Apuntes sobre el “Estado obrero degenerado” y el “capitalismo de Estado”: El carácter de clase de la URSS, Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte, los regímenes estalinistas y la teoría marxista del Estado.
¿Capitalismo de Estado o estado obrero degenerado?
Durante el taller de “Marxismo y libertad” hecho en Ciudad Universitaria de la UNAM y el campamento del Municipio Autónomo de San Juan Copala en el D.F., se dejó pendiente, entre otros debates, sobre el carácter de clase de la Unión Soviética. Lo que lleva a algunos compañeros a calificar a China y Cuba como capitalismo de Estado.
C.L.R. James, Grace Lee Boggs, Raya Dunayevskaya: La tendencia del capitalismo de estado (Johnson – Forest) dentro del movimiento trotskista entre 1941 – 1951. De 1951 a 1955 la tendencia existió como los comités de Correspondence. En 1955, después de la separación con James, Dunayevskaya fundó los comités News and Letters, los cuales dirigió desde 1955 hasta 1987.*Argumentaré brevemente al respecto y dejo algunos textos hechos ya hace varias décadas en el siglo pasado por lo que recomiendo su lectura que la verdad es muy tediosa, pero no menos importante, pues de ello se derivan las labores prácticas del Sector Nacional de Trabajadores de la Otra Campaña, así como su posición política respecto de los regímenes norcoreano, chino, cubano, vietnamita, y hasta el venezolano, cada revolución con diferentes características aunque, el común denominador de todas ellas es que se reivindican como socialistas.
Es casi un consenso entre los cuadros más avanzados del sector, que lo que conocimos en Rusia no era socialismo, la pregunta y debate fundamental está en clarificar colectivamente: ¿qué era?
Quizás muchos ya se hayan ido con la finta del capitalismo de Estado, pero pido una definición mucho más minuciosa, una revisión total de las estadísticas económicas, un análisis científico sobre dichas formaciones estatales. La relación que guarden nuestras concepciones al respecto, repercuten también en las conclusiones prácticas de nuestro Programa Nacional de Lucha, de acción revolucionaria.
Daré una breve explicación de algunas concepciones y algunos textos que he leído y escrito en años anteriores, así como una bibliografía más completa de documentos hechos el siglo pasado por León Trotsky y algunos de sus seguidores. Ha sido labor del sector leer la versión de Raya Dunayevskaya en su libro “Marxismo y libertad”, quinta parte: El problema de nuestra época, el capitalismo de Estado contra la libertad.
Someto este texto a revisión y consideración de los compañeros del Sector de Trabajadores y cualquier persona interesada en este caminar teórico como parte de esta labor para nuestra liberación como clase, así como de la defensa o no de los seres humanos que se encuentran inmersos en estos regímenes.
En León Trotsky, la URSS, conserva elementos de estado obrero, tales como la educación pública gratuita, la electrificación bajo un régimen socialista, el derecho a la seguridad social universal, los contratos colectivos de trabajo, los derechos humanos en lo general, para las mujeres y los hombres se estipulaba el derecho al divorcio (antes inexistente en el régimen zarista), mientras que antes de la revolución sólo existían 150 mujeres con doctorado en toda Rusia, 20 años después de la revolución de 1917 existían ya cerca de 10 000 mujeres con doctorado. Estas eran las tareas de la revolución socialista encaminadas a la conquista total de la propiedad social de los medios de producción y de la hegemonía del poder político de las clases trabajadoras sobre las opresoras hasta su desaparición, en esto consistía la revolución, en el aplastamiento de las clases poseedoras.
