geográf icamente y profundizando dimensionalmente. Del comercio se pasará a la infraestructura, a las políticas económicas, a la normatividad, a las comunicaciones y…. a la seguridad. De América del Norte se salta hacia Sudamérica, el Caribe y América Central, siempre con especial cuidado de incluir las zonas que pueden ser catalogadas como estratégicas no sólo dentro de uno de los tratados, planes o proyectos sino en varios a la vez.
Así ocurre con la región tropical de América, que abarca desde el sur de México hasta la Amazonia, y que está comprendida en el TLCAN, en el Plan Puebla Panamá, en el Plan Colombia, en el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-RD), en la IIRSA y, como toda América, en el temporalmente abortado proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Estos megaproyectos se han ido desplegando poco a poco sobre el territorio latinoamericano. El TLCAN funcionó como mecanismo de recuperación de la competitividad estadounidense para enfrentar el bloque que se había formado en la cuenca asiática, pero simultáneamente fue una experiencia comercial, de inversiones, jurídica y demostrativa, que constituyó la base sobre la cual se diseñaron el resto de los tratados impulsados en el continente, entre los que habría que destacar, por su envergadura, el alca.

Una vez echados a andar los planes estratégicos directamente económicos (TLCAN, CAFTA-RD, TLC Chile-USA), precedidos por profundas transformaciones de los marcos constitucionales nacionales que desprotegieron los acervos patrimoniales y la soberanía de las naciones sobre los bienes que por naturaleza, geografía e historia les pertenecían, se avanzó hacia la cobertura de áreas fundamentales que no habían podido ser incluidas en esos primeros tratados.

Los planes de control militar

Un segundo momento en estos planes estratégicos combina intereses económicos relacionados con el acceso a zonas privilegiadas por sus dotaciones materiales, con una acción de control directo sobre poblaciones y puntos geográficos determinantes.
La ambición de controlar algunas rutas porosas de negocios no regulados y altamente rentables, el interés de penetrar la cuenca amazónica y supervisar la conexión entre el norte y el sur del continente —en esa pequeña cintura donde América se quiebra—, y el afán de combatir insurgencias de larga historia: estas las motivaciones que llevan al establecimiento del Plan Colombia. Dicho Plan hoy abarca desde la frontera entre Colombia y Panamá hasta el sur de Perú, aunque con la reciente autoexclusión de Ecuador.
Los megaproyectos de infraestructura
El tercer momento, aunque temporalmente sobrepuesto, como los otros, es el que busca trazar nuevas rutas, adecuadas a la geografía económica del siglo XXI: las nuevas venas abiertas hacia el imperio que responden a nuevas necesidades y a una diferente selección de las materias primas y los llamados recursos estratégicos. Caminos que conecten los grandes centros de producción y consumo del mundo, que abaraten y aceleren los traslados y que al mismo tiempo refuercen la vigilancia y el control sobre los mismos es el objetivo.
Hacer fluir el corazón de las selvas o las profundidades de las minas hacia los centros industriales y, a la inversa, llevar el espíritu industrial y competitivo hasta el centro de las selvas y minas. Agilizar los desplazamientos diversificando sus medios: ferrocarriles, autopistas, ríos, canales y cables de f ibra óptica. Transformar el territorio. Adecuarlo a las nuevas mercancías, a las nuevas tecnologías y los nuevos negocios. Cuadricularlo, ordenarlo, hacerlo funcional y… productivo. Ese es el modo capitalista de entender la naturaleza y relacionarse con ella.
Objetivos prácticos habían animado al utilitarismo matemático, que parecía promover la perfección geométrica como el signo distintivo de un bosque bien administrado, al tiempo que el ordenamiento racional de los árboles ofrecía nuevas posibilidades para el control de la naturaleza. (Lowood, Henry, en Scott, 1998: 15)
Hacer de las nuevas rutas lugares de trabajo, instalando plantas ensambladoras a lo largo de los caminos o utilizando barcos-fábrica; hacerlas adecuadas al movimiento de petróleo, gas y minerales tanto como al de información; multiplicar los usos de la naturaleza, haciendo del agua medio de traslado y mercancía; establecer nuevos ordenamientos lógicos y, en la práctica, nuevas fronteras. Eso contiene esta otra modalidad de planes estratégicos infraestructurales.

