jueves, 6 de mayo de 2010

¿¿Porqué se empantana la lucha del SME??



Artículo publicado en el número 12 de Acción Revolucionaria, prensa impresa del Grupo de Acción Revolucionaria (GAR)


Benjamín Argumento. **

En los pasados meses el movimiento en defensa del Sindicato Mexicano de Electricistas ha decaído, y las fuerzas que en un primer momento abarrotaron el auditorio del SME han ido desapareciendo una por una. Si los pasados Paros Cívicos habían paralizado universidades y cerrado carreteras, la cacareada Huelga Política Nacional, que era según esto la principal acción del SME de cara a el fin del contrato colectivo, fue un poco menos que nada. Si bien no podemos dejar de lado la valiente y decidida participación de los electricistas y de algunos de sus aliados (donde destaca el siempre firme movimiento estudiantil organizado en la Asamblea Nacional Estudiantil) la “Huelga Política Nacional” ni fue huelga, ni fue una acción política, ni mucho menos fue nacional. Con ella, sin pena ni gloria, los electricistas vieron perdida la primera de sus conquistas, el contrato colectivo de trabajo. De una forma que sólo podemos calificar de torpe, la dirección del SME se ha dedicado a combatir el decreto de extinción de Luz y Fuerza, dejando de lado la defensa del contrato colectivo. Por supuesto que el decreto de Calderón es un decreto autoritario, ilegal y al que había que oponerse; pero, a la vez, el decreto calderonista tenía dos objetivos políticos muy claros: por un lado acabar con el SME, por otro, avanzar en la privatización de la industria eléctrica. Y para hacer una verdadera ofensiva era en esta arena donde teníamos que haber luchado el SME y sus aliados.

¿Huelga?

México tiene entre sus grandes tesoros una nota roja y negra en su historia, nota con la cual se afinaría todo el movimiento obrero: el Partido Liberal Mexicano de los Flores Magón y el anarquismo libertario que enarbolaban. Estos viejos revolucionarios, los que promovieron las huelgas de Cananea y Río Blanco, y los que encabezaron las primeras insurrecciones contra Porfirio Díaz (muchos años antes que Madero) dejaron una gran herencia en el movimiento obrero. La que conocemos como “bandera de huelga”, el lábaro rojinegro, es en realidad la bandera de los magonistas, pioneros en la lucha de clases. Así mismo, la ocupación de las fábricas durante una huelga, es una gran herencia de lucha que nos dejaron. Desde que los magonistas dieron el ejemplo, las huelgas en nuestro país no se limitan a que los obreros dejen de ir a las fábricas, no, la huelga en México es que los obreros tomen las fábricas, las ocupen y mantengan en sus manos los medios de producción, haciendo patente con esto el poder de la clase obrera, el poder de parar la producción. Con esto se hacen patentes las contradicciones de clase, se hace visible la división entre los que producen la riqueza con la fuerza de sus brazos y los que se la apropian con la posesión de las fábricas. “Toda huelga” decía Carlos Marx, “encierra la cabeza de hidra de la revolución”.

Toda huelga, podríamos decir, menos la que “estalló” el Sindicato Mexicano de Electricistas el pasado 16 de Marzo. No, los electricistas, presos de una delicadeza de abuelitas, se negaron a entrar a las estaciones y subestaciones, se negaron a tomar los almacenes (algunos vigilados por uno o dos policías) y se sentaron a acampar en la banqueta. Eso NO era una huelga, a lo mucho un plantón. Pero si la acción fue tibia y discreta, fue mucho peor la cuestión jurídica. La dirección del sindicato se negó a entablar una batalla seria en defensa del contrato colectivo de trabajo, limitando su acción jurídica a los argumentos en contra de la desaparición de la Compañía de Luz y Fuerza, dejando que el contrato colectivo que se ganó con la huelga de 1936 (con ocupación de las instalaciones y cese en el servicio de luz) se perdiera para siempre.

Y lo peor es que, a los dos días, la dirección del SME levantó la “Huelga Política Nacional” que había estallado con tanto bombo y platillo. ¿Qué ganó? ¿Qué logró además del desgaste? Esa no era la huelga que necesitaba el SME para triunfar en su lucha. Y si la dirección del Sindicato se tardó seis meses en estallar una huelga que levantó en 3 días. ¿Qué queda?

¿Política?