Antes de morir, en sus últimas intervenciones en los congresos de la Internacional Comunista, Lenin combatía a Bujarin cuando este afirmaba que la URSS era un estado obrero, Lenin añadía: un estado obrero con deformaciones burocráticas, la vieja burocracia del zarismo que regresaba a los puestos públicos durante la revolución junto a los cuadros técnicos para la reconstrucción del país tras 1 año de revolución y cuatro años de guerra defensiva contra los ejércitos imperialistas, los remanentes de la burguesía rusa representados por los mencheviques, los eseristas de izquierda, los socialistas revolucionarios, que aliados a grupos anarquistas de Ernest Makhno se sublevaban en armas contra el partido bolchevique, los partidos de la burguesía lo veían como objetivo principal para restablecer la propiedad privada de la burguesía sobre los medios de producción, los anarquistas luchaban contra lo que ellos consideraban un cáncer burocrático (el partido bolchevique) y por principio, contra cualquier forma de gobierno, ¡aunque el gobierno y máxima autoridad eran los sóviets de obreros y campesinos!. Los imperialistas (ejércitos enviados por la burguesía alemana, francesa, e inglesa) también combatían a la URSS, a la clase obrera, al campesinado pobre y al partido bolchevique por considerarlos un peligro de incendio en sus propios países, para apagar la llama de la revolución, en este triste intento fueron partícipes algunos anarquistas considerando como enemigo supremo no al imperialismo ni a la burguesía, sino al bolchevismo, cuando era este el único partido que se insurrecciono contra el gobierno provisional de la burguesía representado por Alejandro Kerenski, cuando el partido bolchevique inició, dirigió la insurrección victoriosa de este régimen de socialistas revolucionarios y mencheviques que prometían tierras y socialización de las fábricas, fin a la guerra entre hermanos obreros por intereses imperialistas y habían incumplido con sus promesas, los bolcheviques una vez derribado este régimen democrático-burgués, continuaron la insurrección en el campo con la socialización de las tierras, en las ciudades, con la socialización de las fábricas, de los medios de producción, transfiriendo todo el poder a los soviets de obreros y campesinos, no a una camarilla gobernante.
Para los que hayan leído el libro de Lenin “El estado y la revolución” debería quedar claro el carácter transitorio del estado obrero tendiente a desaparecer en ese momento, este era considerado como un aparato de represión contra los opresores, no contra los oprimidos. Es por ello que Lenin en los últimos congresos y en su Testamento político, llama a combatir firmemente a la burocracia.
*Véase Raya Dunayevskaya, el poder de la negatividad, pág. 16
I. ¿Cómo planteaba Lenin el carácter de clase del estado revolucionario y su relación con el capitalismo de estado?
Un debate aleccionador se daba en mayo de 1918, cuando los “comunistas de izquierda” alemanes en el primer número de la revista Kommunist fechado 20 de abril de 1918, abrían tres frentes de lucha política con los bolcheviques.
1. Sobre la firma de los acuerdos de paz (Brest-Litovsk) con los ejércitos imperialistas (mismos que los imperialistas no respetaron, pero lo que intentaban los bolcheviques era ganar tiempo para que las masas se repusieran de la revolución, el estado tuviera tiempo de resolver el problema del hambre, el desabastecimiento, los campesinos pudieran sembrar nuevamente para ayudar a resolverlo; la falta de armas, se pretendía ganar tiempo, aunque fuera solo unos meses para reponer sus fuerzas, hacerse de una industria de guerra, después de reponerse del hambre, se podía pensar en la construcción de un Ejército Rojo, este era el principal problema del momento para que no muriera la revolución de hambre antes que morir masacrada por los capitalistas. Lenin también ganaba tiempo para que la revolución alemana o del proletariado en los países imperialistas pudiese estallar y acudir en auxilio del proletariado del campo, la ciudad y el mar de Rusia, para que este impidiera mediante la revolución en sus propios países que sus respectivos gobiernos atacaran a Rusia, o al menos gestaran un movimiento contra la guerra hacia la revolución rusa. No andaban tan errados los comunistas de izquierda cuando preconizaban que la revolución en Alemania se gestaría ese año entre la primavera y verano, de hecho la revolución estalló hasta noviembre de 1918, pero ello no le quita validez a lo señalado anteriormente, a la táctica defendida por Lenin.
