Por Raúl Escobedo, GMR
El pasado lunes 24 de enero de 2011, abre una línea de continuidad en los “extraños” homicidios ocurridos en Ciudad Juárez, “una cifra más” de la llamada “Guerra contra el narco”, que ya rebasa los 43 000 decesos. Murieron asesinados 7 jóvenes en Ciudad Juárez y dos resultaron heridas durante un partido de fútbol, donde como siempre irrumpió un grupo de hombres armados hasta los dientes.
Ciudad Juárez es la tercera ciudad más poblada de México, donde su base productiva está basada en la industria maquiladora, automotriz, y electrónica. El Estado y los medios de comunicación sólo reconocen 400 asesinatos, y 1000 desapariciones contra mujeres en Ciudad Juárez. En los últimos dos años, el gobierno mexicano ha nombrado y declarado la guerra al narcotráfico. Calderón dice que sólo el 10% de los muertos son civiles, mientras que el anterior Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont declaraba a todas luces en Noticieros Televisa que el 90% por ciento eran civiles, apuntando y machacando que “era el costo que tenían que pagar”. En estos dos años, los asesinatos contra jóvenes inocentes se ha ido incrementando de manera brutal y coincide con la inauguración del slogan calderonista “duro contra el narco”.
Resulta irónico y realmente da risa ver como el presidente dice una cosa y el Secretario de Gobernación dice otra. Vergonzoso resulta ver como Calderón tacha de criminales a los jóvenes asesinados, mientras que sus padres, amigos (¡E incluso en el Discovery Channel!, un canal de televisión estadounidense) aseguran que son estudiantes ejemplares. Los jefes policiacos dicen, “tenían antecedentes penales”, Calderón tiene que reconocer que los jóvenes no eran delincuentes al ser imputado por sus madres adoloridas. Mientras tanto, los espots de televisión del gobierno federal con sus leyendas de caricatura “unidos somos más”, “duro contra la delincuencia” y “estamos trabajando” se repiten histéricamente una y otra vez, mientras tanto, miles y miles de jóvenes en Juárez y en todo el país siguen muriendo a manos del ejército y el narco.
Televisa y Televisión Azteca repiten una y otra vez cada vez con más histeria las notas rojas de las que todos estamos hartos de escuchar, que duelen de verdad, pero la sangre se sigue derramando.
En la mayoría de los casos, son ataques contra gente pobre, no contra el chapo, usted y yo sabemos que la mayor parte de los muertos son gente como nosotros, gente decente, no narcotraficantes. Lo cierto es que el narcotráfico, el gobierno y el ejército están unidos contra los pobres para robarnos nuestras vidas, nuestra libertad, que nos secuestran hasta para vender nuestros órganos en hospitales gringos, la guerra contra el narco es la guerra contra los pobres, es la guerra del dinero contra la gente, del capital contra el trabajador.
Un binomio se escribe en los anales de la historia de México, este binomio de coordinación entre gobierno y narcotráfico se llama narcoterrorismo. De una parte el narco saqueando casas, robando, matando, secuestrando a gente inocente, de la otra el gobierno como espectador, si no lo creen pregúntenselo a sus familiares que viven en el norte. Los jefes policiacos asesinados, son sólo la carne de cañón reclutada de entre los batidores del proletariado y el campesinado mexicano para pelear una guerra contra el mismo pueblo.
La gente común y corriente comienza a decir ¡ya basta de homicidios!, ¡queremos vivir en paz!, esta es la voz que se extenderá por todo México (por ejemplo en Chiapas y Oaxaca donde se organizó una caravana para proteger a migrantes en fechas recientes). La respuesta no está allá arriba, donde el gobierno y el narco se ponen de acuerdo para desarmar al pueblo, la respuesta está desde aquí abajo, entre las maquiladoras, entre las minas, entre el campo, en las fábricas.
Una sola voz, una sola lucha:
¡Basta de asesinatos contra los que menos tenemos!
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