Si entendemos, de una forma miope, que la “política” es lo que hacen nuestros actuales “políticos” (diputados, senadores, presidentes, etc) es decir, si entendemos por “política” mentir, engañar, tranzar y corromperse, esta definitivamente fue una huelga “política”. Pero eso no es el significado de la palabra política. No, política es aquello que compete a todos los ciudadanos, política es la cosa de todos, la cosa pública. “La lucha de clases”, decía el padre del comunismo, “es una lucha política”. ¿Qué quiere decir esto? Que la lucha de clases es, en últimos términos, la lucha por el poder político, la lucha por ver quién dirige “la cosa de todos”. El Secretario General del SME repite como loro que la lucha del SME es una “lucha de clases”, pero, como los loros, no tiene idea de lo que repite. El primer error... La primera traición del Sindicato Mexicano de Electricistas fue precisamente no entender su lucha como una lucha de clases sino como la lucha contra un decreto, contra una ley. Esto es no ver que quienes están detrás de ese decreto son una clase, una clase con intereses propios y clara conciencia de los mismos, la burguesía, la clase poseedora. En ese sentido, uno de los intereses de esta clase es destruir los derechos que la otra clase, la de los desposeídos, la clase obrera, ha construido a través de años de lucha. En ese sentido el destruir al SME era destruir los derechos que ante la ley había ganado y arrancar esa posibilidad a todos los demás sindicatos, al resto de la clase trabajadora.

Entender esto es entender la lucha de clases, y la consecuencia lógica era que el SME no debía de enfrentar esta lucha sólo y (como en la huelga de 1936) tenía que aliarse con sus hermanos de clase para enfrentarse a los dueños del dinero. La dirección del SME no sólo no entendió nada de esto, sino que permitió que una muchedumbre de dirigentes corruptos se pasearan por el podium del auditorio del SME, para luego no convocarlos a nada, no presionarlos a hacer nada. Así pudimos ver al charro del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana hablando de “huelga nacional”, a los dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la UNAM hablar de solidaridad, vamos, hasta la priísta CNC, la central campesina más desacreditada, que no se opuso al TLC, al finiquito agrario o a la desaparición del ejido, pudo pararse a mentir en el podium. Lo peor del caso, es que estos corruptos (que entre sus secretarios generales o dirigentes contamos no pocos diputados federales) compartieron codo a codo el espacio con la sincera solidaridad de los ejidatarios de Atenco, los sindicalistas huleros de El Salto o los estudiantes organizados.
Pero la dirección del SME, que sabía que no contaba con ningún apoyo real de estos corruptazos (que a fin de cuentas comen, desayunan y cenan en los palaciegos salones de banquetes de la Cámara de Diputados) y llamó a estallar la huelga varios meses después de los discursos de estos señores, que no pararon nada. Ni una llamada fue interrumpida por los telefonistas el pasado 16 de marzo, ni siquiera las de Javier Lozano. Esto es política, y esto es lucha de clases, pero a favor de la burguesía, no de los trabajadores.

¿Nacional?

Existe un descontento nacional, existe miedo, exasperación lucha en las calles. Y el gran enemigo en esa lucha es Felipe Calderón. Cuando los mineros de Cananea estallan la huelga, su enemigo es Felipe Calderón. Cuando los jóvenes de Ciudad Juárez protestan por la violencia cotidiana, su enemigo es Felipe Calderón. Cuando los zapatistas protestan por el hostigamiento militar, o los estudiantes del Estado de México por el cierre de una escuela, su enemigo es Felipe Calderón. Y sin embargo ni el SME ni ningún otro movimiento ha logrado crear una lucha unificada, a nivel nacional, en contra del encargado de administrar el país. Nos desgastamos en luchas separadas, pudiendo dar un sólo golpe que derrote a nuestro enemigo. La Huelga Nacional es ese golpe, pero no fue lo que sucedió el pasado 16 de Marzo. La dirección del SME, que recibió la solidaridad de los trabajadores de todo el país, no dio ni un paso en este sentido. Es por eso que decimos, con conocimiento de lo que decimos, sin que nos tiemble la voz: Martín Es Farsa.

La dirigencia del SME tiene la vista puesta en la derrota. Lucha, si es que a eso se le puede llamar luchar, por conseguir liquidaciones y aguinaldos, es decir, menos de lo que ofrecía el gobierno federal. Se niega a entablar una lucha seria, y en parte es por eso que se hacen los ciegos ante la huelga de Cananea, temen que los obreros de base aprendan como luchar de los mineros. Es por eso que se niegan a ver a los esmeítas de Turbogas lecherías, que desde el primer día de la lucha levantaron barricadas, impidiendo el acceso a las instalaciones. Es por eso que se niega a dar la palabra a los estudiantes en las Asambleas. Martín se niega a encabezar una lucha clara por la defensa de su sindicato porque Es Farsa.