- “El aprovechamiento armónico de los medios de producción que han quedado, es concebible sólo con la socialización más decidida…” “no capitular ante la burguesía y los intelectuales pequeñoburgueses secuaces suyos, sino rematar a la burguesía y acabar con el sabotaje”
En este punto, la revolución aparece como un decreto, puesto que para que socializar, hay que confiscar primero, expropiar o reapropiarse de los medios de producción. Se utilizaba el mecanismo de la nacionalización sobre el entendido que el Estado, era el poder de la clase organizada como tal. Claro, en el contexto mexicano actual debemos hablar primero de la reapropiación, pero para poder llevarla a cabo y evitar que la burguesía recupere sus fuerzas en el marco nacional, es fundamental la organización de toda la clase como tal para derribar a la burguesía, la construcción y desarrollo del poder obrero sería la organización como clase para derribar a la burguesía, reapropiarse de los medios de producción, confiscarles sus bienes mal habidos, para poder socializar por ejemplo el petróleo (del cual se debería aprovechar al 100% para el presupuesto público), la electricidad, etc. Una vez reapropiados los medios de producción, podemos hablar de la distribución de la riqueza mediante mecanismos precisamente de distribución sin trabas burocráticas, para ello será imprescindible demoler la maquinaria parlamentaria burguesa y todo el estado burgués tradicional y corrupto para reinventar las formas de poder que nos permitan distribuir esas riquezas y proyectar el avance de la revolución fuera de los marcos nacionales y por su puesto, abolir las clases sociales en nuestro país, eso no quiere decir que la revolución socialista sea posible en un solo país, sino que en las condiciones concretas, y dadas las condiciones de la distribución mundial de los recursos naturales como el petróleo, el gas, el hierro, el acero, etc., etc., sabemos que algunos países son más ricos en ciertos recursos naturales que otros, que cada país tiene su fuerte para comerciar con el exterior. Bajo una economía revolucionaria es indispensable la extensión de la revolución socialista en todo el mundo, pues como ha fundamentado Trotsky en su libro “La revolución traicionada”: la revolución socialista es democrática e internacional, o no es nada. La democracia es indispensable para el socialismo, es el oxígeno que mantiene vivo su cerebro colectivo. En esto radica la necesidad de construir o al menos esbozar un Programa Internacional de Lucha recogiendo las demandas inmediatas, transitorias, de corto y mediano plazo de los trabajadores de otros países, ya en la III Asamblea Nacional Anticapitalista y en la III Asamblea Nacional Obrera varios compañeros han planteado esta necesidad, incluso me parece genial la idea de un compañero sobre internacionalizar la militancia del Sector de Trabajadores Adherentes a la VI Declaración de la Selva Lacandona.
3. La evolución al capitalismo de Estado por lo que ellos llaman la “desviación bolchevique de derecha”. En el artículo de Lenin que estoy reproduciendo*, el autor explica que si Rusia no fuese un país semifeudal, con un proletariado numéricamente pequeño (iba del 5 al 7% de la población económicamente activa) y un campesinado aplastantemente mayoritario marginados de una visión global del mundo en que vivimos, privados del acceso a salud, educación, cultura general (otras culturas, no solamente la autóctona), económicamente degradados y condenados, y como veníamos explicando, cansado tras haber pasado por una guerra mundial y dos revoluciones, hambriento, con una producción por los suelos, con una base industrial muy pequeña, con una casi inexistente industria de guerra, el primer requisito para resistir cualquier embestida imperialista de ejércitos invasores era tener capacidad de respuesta, recordemos que cuando de adeveras estalló la guerra o mejor dicho, invasión imperialista, con todos los factores en contra el Ejército Rojo (dirigido por León Trotsky quién se movía con este en los ferrocarriles soviéticos por todo el país estando presente en los combates) aguanto los golpes y logró derrotar a 21 ejércitos con la fuerza de 4 millones de soldados soviéticos que comprendían por que causas iban a la guerra, que mostraron heroísmo y un coraje inimaginable, abnegación, todas las cualidades de un proletariado, de trabajadores del campo y la ciudad revolucionarios. Cito para ilustrar un poco, las proféticas palabras de León Trotsky durante las conferencias pronunciadas en la sociedad de ciencias militares de Moscú en julio de 1924, publicadas ahora bajo el nombre de “problemas de la guerra civil” (www.grupgerminal.org):
Cualquier tentativa de centralizar y jerarquizar estos destacamentos llevaría de manera ineluctable a la burocratización, que en época de guerra es doble de temible que en época normal: primero, porque haría creer con engaño a los jefes de destacamentos que era forzoso que los mandara alguien, cuando, por el contrario, conviene inculcarles la seguridad de que disponen de la más amplia libertad de acción y de la mayor iniciativa; segundo, porque la burocratización, ligada al sistema jerárquico, quitaría a los destacamentos sus elementos mejores, en gracia a las necesidades de todas clases de los estados mayores. Desde el primer momento insurreccional, quedarían éstos suspensos entre cielo y tierra, mientras los destacamentos, aguardando órdenes superiores, estarían condenados a la inactividad y a pérdidas de tiempo que harían seguro el fracaso de la insurrección. Tales son las razones por las cuales debe condenarse como un prejuicio antirrealista el desdén de los militares profesionales hacia las organizaciones “caóticas” de partidarios.