Dentro de esta línea, dos planes que se anuncian como iniciativas locales independientes y de cuño autóctono, tienen la curiosa virtud de abarcar desde la zona más austral hasta México, vinculando y reorganizando todo el espacio latinoamericano. Curiosamente también, aunque tenían diversos antecedentes sueltos, fueron presentados ambos como planes articulados en el año 2000:el Plan Puebla Panamá (PPP) y el proyecto de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA).
El Plan Puebla Panamá
El PPP, lanzado como tal por Vicente Fox en su campaña electoral, agrupó varios proyectos anteriores dándoles un sentido nuevo:
1. El megaproyecto del Istmo de Tehuantepec, que intentaba suplir o, más bien, complementar al de Panamá. Este corredor o canal del Istmo de Tehuantepec, que fue objeto de un proyecto anterior al de Panamá, abortado por la Revolución mexicana, se planea a inicios de los años noventa como un canal multimodal (carretera, ferrocarril e hidrovías1) de nivel internacional, a la vez que un cinturón maquilador capaz de terminar de ensamblar las partes provenientes de distintos lugares del planeta y convertirlas en las mercancías f inales que abastecerán en su mayoría el mercado estadounidense pero con salidas hacia los otros dos importantes mercados del planeta: la cuenca asiática y Europa. Simultáneamente este corredor se vislumbra como una frontera o dique para detener a los migrantes centroamericanos e impedir que sigan camino hacia Estados Unidos, estableciendo casi un paso fronterizo nuevo;
2. El corredor biológico mesoamericano (CBM), proyecto del Banco Mundial para reconstruir los pasos de especies entre el norte y sur del continente, dictando las normas de su tratamiento futuro. Es decir, ordenándolos de acuerdo con los criterios de legibilidad, ef iciencia y productividad mencionados arriba. Los dos puntos neurálgicos de este corredor se encuentran en la Selva Lacandona (México) y en la Selva del Darién (Panamá). Ambos constituyen encrucijadas bióticas donde confluyen especies de biomas diferentes y se generan nuevas especies o nuevas variantes de las ya conocidas. Puntos fundamentales para garantizar la reproducción y multiplicación de las dos manchas selváticas que se encuentran al norte y sur de Centroamérica (Sureste de México y Cuenca amazónica) y que, en conjunto, conforman el mayor y más diverso yacimiento genético del planeta.
3. Simultáneamente, el Plan Puebla Panamá agregó nuevas iniciativas como la de integración energética desde Panamá hacia Estados Unidos. El aumento constante del consumo energético de Estados Unidos fue uno de los elementos centrales de la redef inición de sus políticas hacia el resto del mundo, orientando tanto los tratados comerciales y las medidas de ajuste y desregulación promovidas a través del Fondo Monetario Internacional (fmi) y del Banco Mundial (BM), como las iniciativas de guerra. El Reporte del Grupo de Desarrollo de la Política Nacional de Energía afirmaba, en 2001, que:
Las estimaciones indican que en los próximos 20 años el consumo de petróleo de USA se incrementará un 33%, el consumo de gas natural por pozo más del 50% y la demanda de electricidad ascenderá un 45%. Si la producción americana de energía crece al mismo ritmo en que lo hizo en durante los 90s, enfrentaremos una brecha cada vez mayor. (NEPD 2001: x)

1 La hidrovía no es una simple vía navegable sino una preparada para su utilización permanente (24 hrs/365 días), con señalización, mantenimiento, normas físicas de estándar universal, puntos de conexión intermodal (de paso de modo fluvial a modo terrestre) bien habilitados, carta de navegación y algunas otras condiciones del mismo orden. Ver Bara, Sánchez y Wilmsmeier, 2006: 53-54.