El camino que tiene que seguir el SME es el que antes que ellos recorrieron los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Oaxaca hace ya cuatro años. Es el de la lucha callejera, el de la barricada, el de la huelga y el combate contra la policía. Y no decimos esto porque gustemos de la violencia o de la confrontación. Decimos esto porque el gobierno federal es quien busca la confrontación. Fue el gobierno federal el que violó a las mujeres de San Salvador Atenco, culpables sólo del delito de defender, con sus familias, la tierra que heredaron de sus padres. Fue el gobierno quien reprimió con gases y helicópteros a los maestros del Movimiento Magisterial de Bases de Morelos, haciendo cateos ilegales y golpeando indiscriminadamente. Y fue también el gobierno de Calderón el que, de manera ilegal, dejó sin trabajo a más de 40,000 trabajadores electricistas cuando su deber era, como patrón sustituto (a través de la CFE), mantener el empleo y el contrato de esos trabajadores. No somos nosotros los que clamamos violencia.

Martín Es Farsa, en un acto patético y denigrante para la clase trabajadora, convocó a marchar vestidos de blanco a los esmeítas. Esta marcha, “por la Paz y el empleo”, recordaba las marchas de la derecha mexicana que claman por más policías en las calles. En un acto desnutrido, en el Hemiciclo a Juárez, Martín Es Farsa repitió por lo menos tres veces la frase de Benito Juárez “el respeto al derecho ajeno es la paz”. Desde estas letras le preguntamos al Secretario General del SME: ¿Si no hay respeto al derecho, si no hay respeto a la legalidad, si el gobierno es el primer criminal, como va a haber paz?

Una nueva huelga hacia
la derrota.

Haciendo caso omiso de las luchas recientes de la clase obrera, y sobre todo de los fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Martín Es Farsa ha llamado a una “Huelga de Hambre Masiva” para hacer presión a la Suprema Corte y que esta declare inconstitucional el decreto de extinción de Luz y Fuerza. De nueva cuenta, Martín enfila sus baterías contra el decreto, y no por salvar el contrato colectivo de los trabajadores electricistas. Peor aún, escoge una medida que va a costar muy cara a los electricistas en desgaste e incluso en su salud física, una acción desesperada que no va a tener ningún efecto en los caras duras de los magistrados y que ha tenido un impacto mediático nulo.

La Suprema Corte ha fallado invariablemente hacia el poder, declaró inocente a Enrique Peña Nieto de las violaciones sexuales a las mujeres de Atenco, no atrajo el caso de los bebés muertos de la guardería ABC y recientemente acaba de declarar inexistente la heroica huelga que los mineros de Cananea sostienen desde hace un año. Esa corte de injusticia no va a fallar en contra del decreto calderonista ni aún si los huelguistas de hambre del SME ponen en riesgo su vida. Es más, no debería de sorprendernos que la Policía Federal “le salve la vida a los huelguistas de hambre” reprimiéndolos y levantando su plantón. Además, las mujeres del SME sostuvieron con valor y entrega una huelga de hambre que la propia dirección del SME mandó levantar, para hacerla ahora “masiva”.

Una lucha desde abajo.

Ya hemos planteado nuestra propuesta para la lucha del SME en varias ocasiones, la repetimos. Ocupación de las instalaciones (aunque sea parcial); creación de comités de trabajadores y usuarios para evitar cortes de luz; pasar la dirección de las manos de la burocracia a las asambleas de base, donde todos los trabajadores discutan en igualdad el camino a seguir; agitación en fábricas, colonias y sindicatos para construir una verdadera Huelga Nacional; creación de un frente de lucha a nivel nacional.

Pero, nuestra principal propuesta es llamar a los trabajadores del SME a ver la huelga de 1936, y que estén a la altura de los electricistas que ganaron el contrato que a ellos protegía.

¡¡Luchar, Vencer!!

¡¡Por asambleas de base!!

¡¡Todos a construir una verdadera Huelga Nacional!!

¡¡¡Todos en Defensa del SME!!!



1 comentario:

  1. El pantano se encuentra en su cerebro. No tienen ni la más mínima idea de lo que es una lucha proletaria y, mucho menos, del contexto en el que se desenvuelve. ¡No confundan sus delirios con la realidad!

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