Si tomamos el de Alemania como caso de estudio, podemos, por ejemplo, comenzar examinando con provecho los acontecimientos de marzo de 1921. Luego viene el largo período de reagrupación de fuerzas bajo las consignas del frente único. Es evidente que ningún reglamento de guerra civil corresponde a este período. A parir de enero de 1923 y de la ocupación del Ruhr, aparece otra vez una situación revolucionaria que se agrava bruscamente en junio del mismo año, cuando se derrumba la política de resistencia pasiva practicada por la burguesía alemana y cruje por todas partes el aparato estatal burgués. Este nuevo período es el que debemos estudiar de modo minucioso, pues por un lado nos da un ejemplo clásico de la manera como se desarrolla y madura una situación revolucionaria y, por otro lado, un ejemplo no menos clásico de una revolución abortada.
En 1923 tuvo Alemania su guerra civil; pero no sobrevino la insurrección que debía coronarla y resolverla. El resultado fue una situación revolucionaria verdaderamente excepcional, irremediablemente comprometida, y una burguesía quebrantada, consolidada de nuevo en el poder. ¿Por qué? Porque en el momento propicio no se continuó la política por los medios insurreccionales qué imponía la lógica. Es innegable que ofrece una estabilidad muy dudosa la reafirmación del régimen burgués que siguió en Alemania al aborto de la revolución proletaria.
Tranquilicémonos, porque todavía tendremos allí, a plazo más o menos largo, una nueva situación revolucionaria. Pero claro está que el mes de agosto de 1924 fue muy diferente del mes de agosto de 1923. Y si cerráramos los ojos ante la experiencia que se deduce de estos acontecimientos, si no la aprovecháramos para instruirnos, si pasáramos con pasividad por alto faltas como las que se cometieron, podríamos contar con ver repetirse la catástrofe alemana de 1923, y sería inmenso para el movimiento obrero el peligro que de ello emanaría.
…Pero estamos lo bastante imbuidos de realismo revolucionario para darnos cuenta con claridad de que aún procurarán nuestros enemigos tocarnos con sus armas. Y aunque nos sentimos lejos de la idea de forzar con medidas militares artificiales el desarrollo de la revolución, abrigamos, en cambio, la certeza de que a la guerra de los estados capitalistas contra la Unión Soviética seguirán violentas conmociones sociales, primicias de la guerra civil, en los países de nuestros enemigos.
Debemos saber combinar la guerra defensiva que se impondrá a nuestro Ejército Rojo con la guerra civil en el campo enemigo. A tal fin debe convertirse el reglamento de la guerra civil en uno de los elementos imprescindibles de un tipo superior al manual militar revolucionario.
"Hitler: Si yo pensara realmente que nosotros quedaríamos victoriosos, tendría también el temor de que al final de la guerra hubiera un solo vencedor real: El señor Trotsky."**
Incluso durante la época de Stalin, a pesar de su “dirección” cobarde y reaccionaria, el proletariado soviético logró aplastar a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, mentira que fueron los Estados Unidos quienes vinieron a salvar el mundo, fue la clase obrera y sus generales revolucionarios que desobedecieron al jefe Stalin y se lanzaron al territorio alemán para acabar con Hitler, lo hicieron y Stalin ordeno el fusilamiento de estos héroes bajo la estúpida calumnia de que se habían convertido en un proletariado fascista durante la guerra contra los nazis, así de increíble es la historia, pero hasta ese grado llegaba el ¿padre? (por favor, era un inepto) “de todos los pueblos”, esto no era casualidad, pues Stalin había decidido aliarse a los nazis para invadir Polonia en años anteriores y los obreros rusos rompieron su corazón asesinando a aliado Hitler, tampoco era una mera coincidencia que Stalin repitiera políticas del partido nazi (nacional socialismo) y viceversa (socialismo en un solo país): campos de concentración, mentiras, fusilamientos, vanidad, megalomanía, homofobia, odio contra los pueblos originarios hoy llamados indígenas y exterminio de su población, misoginia, machismo, ignorancia y antisemitismo.
Para darnos un panorama más ilustrativo de los logros obtenidos mediante el arduo trabajo de los trabajadores soviéticos antes de la Segunda Guerra Mundial bajo la dirección de algunos planes quinquenales de desarrollo económico elaborados por los trotskistas, primero descalificados por los estalinistas y después implementados (porque no tenían cerebro y no sabían qué hacer) citaré un pasaje glorioso de “La revolución traicionada” de León Trotsky.