Y esta deficiencia crítica, que colocaba a Estados Unidos en una posición de altísima vulnerabilidad, llevó a repensar la funcionalidad de los recursos del Continente y a trazar planes de gran envergadura que dieran materialidad a las venas abiertas de las que hablaba Eduardo Galeano, bajo la forma de oleoductos, gasoductos y redes de generación (hidroeléctricas sobre todo) y transmisión de energía eléctrica.

4. Y, finalmente, el PPP se propuso la conformación de un mercado de trabajo único para las maquiladoras, aprovechando toda la fuerza de trabajo barata que pudiera provenir de los 64 millones de habitantes de la zona, marcadamente pobres y con un alto porcentaje de población indígena.
Todos estos proyectos requieren, indudablemente, de un avituallamiento comunicacional. Completar, modernizar e integrar las rutas y puertos para garantizar los traslados ágiles y baratos, con telecomunicaciones que permitan su control y seguridad, fue quizá la propuesta más visible del PPP. Quizá también, junto con las hidroeléctricas, la más combatida.
Este Plan ha tenido un rechazo amplio que permitió la conformación de organizaciones campesinas y de la sociedad civil a nivel mesoamericano. Pero si bien esto ha obstaculizado su avance en términos generales, hoy el PPP se amplía incorporando a Colombia, con toda su carga militarista, y algunos de sus proyectos han ido prosperando unilateralmente o se han trasladado, por lo menos parcialmente, hacia otros planes. Tal es el caso de la iniciativa de integración energética recientemente incluida en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN).
Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica IIRSA
La iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA), que parece estar diseñando nuevas fronteras internas para el Sur del continente, se anuncia públicamente en agosto-septiembre de 2000 en una reunión auspiciada por Fernando Henrique Cardoso en Brasilia, con la presencia de los representantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El BID fue creado en 1959 para apoyar el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe, justo cuando la revolución cubana empezaba a abrir nuevos cauces.
En 1961 se lanza la Alianza para el Progreso (ALPRO), iniciativa contrainsurgente que intentaba impedir otra experiencia como la de Cuba, junto con la siniestra USAID como su brazo operativo, con un objetivo similar al del BID pero con dos líneas de f inanciamiento: la del desarrollo económico y social y la militar. Hoy ya no se habla de la ALPRO sino del ALCA, el PPP y la IIRSA, pero la USAID y el BID siguen funcionando y, en términos generales, el marco sigue siendo el mismo, aunque los objetivos específ icos y las modalidades operativas son otros.
Megaproyecto de enormes implicaciones, el IIRSA pretende “…construir un nuevo paradigma para el desarrollo de la infraestructura regional, sustentado sobre los requerimientos de la demanda…”2, logrando posicionarse ágilmente en los mercados europeos y los del Asia Pacíf ico, y en los dos flancos territoriales de la economía estadounidense.
Para lograr todo ello, y ante la esquizofrenia de tratar a la naturaleza a la vez como objeto del deseo y obstáculo, el territorio sudamericano ha sido subdividido de acuerdo a sus virtudes económicas y estratégicas. Destacan dos regiones por su actividad industrial y concentración poblacional, es decir, por la fuerza de trabajo real y potencial que ofrecen, y el resto por las dádivas de la naturaleza, puesto que se trata de poner en ruta la explotación de yacimientos hidrocarburíferos, minerales, genéticos, acuáticos y también agropecuarios. Justamente porque la IIRSA está pensada a partir de la demanda tiene un diseño centrífugo, extractivo, de expulsión de riquezas hacia los centros de demanda.
De la misma manera que el Plan Puebla Panamá se construye desde Panamá hacia Estados Unidos, la IIRSA se piensa desde el centro hacia las costas o hacia los ríos que fluyen rumbo al mar. No obstante, como bien nos recuerda Raúl Zibechi, es un proceso de doble orientación, en el que no hay que dejar de considerar las lógicas regionales, a pesar de que la dinámica global está marcada por los intereses y perspectivas del gran capital mundial y de su centro hegemónico. Así, en el caso de IIRSA “[se trata] de una integración doblemente subordinada: a Brasil, por parte de los países sudamericanos, y del conjunto de la región al mercado y el empresariado mundiales.” (Zibechi 2006)