Los inmensos resultados obtenidos por la industria, el comienzo prometedor de un florecimiento de la agricultura, el crecimiento extraordinario de las viejas ciudades industriales, la creación de otras nuevas, el rápido aumento del número de obreros, la elevación del nivel cultural y de las necesidades, son los resultados indiscutibles de la Revolución de Octubre en la que los profetas del viejo mundo creyeron ver la tumba de la civilización. Ya no hay necesidad de discutir con los señores economistas burgueses: el socialismo ha demostrado su derecho a la victoria, no en las páginas de El Capital, sino en una arena económica que constituye la sexta parte de la superficie del globo; no en el lenguaje de la dialéctica, sino en el del hierro, el cemento y la electricidad.
Aun en el caso de que la URSS, por culpa de sus dirigentes, sucumbiera a los golpes del exterior —cosa que esperamos firmemente no ver— quedaría, como prenda del porvenir, el hecho indestructible de que la revolución proletaria fue lo único que permitió a un país atrasado obtener en menos de veinte años resultados sin precedentes en la historia. (Pág. 41, Sección I. Lo obtenido)
La transición económica de un país semifeudal y escasamente industrializado con rumbo a la revolución socialista mundial
En la época de transición de la economía semi-feudal a la economía socialista, Lenin planteaba que sería un avance el capitalismo como puente hacia la economía socialista, es decir, que el estado de trabajadores continuara confiscando, socializando, combatiendo el sabotaje de la pequeña burguesía que traficaba dinero dentro de la revolución, que hacían negocios sucios a expensas del hambre de la gente, ante ello, el capitalismo de estado soviético (políticamente obrero, económicamente hacia el capitalismo, quizá estos términos los usa Lenin como burla a los argumentos de los comunistas de izquierda alemanes) confiscaba el dinero usado para la especulación a la pequeña burguesía bajo la imposición autoritaria del estado obrero y campesino cuyo poder ejecutivo y máxima autoridad se basaba en la democracia directa de las asambleas de todo el país: los soviets.
En tono de burla y de explicación gráfica, Lenin sostenía que si Rusia se encontrara económicamente dentro del capitalismo de Estado al nivel de Alemania, entonces la revolución estaría salvada, porque la industria en lo general y la industria de guerra en lo particular, las fuerzas productivas estarían mucho más desarrolladas, tanto en el campo como en la ciudad, con ello se podría resolver el problema del hambre, de la vivienda, del trabajo, de la organización socialista de la sociedad, en pocas palabras, se tendría mucho más que socializar, ya no se socializaría solamente las miserias que dejó el régimen zarista, sino se socializaría la enorme riqueza detentada por los monopolistas en los cárteles (unión de varias ramas de la industria) y los trust. Esto daría mayores posibilidades de resistir cualquier ataque de ejércitos enemigos, se tendrían obreros capacitados en contabilidad para resolver con mayor facilidad el problema de la distribución, se tendría una producción científica sin igual, y de hecho esta se alcanzó a pesar del cáncer burocrático que arribo al poder con José Stalin y culminó con la caída de la URSS.
* Acerca del infantilismo de izquierda y del espíritu pequeñoburgués. Obras escogidas, Tomo 8, que se pueden conseguir en www.marxist.org)*. O también en la recopilación impresa V.I. Lenin, páginas escogidas, Editorial Tierra de Fuego, México D.F.; impreso en 1977.
** Informe del embajador francés Coloundre publicado en los Documentos Diplomáticos de Francia, Número 242, pág. 260. Citado en Los Gángsters de Stalin
Bibliografía:
Marxismo y libertad: De 1776 hasta nuestros días. Raya Dunayevskaya
El poder de la negatividad: Escritos sobre la dialéctica en Hegel y Marx. Raya Dunayevskaya.
Acerca del infantilismo de izquierda y el espíritu pequeñoburgués. V.I. Lenin:
Obras escogidas, Tomo 8, que se pueden conseguir en www.marxist.org)*. O también en la recopilación impresa V.I. Lenin, páginas escogidas, Editorial Tierra de Fuego, México D.F.; impreso en 1977.
La revolución traicionada. León Trotsky
Problemas de la guerra civil. León Trotsky
Los gángsters de Stalin: Trotsky Memorial Trust. León Trotsky
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