2 Fonplata, 2007 Cursivas nuestras

En este proyecto los puertos se convierten en piezas clave de organización regional. Puertos en las costas, pero también sobre los ríos de gran caudal.
En total se han diseñado ocho ejes transversales y dos longitudinales, con un enfoque profundamente estratégico que determina que algunas regiones particularmente importantes por su dotación de recursos se encuentren bajo el manto de dos o tres ejes simultáneamente.
Una visión económica formal, que a la vez considera los intereses regionales, indica como ejes principales los de la zona del Cono Sur que concentran la mayor parte del Producto Interno Bruto (PIB) sudamericano; sin embargo, a partir de una visión estratégica los ejes principales son el Amazonas y el Capricornio, por sus riquezas naturales, y sus conexiones a través del río Madera hasta Beni y de la Hidrovía Paraguay-Paraná.
Los planes de seguridad

Con la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN) se da inicio a un nuevo tipo de planes estratégicos o megaproyectos, que subsumen los criterios económicos en los de seguridad, justif icando así acciones que de otro modo no podrían ser admitidas por ser violatorias de las soberanías nacionales. Si bien estas soberanías se encontraban ya seriamente cuestionadas por la creación de una normativa supranacional, de nivel superior a las legislaciones internas de las naciones implicadas en los tratados de libre comercio, los planes de seguridad tienden a crear complicidades y supranacionalidades en todas las actividades de prevención, combate, y control del narcotráf ico y el terrorismo, manteniendo peligrosamente la ambigüedad con la que estos han sido reconocidos como amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos.
Se trata de planes pensados desde una perspectiva militar que inician por un reconocimiento de los territorios y de ahí diseñan estrategias de control global. Las fronteras se redef inen de acuerdo con los objetivos de seguridad y las normatividades correspondientes; responden ya no a los criterios de bienestar de la población, de cuidado del patrimonio de la nación como en otros tiempos, sino a los de control y disciplinamiento. Es el nuevo Leviatán que se levanta sobre los vestigios de la democracia, a veces escasamente conquistada, y sobre la autodeterminación de los pueblos.
Integraciones como la de la ASPAN —que extiende el homeland (territorio interno) estadounidense por el norte hasta tocar los glaciares, pasando por los yacimientos de petróleo, de metales estratégicos, y por los bosques canadienses, y por el sur hasta la frontera con América Central, abarcando nuevamente la zona de yacimientos petroleros, las minas, la única selva tropical húmeda del norte de América, y el territorio que más trabajadores migrantes o maquiladores aporta para el desarrollo de la economía del gran coloso— se complementan con planes que se implantan para el combate al narcotráfico, pero que tienen muchas otras derivaciones y fuertes implicaciones de soberanía y jurisdicción.
El Plan México o Iniciativa Mérida, gemelo del Plan Colombia, se perfila como el soporte financiero a las actividades de readecuación de policías, militares y cuerpos híbridos mexicanos por parte de los instructores de operación e inteligencia norteamericanos, de su equipamiento, pero también de actuación directa de los cuerpos de seguridad estadounidenses en territorio mexicano. Adicionalmente, es necesario percibir que la Iniciativa Mérida abarca la zona de Centroamérica, de modo que perf ila una actividad de vigilancia y control integrada, con bancos de datos comunes y acciones supranacionales, contradelincuenciales y contrainsurgentes. Y, tomando en cuenta la manera como se han modificado las concepciones de terrorismo o de criminalidad en los códigos penales recientemente modificados en toda la región, se podría afirmar que lo que prevalece en iniciativas como la Mérida es el carácter contrainsurgente, aunque sigan apareciendo como iniciativas antinarcóticos.
Desde las autonomías, y desde todas las otras propuestas de emancipación de los pueblos, habrá que seguir disputando el territorio, sus modos de uso y, sobre todo, el ejercicio pleno de nuestra politicidad. Autonomía de pensamiento y autonomía de acción. Autonomía como libertad.

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